a Raúl Zurita
¿se construye como memoria ?
lo que desborda el lenguaje
consigue mutar a la naturaleza,
extrañas son las influencias de la carne
en la tierra,
enigma que mezcla
el aroma del semen
con el del garbanzo ,
no dejes que huya la pregunta
permítele anclarse,
erosionar,
redonda como una bola de competir
capaz de reconocer su igual
en la caída.
Solo la imagen,
el verbo dentro del agujero,
la alerta de su presencia
podrá enfrentar
a ese raro monstruo
que describe el tedio.
El hombre sabe
que han esparcido veneno
en su centro,
la salamandra me sigue pareciendo
el reptil que indica lo divino,
transparentar
es la acción de la idea
contra su imaginario.
Tengo la mente
compuesta por dunas
donde el viento
provoca una arenisca,
versiones del reflujo
y la inercia,
no me lamento,
aprovecho la confusión
como destino,
me nutro de las diatribas
de lo que se fragmenta,
y también de lo que se fermenta,
aprendí a recolectar
eso que queda
y va cayendo
en la vasija.
.
Iba en busca de tus vertebras,
inclusive de aquellas
que fracturaron a porrazos,
peregrinando detrás del zumbido
de un insecto o un muerto,
encontré una escultura dinámica,
la hermosa descripción
de lo que significa
resistir.
Ricardo Alberto Pérez nació en Arroyo Naranjo en 1963. Sus libros de poemas más recientes son Oral B (Premio Guillén de Poesía, Letras Cubanas, 2007), ¿Para qué el cine? (Unión, La Habana, 2011) y Vengan a ver las palomas de Varsovia (Letras Cubanas, La Habana, 2013). Publicó una antología personal, Los tuberculosos y otros poemas (Torre de Letras, La Habana, 2008). Ha traducido a Paulo Leminski y otros poetas brasileños. Es integrante del grupo literario Diáspora. Este poema pertenece a su libro inédito Hola Konchalovski.