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Los Puntos a Las Íes

También 'el acceso a la cultura en Cuba es clandestino'

El director de Rialta, Carlos Aníbal Alonso; el creador de Incubadora, Carlos Aguilera, y el director de las editoriales Almenara y Bokeh Press, Waldo Pérez Cino, hablan sobre la literatura cubana y las editoriales independientes.

Madrid
Carlos Aníbal Alonso.
Carlos Aníbal Alonso.

En Cuba es ilegal editar libros y ejercer cualquier actividad profesional fuera de los márgenes de las instituciones del Estado; eso abarca especialmente la producción cultural y los medios de comunicación, recordó el editor y director de Rialta Magazine, Carlos Aníbal Alonso.

"La literatura cubana, que en Cuba no cuenta con espacios para desarrollarse, tiene la función de suplir las carencias de las instituciones estatales, una especie de responsabilidad pública. Para editoriales como Rialta —basada en México—, es importante darles espacios a autores censurados en Cuba", dijo Alonso en Los Puntos a las Íes.

Según Alonso, hace 15 años, cuando no existía el ecosistema de medios independientes cubanos que hay ahora, la literatura vino a ocupar el lugar del periodismo. "La realidad cubana fue contada en la literatura. Vemos muchos títulos cubanos de éxito que incluyen el nombre de La Habana, esto ya ha ido cambiando".

Preguntado sobre las funciones de las editoriales independientes y la forma en la que quieren ser entendidas por el lector, Alonso responde que el objetivo de Rialta es "construir la biblioteca de un lector cubano futuro. Todos los libros de una editorial pueden ser leídos como capítulos de una misma novela".

"Siempre fue nuestra visión poner a dialogar en un mismo espacio a distintos autores que quizá no se han leído. Hay una intención en poner esa literatura en diálogo y trabajar con autores más sancionados por la crítica, como Lorenzo García Vega. Pero en cuanto a la forma en la que nos puedan interpretar, la última palabra la tienen los lectores".

El director de los sellos editoriales Almenara y Bokeh Press, Waldo Pérez Cino, tiene una opinión similar sobre este aspecto. "Una editorial coherente es, ante todo, su catálogo. Toda editorial quiere hacer una biblioteca, un conjunto ordenado, interpretarlo, darle posiciones de jerarquía. También tiene una cierta identidad visual. Sin embargo, lo que propone un editor no tiene que ser lo que los lectores van a aceptar o interpretar".

En cuanto a la circulación en Cuba de los libros editados fuera de la Isla, tanto Carlos Aníbal Alonso como Waldo Pérez Cino coincidieron en que es el "mano a mano" es lo que funciona en Cuba.

"Antes de 2018 empezamos a publicar y tuvimos la oportunidad de organizar varios eventos en Cuba y llevar los libros, pero en la medida en la que ha crecido el disenso en Cuba también han aumentado las estrategias represivas, especialmente dirigidas a los medios de comunicación y las editoriales. Ahora los libros circulan de mano a mano entre los amigos, la gente que viaja a Cuba. Esa es una imagen muy apropiada para el contexto cubano. El acceso a la cultura en Cuba también es clandestino".

El creador del proyecto de archivo Incubadora, Carlos Aguilera, opinó que es complicado para el escritor cubano competir con tanta desigualdad. "Los escritores cubanos tienen que publicar en las editoriales en Cuba, totalmente insuficientes, que ponen condiciones muy difíciles, como ganar un concurso. La otra opción es irse a publicar afuera, donde no existe un público natural para ese escritor."

Sobre los libros editados en Cuba que recuerda por su buena edición, Aguilera habla de Ediciones R y Casa de las Américas. "Recuerdo con mucho agrado los libros de Ediciones R, que fueron lanzados en los años 60 y que tenían un diseño muy especial. También los libros de Casa de las Américas editados por Humberto Peña. De hecho, hay muchos libros de Casa de las Américas que a mí me parecen infumables, sin embargo, la edición y el diseño de Peña son memorables", dice Aguilera.

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