Sin rabia no hay creación,
lo ratifica la jutía
con su ojo difícil
de igualar
y aquellos rastros
que la vuelven vulnerable;
se queda en eso
como el gas natural.
No la lleves encima
porque entonces se transforma
en un bicho muy feo;
combustiona
estruja los escenarios
que ganan en calidad
y sensatez;
desde el tufo peculiar
que exhibe
tiene el sartén cogido
por el mango
mientras la sangre
le mancha
con ingenio la pelambre
gris-somática, semiótica,
asomándose a los matices
de la corteza.
Si los dientes se te clavan
en el nervio, o en la idea
tienes la espuma
a punto de brotar
entre los labios
recuerda que el boniato
con paciencia
se puede transformar
en malarrabia
entonces
hay creación.
Ricardo Alberto Pérez nació en Arroyo Naranjo en 1963. Sus libros de poemas más recientes son Oral B (Premio Guillén de Poesía, Letras Cubanas, 2007), ¿Para qué el cine? (Unión, La Habana, 2011) y Vengan a ver las palomas de Varsovia (Letras Cubanas, La Habana, 2013). Publicó una antología personal, Los tuberculosos y otros poemas (Torre de Letras, La Habana, 2008). Ha traducido a Paulo Leminski y otros poetas brasileños. Es integrante del grupo literario Diáspora. Este poema pertenece a su libro inédito Hola Konchalovski.