Pero este invierno no llega,
no se desata.
No quiere atravesar las aguas cálidas
bajar hasta aquí
—ni las duralginas ni la leche tampoco—,
y en la farmacia una cola
de minusválidos aguarda
su llegada que amaga —como las pastillas—,
con proteger sus bocas de las llagas
pero ¿cómo decir todo esto?
¿contemplándolos?
Hago la cola y busco mi diferencia:
aquel lugar donde no alcance a ser
lo mismo que ellos ¡nunca más!
Ese ser de la excepción
(sin impunidad)
mientras falta la decisión por lo que llegue
—por lo que no habrá—,
como si esa herida abierta me alejara
de la muerte —y de ellos—,
falsamente
que aun estando aquí tan acerca,
me detiene junto al pugilato
de los cuerpos que se caen
y vuelven a caer
trastabillando
al apoyarse sobre la rajadura
de un viejo anuncio en el cristal,
de algo que darán tal vez nunca,
jamás.
Reina María Rodríguez nació en La Habana, en 1952. Autora de numerosos libros de poesía, algunos de los más recientes son: O piano /El piano (Lumme Editor, São Paulo, 2014) y Luciérnagas (Fondo Editorial Universidad Autónoma de Querétaro, México, 2017). Este poema pertenece a un libro inédito.