Claudia Álvarez: 'Aprender a vivir sin el privilegio de ser reconocida te hace mejor persona'

La actriz cubana Claudia Álvarez emigró a España hace dos años. Atrás dejó su casa, amigos, sus perros y las sonrisas de las personas que la reconocían en las calles por sus personajes en televisión. La pasión por la actuación viajó con ella, pero asegura que el proceso de adaptación está siendo difícil.

"La emigración me ha golpeado mucho a nivel profesional. En Cuba daba por sentado mi trabajo, la gente se ponía feliz al verme, tenía la sensación de que trasmitía alegría. Ahora estoy en un lugar donde soy invisible en ese sentido. Aprender a vivir sin ese privilegio te hace mejor persona", dice en entrevista con DIARIO DE CUBA.

Con su voz dulce y el pelo rojo encendido, Álvarez cuenta que está viviendo un proceso que muchos viven a los 18 años, cuando te cuestionas qué hacer con tu vida y qué te apasiona.

"Estoy buscando cosas que me apasionen, que quizás no estén relacionadas con la actuación. Estoy estudiando marketing, me interesan la informática y las redes sociales. He vivido un proceso muy fuerte de cuestionamiento constante. Me preguntaba qué estaba haciendo con mi tiempo. Al principio esos pensamientos no me permitían disfrutar de mi día a día y decidí definir qué quería hacer".

Actualmente, Álvarez trabaja como comercial de un tablao flamenco en Madrid, pero recibe cualquier proyecto de actuación con la alegría de quien ha encontrado su pasión en la vida. Así sucedió con la obra Jacuzzi, del dramaturgo Yunior García, en la que actuó con su pareja, el también actor Yadier Fernández. La pieza se presentará todos los jueves de diciembre hasta febrero en el Teatro Lara de Madrid.

Mientras la llama del teatro sigue viva para la actriz, el cine y la televisión son de más difícil acceso. "Estoy aprendiendo cómo funciona. No ser de aquí me lo dificulta. No me he tirado a fondo en esa piscina, no tengo ni representante por el momento. Creo que ha sido un poco por miedo a intentarlo y que no salga bien".

"Los proyectos que tengan que ver con el arte siempre van a ser bienvenidos. Actuar es lo que más feliz me hace, más allá de mi familia y amigos, pero no tengo ansiedad si no actúo, más allá de la que puede sentir cualquier ser humano por hacer algo que embellezca su vida", dice la actriz.

Actualmente, Álvarez se entrega a las tablas más para sentir lo que la llena profesionalmente que para mantenerse en la memoria de los que la siguen. "Ya aquí he vivido la sensación de olvido, eso ha perdido importancia. Cuando hago arte no lo hago por visibilidad, lo hago por pasión".

La actriz está en un momento de resurgimiento y de intentar cosas nuevas, tal vez por eso asegura que ahora está especialmente interesada en personajes "que me obliguen a desnudarme a nivel espiritual, que le den la cara a mis miedos".

"Por mucho tiempo me moví por la misma zona, quizá por miedo como actriz o por inmadurez como ser humano. Uno siempre quiere hacerlo bien y es posible que por eso no tome demasiados riesgos".

Álvarez, como muchos otros cubanos, ha emigrado buscando mejores oportunidades. "Mi decisión de irme de Cuba está muy conectada al tema social. Quiero vivir en un lugar donde mis hijos, cuando los tenga, puedan aspirar a topes más altos, más opciones, y donde yo pueda buscar nuevas oportunidades en lo profesional".

A pesar de que la actriz reconoce que la cotidianidad se ha vuelto cada vez más difícil en Cuba, ha vuelto dos veces en los dos años que vive en Madrid. "Conecto con Cuba de una forma muy nostálgica, me encanta estar en el patio con mis perros, Cuba es donde más auténtica puedo ser y eso es algo que también está relacionado con la actuación. Aunque hay emociones universales siempre conectarás más con las personas del lugar donde naciste. Ahora habrá que buscar las cosas que muevan a las personas de aquí", concluye la actriz.