una sonrisa
en un campo de trabajo
lleva un alto
gasto de energía
así lo cuenta
Gao Er Tai
escritor y pintor y "des-
viacionista de derecha"
que en vez de contar
historias de zorros
apoyados a un árbol
con sus patas traseras
observando la tarde como chulos
o
historias de hombres
que viven hacia el Este
el pecho agujereado
o
de hombres
llamados "fatigados"
(yo diría "aterrados/extenuados")
hombres que
han perdido el arte
de penetrar en lo Obscuro
el arte
de producir con versos
sonidos de perla y jade
perdido el ritmo y la prosodia
acumulado el cansancio
al arte
de hacer brotar
textos como ríos
el arte
incluso
de responder a fáciles enigmas como
¿cuál es el ave
que durante tres años
no vuela ni
canta?
o de aquellos que
tienen una sola mano
y un solo pie, las
rodillas in-
vertidas
o fracturadas quién
sabe
o
contar
historias de lobos
fantasmas/duplicados de hombres
o Fantasmática de Lo-Sin-Nombre
agazapados o sentados
entre pilas de huesos mondos
esperando su siglo o su instante
para sus intenciones
Ocultas
o
de cómo Ding el Cocinero
que de uno o varios golpes certeros
desata la estructura corporal de la res
hay
intersticios y junturas
discretas insinuaciones
de naturaleza letal
que el cuchillo penetra
como el soplo vital
cuenta
Gao Er Tai
que en un amanecer común y corriente
(como para tomarse un café, creo yo)
el sol
apenas se levantó
luminoso un
sol muy rojo y muy oscuro y muy
redondo
pegado como un ojo
al extenso hilo del horizonte
y cuenta que
aparecieron en
aquella corteza terrestre
innumerables sombras azuladas
largas y sutiles
y una caterva
de seres vivos
—que arañaban ligeramente la yerma superficie de la tierra
y
que se movían lentamente
marcando gradientes/gradaciones de al
-tura
(o tal vez de locura, digo yo)
a primera
vista
parecían entes de astucia
aunque
sin embargo entre
uno y otro
paso se alejaban
cada vez más imprecisos
como se aleja
(supongo yo)
una imagen de otra si entrambas
apenas hay Penetración
como esos ríos
que de tanto no fluir se vuelven rojos
que de tanta obstrucción
solo lloran
sus aguas y sus piedras
lágrimas de sangre
que van a dar a la mar
pues
si no hay Penetración
y cunde la Obstrucción
si
las imágenes
carentes de viento y hueso
ávidas de inexistencia
o de pérfida insistencia
se aniquilan entre ellas
en su Baile Infernal
—cunde
la Obstrucción
cuenta
Gao Er Tai
escritor y pintor y "des-
viacionista de derecha"
que
se alejaban
aquellas
figuras
(si es que eran figuras)
hasta fundirse
con el sustrato del indiferenciado
Caos Primitivo
y
sin saber por qué
se sintió de pronto lleno de estupor
pues pensó que
alguien recién
llegado
que no supiera nada de aquella
situación
se quedaría un buen rato
de pie ante aquel paisaje
inmóvil y boqui
-abierto
(como a Mandelstam
se le pusieron
los pelos de punta
cuando vio en la nieve
del Gulag deslizarse
una araña muy negra)
y cuenta G. E. T.
que ningún arqueólogo
o estudioso de lo humano en el futuro
encontraría explicación
para aquellas fosilizadas
y singulares expresiones
de innumerables rostros soterrados
tal vez el Rito Secreto de una Secta
o un Inhumanable,
irrepresentable
factor
que en los momentos postreros
de su irrepresentable existencia
se comportó de manera bastante irracional
o una raza exterminada
en aquellas bárbaras
Tierras Fronterizas
o
según G. E. T.
llegarían a la Conclusión
que era un caso
de simples y extra-
vagantes
Metáforas Culturales
ajenas a interpretación
—aunque
mirándolo bien
no cabe ningún reproche porque:
¿cómo interpretar
un signo misterioso
sin saber siquiera
la historia de su formación?
A partir del relato autobiográfico de Gao Er Tai.
Rolando Sánchez Mejías nació en Holguín en 1959. Fundador del proyecto Diáspora(s), codirigió entre 1997 y 2002 la revista homónima. Además de su obra narrativa, ha publicado los libros de poemas Cálculo de lindes (2010) y Cuaderno blanco (2006), ambos recogidos junto a otros libros en Mecánica celeste. Cálculo de lindes 1986-2015 (Bokeh, Leiden, 2016).