El percusionista cubano Yuvisney Aguilar, quien ha colaborado con artistas como Paquito D´Rivera, Richard Bona, Orishas, y Omar Alfanno, reside en España desde hace más de una década, pero no ha dejado de crear música cubana. "Estoy trabajando en el disco Guajiro-Warhero, un proyecto inspirado en la Cuba de los años 50, la Cuba de oro, donde nacieron grandes como Bebo Valdés, Celia Cruz, Beny Moré y Peruchín. Todos fueron maestros", dice Aguilar en entrevista con DIARIO DE CUBA.
Aguilar, quien fue nominado a los Latin Grammy por su disco Piango Piango, nació en un pueblito de Pinar del Río, San Luis. La tierra del poblado era fértil si de notas musicales se habla, pues cerca de Aguilar vivían Raúl Paz y Yenisel Valdés, excantante de Los Van Van. Aguilar no estaba interesado en la música, en su familia eran todos deportistas, pero los tambores lo alcanzaron y ya no lo dejaron ir.
"Un vecino mío tenía un proyecto comunitario de niños aficionados, él me vio ciertas aptitudes para la música y, a partir de ahí, me dejé llevar. Después, entré en la escuela de música, en percusión. Yo quería cantar y tocar guitarra, yo no sabía ni qué era percusión, pero prefería estar ahí que en la calle. En mí, hasta hace poco, ha habido una dualidad con la percusión. Por una parte, no se me daba tan mal, y por otra, no era lo que yo quería".
La conexión con su instrumento le llegó de casualidad, de la mano de la santería. "Hubo un momento en el que conecté con la esencia de los tambores porque me gustaba ir a los bembé. Mi tío es santero y yo iba a tocar a sus fiestas. Entendí la magia de los cantos y me metí un poco más en serio. La vida me llevó por el camino de los tambores y me puso en los brazos de Lázaro Pedroso, quien fue uno de los fundadores del conjunto Folklórico Nacional, un señor que es uno de los fundamentos de la música afrocubana. Para mí fue una bendición aprender de él".
Sobre la influencia de la religión en su música, Aguilar dice que ha "aprendido a profundizar en ese fundamento de nuestros ancestros, que nosotros lo vemos como religión, pero ellos nos lo veían tan así. Ellos lo entendían como una forma de autoayuda, rezarle a las energías, no lo veían como santos. Sabían que los árboles y el mar tenían vida. Es una conexión muy estrecha con la naturaleza y el universo".
Aguilar acaba de estar en Suecia fusionando música cubana con la sueca. "La música no tiene límites. La semana pasada hice un concierto hermoso con el gran Pepe Rivero sobre música Yoruba mezclada con jazz y música clásica. Todo es lindo si le pones corazón".
Actualmente, el percusionista imparte un taller de música cubana con la bailarina Yanulka O'Farrill, quien tiene un centro cerca del estadio Wanda Metropolitano, en Madrid.
"Tenemos talleres relacionados con la música afrocubana, los ritmos, los cantos y el baile, la trilogía perfecta de nuestros ancestros. Estamos en la escuela Orisha´s Dance. Yanulka, tiene una carrera extraordinaria y es una magnífica profesora. El nombre de la academia se debe a que ella fue esposa de Yotuel".
