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Historia

La Habana comía y cocinaba en cerámica de los aborígenes

Aunque el legado de los aborígenes cubanos no tuvo el alcance ni la permanencia de los grupos que habitaron tierra firme, fue visible y necesario para las ciudades fundadas.

Madrid
Descendientes de aborígenes en Cuba.
Descendientes de aborígenes en Cuba. Prensa Latina

Cuando en 2005 el Centro Nacional de Genética Médica comenzó a realizar exámenes de ADN en la población para conocer más sobre el genoma cubano, se inició un proyecto que no ha dejado de sorprender y constatar lo poco que hasta el momento sabíamos o podíamos aseverar sobre lo que pervive entre cubanos del ancestro aborigen. Los estudios realizados en 2019 a 27 familias de las provincias de Granma, Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo, confirmó además la variedad de grupos que existen.

De esta forma, el análisis realizado a varias familias documentadas desde el siglo XIX por historiadores cubanos como descendientes de amerindios, encontró en su ADN mitocondrial conexión con grupos étnicos de Suramérica (los Andes, Venezuela, Colombia y Brasil), Centroamérica (Panamá) y el Caribe (Puerto Rico y República Dominicana). El pasado octubre se confirmó otro haplogrupo en el ADN de una guantanamera, coincidente con una muestra precolombina de Curazao.

Aparte de reivindicar a través de la ciencia la presencia de los ascendientes nativos de la actual población, resulta importante reconocer la huella cultural y el papel que tuvieron en la conformación de la sociedad y de nuestras ciudades, no solo como mano de obra. Poco de ellos se habla en los distintos niveles de enseñanza, lo que apoya la conclusión generalizadora de que fueron diezmados por el trabajo forzado, las enfermedades y los enfrentamientos con el colonizador y muy poco de ellos ha sobrevivido hasta hoy.

Apenas se menciona la poderosa toponimia que cinco siglos más tarde sigue nombrando valles, cordilleras, ríos y poblados como ellos lo hicieron (Habana, Guaniguanico, Cuyaguateje, Jaimanitas), así como la denominación de muchísimos elementos de nuestra flora y fauna (ají, mamey, bibijagua, jicotea). No se comenta la pervivencia de instrumentos de trabajo como el jan y la coa, de las jabas de yarey y las hamacas. Tampoco se hace referencia a la trascendencia del tabaco, no solo para fumar sino también en relación con cultos religiosos. Vale en este caso mencionar la costumbre de ahumar con tabaco altares, hierbas y elementos rituales que de una manera simbólica materializa en el humo lo sobrenatural.

Pocos conocen de la presencia de pinturas murales y petroglifos en cavernas de Cojímar, Quivicán, San José de las Lajas y Maisí. Y no todos los que han estado en contacto con ellas han sabido valorar el altísimo valor cultural que tienen para Cuba, lo que ha provocado un sensible deterioro de las mismas e incluso la pérdida de importantes fragmentos.

Tal vez uno de los legados más reconocidos han sido los tipos arquitectónicos que definen el bohío, el caney y el vara en tierra, su sistema constructivo y materiales empleados. Lo que no es poca cosa, si se entiende que definen parte importante de la arquitectura rural y vernácula. Asimismo, de ellos deriva la definición de batey como plaza o espacio público, luego transferida al terreno ocupado por las viviendas de un poblado azucarero, y la asimilación de la voz "barbacoa" para definir una habitación elevada.

Prácticamente desconocido por los no especialistas es el papel esencial que jugó la producción cerámica aborigen durante los primeros siglos coloniales. En La Habana, por ejemplo, fue clave para cubrir la gran demanda que existía en materia de construcción (tejas), utensilios domésticos, herramientas y objetos de uso personal. Entonces resultaba insuficiente y demorado el envío de todos estos enseres, por lo que fue muy apreciada la amplia producción local de ollas, cuencos, vasijas, potes, burenes y cuentas de collares que hacían los indios de Guanabacoa. Tan solo por citar un ejemplo, durante todo el siglo XVI la gran producción de casabe, sustituto del pan, implicó una notable fabricación de burenes, plato sobre el cual se cocía y, por tanto, de uso imprescindible en las estancias de casabe, que en 1551 sumaban alrededor de diez.  

A partir del siglo XVII, con el flujo mercantil que alcanzó gracias a su puerto, La Habana se fue haciendo menos dependiente de la rústica producción cerámica local, y fue sustituida por la mexicana y la europea. No obstante, su demanda pervivió en aquellas poblaciones desvinculadas o distantes del puerto y que, por lo tanto, eran más dependientes de la producción aborigen. En ese momento, la significación de dicha industria cerámica está en evidenciar, además de su utilidad, el papel de los naturales en la nueva sociedad, donde no solo constituyeron fuerza de trabajo sino también contribuyeron como artesanos con sus conocimientos productivos y maneras de hacer.

Aunque de manera general el legado de los aborígenes cubanos no tuvo el alcance ni la permanencia de los grupos que habitaron tierra firme, fue visible y necesario para las ciudades fundadas. Al respecto resumió la arqueóloga cubana Lisette Roura: "Cortar, labrar, raer y percutir a partir de métodos y artefactos tradicionales, fueron actividades que continuaron formando parte de la praxis de aquellos naturales en los siglos XVI, XVII y primera mitad del XVIII, lo que demuestra la continuidad en la manufactura artefactual tradicional, y refleja espacios y mecanismos de inserción del indio y su permanencia como ente social dentro de la urbe y no solo como integrante de la reserva guanabacoense. Este fue un fenómeno típico de villas y pueblos; las situaciones de interacción y su carácter altamente dinámico no produjeron cambios tan inmediatos ni tan masivos, ni el indígena fue un receptor pasivo de influencias externas".  

