las mejores cosas son las que no tienen nombre
y está en algún lugar a la espera de unos labios.
las más dulces, las más tiernas, las más hermosas,
son a veces las más terribles de todas las cosas
hasta que tú las descubres y te las llevas a la boca.
pueden estar a tu lado y parecer que no te necesitan
como al hombre el sombrero antes de salir por la lluvia.
esas cosas a veces están en el futuro sin saber dónde,
pero puedes haberlas tenido en la palma de la mano
como una gota de agua que no supo saciar tu sed.
cosas pequeñas, personas invisibles, sabores por definir
que nunca serán descubiertos por otro que no seas tú
y morirán si no eres tú quien las bautizas nombrándolas.
las mejores cosas son esas que tienes que nombrar
porque nadie más que tú puede salvarlas del olvido.
vive atento a esas cosas que jamás te hablarán de ellas
porque esperan que abras tu corazón y les des un nombre.
son las más dulces, las más tiernas, las más hermosas,
a veces también son las más terribles de todas las cosas
y estarán en algún lugar para ti, únicamente para ti.
León de la Hoz nació en Santiago de Cuba, en 1957. Sus últimos libros de poemas publicados son Preguntas a Dios (Madrid, 1994), Cuerpo divinamente humano (ilustrado por Roberto Fabelo, Madrid, 1999), Vidas de Gulliver (Betania, Madrid, 2012 y 2016) y La mano del hijo pródigo (Betania, Madrid, 2019), al cual pertenece este poema.