Para K. M. H.
¿Cómo Katherine Hedeen convirtió al poema
en una grúa bilingüe?
¿Cómo sé que una grúa es una grúa
y no un poema con forma de instrumento
de construcción?
De hecho, siempre he creído que un poema
es precisamente eso: un instrumento.
¿Cómo sé que un poema no es una grúa
hasta que llega el día de convertirse en algo?
¿Qué tiene que ver el adjetivo bilingüe?
¿Y Katherine Hedeen, estará contenta
de que la use para expresar mi asombro
en mi idioma?
A nadie le gusta que lo usen
para expresar nada en ningún idioma,
menos en un idioma foráneo.
Pero va y Katherine Hedeen es una excepción,
o por lo menos en este caso va y transa
con mis asombros.
¿Cómo sé que un poema es un asombro
fuera de funcionamiento?
¿Significa que el poema tiene una misión
y que esa misión queda trunca?
Un hombre me ha preguntado
cuánto le pagué a Katherine Hedeen
por traducirme.
Primero pensé que se estaba burlando
y luego dejé de pensar y me puse a comer papas
salteadas con aceite de ajonjolí y orégano.
Al poco rato volvió el pensamiento:
vi a Katherine Hedeen en batecasa
metiéndose las manos en los bolsillos.
Tenía una moneda de oro en cada bolsillo
y me miraba agradecida por el lucro.
No es mucho, me disculpé,
pero al menos brillan y son doradas.
Fuentes de energía, aquello era un sinónimo
de la frase hecha que existe en español
para agradecer: no tengo cómo pagarte.
Katherine Hedeen mordió las monedas
al tiempo que sonreía:
son de verdad deliciosas, el aceite de ajonjolí
les da un toque único, un sabor lejano
que recuerda la tierra.
Legna Rodríguez Iglesias nació en Camagüey, en 1984. Entre sus últimos libros publicados, en distintos géneros, están Las analfabetas (Bokeh, Leiden, 2015), No sabe/no contesta (Ediciones La Palma, Madrid, 2015), Dame Spray (Hypermedia Ediciones, Madrid, 2016), Transtucé (Editorial Casa Vacía, College Station, 2017), Miami Century Fox (Premio Paz 2016, Akashic Books, Miami, 2017) y Mi novia preferida fue un bulldog francés (Alfaguara, Madrid, 2017).