Valga aprovechar la nueva información que nos facilitan los avances científicos, así como la muchísima y variada información compilada por arqueólogos e historiadores para cambiar nuestra mirada sobre los primeros habitantes de Cuba y valorar su huella cultural en el país sin romanticismo y con justeza.

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9 comentarios

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Su pero antes del 59 , todos tenían cazuelas de última generación, gas, electricidad,ac,comidas de todo tipo, tiendas abastecidas,y toda la comodidad que había en 🇺🇸, que había pobres como en todas partes pero con 25 centavos comían una completa de arroz , frijoles y carnes los indios muchos vivieron en los campos y se auto abastecían y compraban en tiendas y quincalla en sus propios pueblos, no era un sistema perfecto pero mucho mejor que esta tiranía donde solo viven los de la elite y sus chivatos.

Profile picture for user Ana J. Faya

Desde hace ya varias décadas, los historiadores que en Cuba se dedicaban a investigar los aborígenes cubanos, llegaron a la conclusión de que esa idea que nos sembraron en la escuela primaria de que los aborígenes desaparecieron a manos de los españoles es una falacia. Todo indica --dijeron antes del descubrimiento del ADN-- que se asimilaron a los colonizadores y sus costumbres. De ese modo lograron sobrevivir interactuando con ellos, como dice la autora. No mantuvieron habitat propios.
La autora además bien señala que "el legado de los aborígenes cubanos no tuvo el alcance ni la permanencia de los grupos que habitaron tierra firme".

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Doña Anna—— Para inteactuar entre ellos tiene que haber una población numerosa con un DNA bastante puro, como es en el caso de los gitanos cuya homogeneidad está probada en un 80% (son descendienres de indios de la India y valga la redundancia). La población indigena cubana por ser la última en alcanzar Cuba, no era numerosa. Es decir, una gran parte fue exterminada y otra se mezcló con europeos y esclavos negros e indios yucatecos. Después de 500 años lo que parece existir son destellos, rastros evolutivos de esa población. En mi opinión de aquellos tainos y siboneyes lo que hay es lo queda de los hallazgos arqueológicos.

Profile picture for user cubano libre

Mi respetos Sra. Ana, crecí en el Arigüanabo (nombre indígena) por lo que los primeros pobladores de la zona de San Antonio de los Baños (Santa Palabra) y su río pertenecían al grupo Guanahatabey, cómo en el resto de la Isla no creo hayan quedado descendientes, ninguno, las enfermedades que venían con los españoles, sífiles, gonorrea, lepra, la peste negra, hasta un simple catarro pudo desaparecerlos, porque los rasgos faciales del cubano común no muestran indicios del indio americano, conozco América de Sur y jamás ví entre el llamado "pueblo originario" alguien parecido a "un cubano", incluso siempre he podido diferenciar a un "negro cubano" del resto. Acá le dejo un link sobre los indios de mi aldea:
Mis Saludos.
https://miariguanabo.wordpr…

Profile picture for user Ana J. Faya

Cubano, según lo que conocí hace ya años, y de oídas porque nunca me he dedicado a ese asunto, los que se consideran descendientes de los aborígenes cubanos, radican principalmente en zonas de Baracoa, Guantánamo, y por ahí. Es cierto que las enfermedades acabaron con muchos y también los malos tratos etc, pero no hicieron tábula rasa. Se dice que a diferencia de los mayas, mapuches, guaraníes, o cualesquiera de los aborígenes de A. del Sur que se aislaron y mantuvieron sus comunidades propias, los de Cuba se unieron a españoles, hicieron vida con ellos, y sus descendientes ya no tienen muchos de los rasgos que los distinguían por las relaciones interraciales. Créame, no es invento de los del régimen ni es una orientación del PCC, al menos no entonces. Recuerdo a un investigador de la Biblioteca Nacional (que de seguidor del régimen no tenía nada) que trabajó mucho en eso por los años 70. Me sorprendió porque yo pensaba que no había quedado ni títere con cabeza de esos infelices.

Bueno ,gracias a la "continuidad " nos volvemos aborígenes cada día...

Profile picture for user cubano libre

Nunca vi un “aborigen” en Cuba, a pesar que recorrí desde Las Tunas, hasta Guantánamo y de ahí hasta Stgo. de Cuba, tenía entendido que habían desaparecido Gracias a las enfermedades de los españoles; coincido qué detrás de esto hay algo “nebulozo”, estamos rodeados de agentes de la involucion, no hay dudas.

A los redactores de Diario de Cuba,:
Después no se sientan ofendidos, cuando los cubanos de a pie, les dirijan improperios por haber puesto en peligro sus esperanzas de una vida mejor, al hacer sugerencias e ideas disfrazadas de artículo sobre costumbres ancestrales, al Castrismo. Uds, acaso no saben lo creativos que son Marrero y Díaz Canel, ? que son capaces de utilizar este artículo para crear la "Ley de la memoria indígena" para obligar a los que aún quedan en el país vivan como sus antecesores aborigenes, este artículo me parece algo cargado de intenciones perversas.

Agenda 2030 amigo,y tienen que garantizar sus "grants" que la vida esta cara en España..