El pasado 15 de octubre la Fábrica de Arte Cubano alarmaba a su público con la petición de que "llevaran luces": celulares, linternas, cualquier cosa que pudiera dar visibilidad al espacio nocturno que no tendría más suministro de energía eléctrica debido a la crisis en el país. La noticia fue bastante divulgada y compartida, tanto por artistas como por aficionados de ese espacio nocturno, uno de los mejores del país. Con menos publicidad, ese mismo fin de semana El Submarino Amarillo —centro dedicado al pop-rock, con bastante aceptación también de los clientes— cerraba sus puertas por la misma razón.
Finalmente (y acaso gracias al escándalo en las redes), a ambos espacios se les autorizó nuevamente el suministro de energía y el problema puntual se resolvió: La Fábrica abriría excepto los domingos, El Submarino continuaría su horario habitual. Pero la crisis está aquí. De hecho parece agravarse cada día. El régimen, desesperado, busca cada opción de ahorro que evite el temido ciclo de apagones que tanto disgusta a la población.
Este mes de octubre, discretamente, el número de cines operando en La Habana se redujo a tres, y las funciones (que consistían ya en una diaria) se programaron para una hora más temprana, las 4:00PM. Puesto que tocaba su turno al Festival de Cine Francés, del 11 al 22 de octubre, dedicaron los cines Acapulco, 23 y 12 y Yara para proyectar su programación. El resto dejó de funcionar.
Hoy sabemos por varias fuentes del ICAIC que todos los cines en La Habana estarán cerrados, posiblemente, hasta el Festival de Cine Latinoamericano, a celebrarse en diciembre de este año. No hay energía. Cada reducción es poca. En las puertas del Yara el curioso puede oír estas razones.
En honor a la objetividad, hay que decir que ya casi nadie visita los cines en La Habana, y que estos siguen siendo muy baratos (10CUP la entrada). La piratería digital organizada en Cuba en forma de El Paquete ha superado en rapidez y comodidad las exhibiciones colectivas de la institución. Por otra parte, el encanto de la Cinemateca de Cuba, que aún podría atraer a cinéfilos que insisten en la superioridad de la pantalla grande, simplemente se aniquiló después de que esta fue trasladada del Chaplin al cine 23 y 12. Ya el grupo de jóvenes desaliñados que esperaban sentados en los predios del ICAIC no se nota. Lamentablemente, los cines de La Habana son hoy dinosaurios costosos que nadie admira.
¡¡¡Es una pena; que los Dirigentes Cubanos, Insistan en Gobernar; deben dejar esa tarea a Personas más Capaces!!!
La Dictadura lo está logrando, falta muy poco para lograr que llegue el pueblo esclavo de Cuba a la Edad de Piedra, la meta impulsada por la familia Castro se cumplirá; pero cómo veo la cosa para entonces sólo existirán los Hacendados y sus mayorales, al menos van por el camino correcto.