Back to top
Arquitectura

Un palacete que siempre ha sido escuela

Una joya de la arquitectura del art noveau que envejece aceleradamente en La Habana.

Madrid
Bancos de jardín, Masía L'Ampurdá, La Habana.
Bancos de jardín, Masía L'Ampurdá, La Habana. Diario de Cuba

Tantos palacetes han sido reconvertidos a lo largo del país en otras tantas cosas, que ya no extraña visitar antiguas residencias de la clase alta cubana para una consulta médica, un trámite burocrático, un concierto o una conferencia. Lo cierto es que, solo por la experiencia arquitectónica bien vale la pena la excusa para entrar a muchos de ellos, disfrutar de su arte y de la excelencia con que fueron concebidos. Tristemente, una gran parte no se encuentra en buen estado de conservación, han perdido varios elementos o han sido impunemente transformadas.

Sin intención de alimentar el largo lamento por el daño irreparable a propiedades y propietarios, lo que llevaría un justo y extenso manifiesto, me interesa invitar a aprovechar la visita obligada o tal vez accidental para explorar sus lecciones de diseño interior, composición arquitectónica y  la maestría de elementos que aún persisten y las complementan como la herrería, la carpintería, los vitrales, las molduras, los mosaicos, etc.

Especialmente interesantes resultan aquellas que han sido convertidas en escuelas, por esa nueva capacidad que adquirieron para exponer al alumnado a elementos artísticos que le son cotidianos y, como tales, se integran a su imaginario aunque sea inconscientemente. Este es el caso de la escuela primaria Andrés González Lines, en La Víbora, un inmueble no muy conocido más allá de los vecinos de la barriada y de los amantes de la arquitectura que en él reconocen un ejemplo excepcional del art nouveau en Cuba.

Como casa fue construida, en 1919, en la calle Revolución esquina a Gertrudis, en el reparto Sevillano. Fue obra de Mario Rotllant i Folcarà, uno de los más prestigiosos maestros de obras catalanes radicados entonces en La Habana. La casa se ha conocido como Masía L'Ampurdá, y responde a la tipología de las quintas de retiro o segundas residencias que desde finales del siglo XIX, se proyectaron en las nuevas urbanizaciones del sur de la ciudad. El vocablo "masia" refuerza esta idea en tanto era utilizado en Cataluña para nombrar las grandes fincas campestres.

No se conoce el nombre de su primer propietario, del cual se dice murió a los tres meses de habitar la vivienda. Tal vez fuera catalán, lo que guardaría relación con el nombre de la mansión —que aún figura en los muros de la entrada principal—, y con el diseño modernista tan de moda entonces en esa provincia española.

La masía habanera es una residencia de dos plantas de ladrillo con un muy imaginativo diseño arquitectónico y cuidadoso trabajo decorativo. Tiene una composición asimétrica de grandes contrastes de volúmenes, entrantes y salientes, superficies convexas, pretiles escalonados, quebrados y rectos. Sus vanos presentan además un variado catálogo de formas, con preferencia por la línea curva.  En ambos niveles cuenta con amplias terrazas, y un jardín perimetral que debió engalanar este inmueble donde la naturaleza es un elemento recurrido en toda la decoración.  

La casa es una construcción espontánea que, ubicada en una zona alta del reparto Sevillano, debió dialogar coherentemente con su entorno suburbano. Como otras tantas obras del art nouveau, L'Ampurdá llevó el diseño a todas las escalas. Sus rejas de entrada ondulan como finas ramas y se adornan con flores, mientras que toda la superficie de la vivienda presenta una textura rocosa. En su decoración tiene flores de todo tipo, reproducidas en cenefas de cerámica vidriada en interiores y exteriores, en vitrales, relojes solares, fustes, capiteles, fuentes cerámicas, y en los florones y molduras de yeso de los techos de cada estancia. Otro elemento recurrido son las conchas marinas que decoran los zócalos cerámicos interiores.

Tiene además La Masía cuatro vistosos relojes solares en su torre y en la puerta trasera, que como guiño al pasado recuerdan la estrecha relación que mediante la observación solíamos tener con la naturaleza y sus elementos primordiales. Pero sin dudas uno de los motivos que adquiere mayor protagonismo es el banco del jardín cubierto de trencadís, una técnica de enchapado muy empleada en el modernismo catalán, y que tanto recuerda los bancos del Park Güell en Barcelona.   

Desde 1949, los terceros propietarios de la casa, la familia González Lines, la convirtieron en escuela privada. En 1960 fue nacionalizada, y conservó su función docente como escuela primaria y así se mantiene hasta hoy. Aunque la mayor parte de su vida útil ha sido escuela, la distribución interior de la vivienda no ha sido alterada, por lo que cada clase en su mayoría ocupa los antiguos salones de la residencia. A pesar de la necesidad de crear áreas deportivas y de recreo, es una lástima que no haya conservado un área mayor de jardín, no obstante, puede decirse que es uno de los inmuebles refuncionalizados que menos transformaciones ha sufrido.

La falta de mantenimiento sí incide notablemente en su estado de conservación y en la integridad del diseño. Dadas las escasas inversiones que se realizan en el fondo construido del complejo educativo nacional, no hay perspectivas de que en un futuro próximo vaya a restaurarse. Así permanece, envejeciendo aceleradamente, sin dejar de ser un espacio educativo peculiar y, sobre todo, una joya arquitectónica habanera.  

Archivado en
Más información

5 comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.
Profile picture for user Pedro Benitez

Parece que se quedaron cortos con las fotos. Creo que mi escuela frente a un lado del hotel Habana Hilton también era una casa-mansion.

De su padre Eusebio heredó el gusto por la Historia. En España es mas fácil escribir....

Profile picture for user pim-pam-pum

Recuerdo perfectamente este edificio, la guagua del colegio pasaba por ahí y a todos nos llamaba la atención el reloj de sol que se podía ver a través del enrejado.

Profile picture for user Ana J. Faya

Al leer su comentario busqué en Google imágenes de esa casa y me dí cuenta que yo la he visto. Vi fotos del reloj de sol. Es una dicha que todavía se conserve, a pesar de....

Profile picture for user Ana J. Faya

Del art nouveau La Habana todavía cuenta con edificaciones que se pueden exhibir. Es de agradecerle a Yaneli Leal estos artículos que así lo muestran. Solo lamento que no tengan más fotos.