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Crítica

El primer archivo literario de la Seguridad del Estado cubana

'Por primera vez un autor dentro de Cuba nos adentra, con sorna pop pero con solemne seriedad de significados, en el mundo de los misterios del Ministerio del Interior.'

Providence

Jorge Enrique Lage es el más político de la familia Lage cubana. Y esto es muchísimo decir, pues su tío Carlos Lage fue durante años el primer viceministro del omnipotente —y despótico— Consejo de Estado: "el tercer hombre de Cuba en el poder", se le llamaba a ras de pueblo, después de —por supuesto— los paleopolíticos Fidel y Raúl.

A Carlos Lage lo han convertido hoy en el último de los ciudadanos cubanos, pues fue defenestrado de su alto cargo en 2009, cuando lo estigmatizaron con un video de su intimidad, aunque nunca lo acusaron de nada oficialmente, pero igual no puede moverse de su casa sin reportar su posición y ni siquiera podría conceder una simple entrevista a la prensa. Los cubanos llaman a estas sanciones kafkianas el "Plan Payama".

Sin embargo, la venganza del legado Lage nos llega ahora de la mano —y la genialidad post-genérica y acaso post-generacional— de su sobrino menor: Jorge Enrique Lage, quien acaba de publicar en la editorial Hypermedia un cuadernito de apuntes llamado casi indolentemente Archivo.

Por primera vez, en semi-cien años de socialismo a la caribeña, un autor dentro de Cuba nos adentra, con sorna pop pero con solemne seriedad de significados, en el mundo de los misterios del Ministerio del Interior, por esos pasillos y personajes del color del silencio, desmontando así los procedimientos ficticios y funerarios de un aparato tan represivo como retórico, una máquina mortal de crear escenarios conspirativos, un complot de Castros adentro y a la vez cerrado a cal y Castro.

Es Archivo. Un libro cubano que no se deja definir, un objeto de letras-lage que dialoga con lo indefinible cubano. Es también un sustituto de culto del archivo de expedientes que la Seguridad del Estado castrista ha tenido tiempo de sobra para hacer trizas y después incinerar, pues no cometerán el mismo error de la Stasi o la KGB: hasta la memoria en la Isla ha de ser mentira. Y es, además, una injerencia literaria en el imaginario político, por lo que el sobrino de su tío tarde o temprano tendrá que pagarla ante los que detentan en poder en mi antiguo país: Cuba (he decidido cambiar de nacionalidad después de leer Archivo; ahora me declaro ciudadano de la patria apátrida de Jorge Enrique Lage y su voCUBAlario).

¿Qué cuentan las decenas de apuntes de esta especie de diario sin días? No sé. Y el propio autor declara ignorarlo. Él escribe a pedacitos porque no hay otra manera de ejecutar este ejercicio extremo. Asistimos entonces, como en toda historia según Ricardo Piglia, al relato de un viaje o un crimen y, en este caso, al de un viaje criminal. Un paseo paranoico por donde se parapetan las palancas perversas de esa cosa que en Cuba todavía es llamada La Revolución (en Cuba y en la academia norteamericana, seamos justos con los academiactivistas de esta izquierda infantil).

Los personajes de este libro son tú y él; el resto son esas funciones tan eficaces como efímeras de la ficción. Leer es asociar esquirlas de la realidad; asociarlas es desleír esa misma realidad. Y con este Archivo lúcido y lúdico, local y locuaz, los cubanos contamos por fin con una literatura del siglo XXI, quién sabe si con algunos rasgos enrarecidos del siglo XXII. Como bonus-track, gracias a Jorge Enrique Lage también nos escapamos del provincianismo patético del campo literario cubano, de ese pánico al poder de los Castros que nos empala como intelectuales por donde es peor, empujándonos de lo mediocre a lo mezquino a lo miserable.

Si crees que alguna vez tú has leído algo de Cuba, ya estás mal en tanto lector. Lo que conoces hasta ahora ha sido solo el pasado póstumo de Cuba. La literatura cubana comienza hoy, con este golpe de efecto a Fidel en persona, al narrar al Caballo en Amazon, lo que lo hace impublicable de por vida en el alguna vez llamado "primer territorio libre de América".

Atrévete a abrir este Archivo por cualquier página y estarás accediendo al futuro fósil al que apuntan las patadas de nuestro presente precario. Comparte este archivo de un Lage que cruza tus propios límites y la Seguridad del Estado muy pronto te lo agradecerá.


Jorge Enrique Lage, Archivo (Hypermedia, Madrid, 2015).

Esta reseña apareció originalmente en Sampsonia Way. Se reproduce con autorización del autor.

 

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