ese niño
¿lo ves?
salpicada de mango la camisa blanca
y el agónico oído al tren
que trae a sus padres de la habana
¿lo ves?
perdido de sus primos mayores en la loma del purio
con una rama de almácigo que no es una lanza
para enfrentar la sombra la negra sombra
que arroja el aura contra la negra roca
por los bares del barrio de jesús maría
¿lo ves?
en el medieval callejón del chorro
¿lo ves?
regatea con los contrabandistas sus primeros blue jeans
y regatea con las putas su primera noche fuera de casa
¿lo ves?
un cigarrillo que nunca aprende a fumar
el labio partido de tanto besar en seco
cara o escudo
¿lo ves?
montar la guardia de madrugada
en un remoto cayo de los jardines de la reina
más prisionero que soldado
con diciembre en contra
y marx en contra
¿lo ves?
la lluvia es un derretido cristal detrás de los cristales
en su buhardilla de la calle obispo
y Charlie Parker rompe la celestial vajilla
y porque las cosas llaman a las cosas
y porque todos venimos a la tierra
con un número que suma en dios
advierte con incurable espanto
que la palabra es idea y materia
¿lo ves?
mordidas las uñas por aburrimiento
antes de leer en Jung
que se muerden por pánico
de ida y vuelta a la playa de santa fe
con una docena de rosas
de ida y vuelta
hasta que el telón de la tragedia de las rosas
cae sobre el escenario de la comedia de las rosas
¿lo ves?
escuchar a escondidas por la radio de miami
la accidentada voz del comandante neil armstrong cuando devuelve la luna al hombre
luchando por encontrar en el dial la redentora brecha de la cebra hacia el abbey road
de los beatles
con su inmortal construcción de blues y pop y rock
y comprender que la dictadura del proletariado
es en esencia la mezquina supresión de la música del otro
escarmentado para siempre
del mal gusto de ser comunista
y la falacia de ser cubano
muerto o vivo
¿lo ves?
ese niño orgulloso de tener las espaldas de su padre
y el amor a francia
la dulce aberración por francia
de su abuelo libanés
que fue mesero en alejandría
y semidiós en marsella
¿lo ves?
aferrado al andamiaje de un remolcador en el estrecho de la florida
prófugo de su madre y de su lengua
y de las piedras que hablaban su lengua en la habana vieja
abrigado de segunda mano
¿lo ves?
pedir trabajo de puerta en puerta en manhattan
el estómago apenas sostenido por la promesa de las grandes ciudades de américa
abiertas al comercio y la razón
¿lo ves?
embrutecido de ser nadie en la línea de ensamblaje
y en deuda aún de lo que no ha gastado
sin gasolina para ir a buscar gasolina
y no hay mujer que tienda la cama
y la incógnita se resiste a la regla de tres
en la espiral hora de otra carne
¿lo ves?
a las órdenes de césar y bajo el manto de venus
clavando en las minerales playas de britania el estandarte de la x legión ecuestre
pálido de gloria al descender de las plateadas naves en las estrellas que un día
llamaremos tierra firme
uno de esos caballeros azules que parten a conquistar palestina en los vitrales de la
catedral de tours
o uno de los discretos discípulos de monsieur chouchani
a quien los jueces de la ley hebrea concedieron el rango de ángel
para instruir en las ciencias la filosofía y el perseguido ejercicio de la ética
¿lo ves?
rehén de sus lecturas
deudor de sus mujeres
mudo de curiosidad
¿lo ves?
quemar en la hoguera de fin de año
de algún modo quemar es reescribir
las páginas que nunca merecerían la atención de borges yourcenar y jünger
cierto de que un verdadero escritor no dialoga con sus lectores sino con sus maestros
¿lo ves?
redimir en un minuto todo el tiempo perdido de sus ancestros toda la fortuna toda la
ilusión
cuando corta el cordón umbilical de su primogénito
nacido en una nación de hombres libres puntuales y fieles a su verdad
¿lo ves?
sentado al té en el pabellón del café de greenwich park
mientras el tumulto las cúpulas los trenes los algebraicos jardines de londres
elevan su cotidiana plegaria de resurrección
y advierte por un instante
pues basta con un instante
el trémulo hilo de cuarzo
que une a los objetos y las criaturas
y así le ves oler la luz sobre los tejados
y así le ves beber de sorbo en sorbo
las cuatro mil edades del támesis
¿lo ves?
en el patio de la mariposa monarca
¿lo ves?
a los pies de san judas tadeo en la iglesia mora de brickell avenue
¿lo ves?
donde el viento del sur
donde el viento del norte
remar contra la tarde en key biscayne
cantar con sus hijos las canciones de sus hijos
ese niño
la sal ya mármol en el pico del pelícano
la mano finalmente hecha al remo
Andrés Reynaldo nació en Calabazar de Sagua, en 1953. Este poema pertenece a un libro inédito.
Otros poemas suyos: Dos sin dos, Travesía y Letanía.