Desde La Habana, un nuevo documental sobre el grafiti ha sido lanzado a las redes. La peculiaridad de Existen es que se trata de un material realizado por uno de los protagonistas de este movimiento visual en Cuba, Yulier Rodriguez ,Yulier P, junto al realizador Fernando Fraguela Fosado. El documental nos conduce por la historia reciente del fenómeno, mezclada con sus propias preguntas al respecto.
Yulier P pertenece a la promoción de grafiteros que incluye a firmas como El Sexto, 2+2, y que sobre todo después de 2014 tomó las paredes de La Habana para pintar sus ideas estéticas pero también sus preocupaciones sociales y políticas. Enseguida atrajeron la atención de la Policía política, quien puso en cárcel a El Sexto tan temprano como en 2015, detuvo y amenazó al propio Yulier en 2017, y acosó a Fabián López (2+2) y a muchos otros durante todos estos años. El resultado actual es que quien no está en el exilio ha dejado de intervenir paredes.
El documental, marcado inevitablemente por la perspectiva de su coautor grafitero, habla con los principales protagonistas sobre el fenómeno, y con especialistas como Alejandro González o la abogada Laritza Diversent sobre la historia de la expresión visual urbana y los obstáculos que las autoridades ponen a su tarea. "Para ellos (el régimen) el graffitero que refleja la sociedad es un disidente potencial", nos dice El Happy Zombie.
El final del documental tiende a la desesperanza. Sin embargo, en conversación con DIARIO DE CUBA, Yulier amplía sobre la complejidad del fenómeno. Nos cuenta, que a partir de 2021 ha habido como "una nueva explosión (…) ha empezado a desarrollarse esta expresión artística nuevamente con propuestas visuales de artistas a niveles que enriquecen y brindan un panorama bastante alentador sobre el futuro del arte urbano en la isla. Eso sería material de otro documental".
Por el momento, los jóvenes grafiteros se caracterizan por haber tomado mayores áreas de la ciudad, distintas a La Habana Vieja o Centro Habana (donde se ha concentrado la mayor parte del grafiti hasta ahora), y también por ser más decorativos y estar menos implicados en una crítica social o política alguna. No sabemos si la intensa represión hacia la promoción anterior les ha enseñado que censurarse es la única vía de conseguir alguna pared o si apenas están probando sus armas.