El realizador cubano Oldren Romero, quien acaba de ganar el premio al mejor cortometraje con Boxeadora en los Hollywood North Film Awards, tiene un aura artística que salta a la vita. "Boxeadora es el segundo de tres cuentos que estoy haciendo. Es un cortometraje muy intenso porque no usa palabras, se usan solamente gestos y formas de expresión corporal. En este caso, Camila Arteche hizo un trabajo espectacular, porque no habla, todo se da por emociones".
Romero se inspira en la belleza de la fotografía y la pintura para moldear su obra. "Todo tiene que ser muy estético. La mayoría de los temas que yo trato en mis cortos son fuertes, como el abuso infantil o el abuso a la mujer. Cuento historias que a lo mejor le pasaron a la vecina, mi forma de contarla es haciéndotela estéticamente bonita para que esta historia se pueda interiorizar sin que tengas que sufrir. Todo tiene que ser visual, si no, no entra porque son cuentos muy tristes".
Boxeadora no es el primer proyecto en el que Romero y Camila Arteche coinciden. Trabajaron juntos por primera vez en el cortometraje Sucedió en el cielo, que los unió como equipo. "A Camila siempre le explotan lo de mujer bella o la sexualidad, que no está mal, pero yo quería probarla en todos los ángulos. En nuestro primer corto la convertí en una guajira embarazada. Tuvo que ponerse una barriga postiza. Ella se concentró en que todo saliera perfecto, los movimientos, quería actuar como una verdadera embarazada. Cuando empecé a escribir Boxeadora, enseguida pensé en Camila, y lo escribí para ella".
Boxeadora, que ganó también los premios de Mejor Fotografía, Mejor Maquillaje, Peluquería y Mejor Actuación, está aún presentándose en diferentes festivales de cine. "Los cortos no son como las películas, el corto tiene la ventaja de poderse mostrar con más facilidad. Boxeadora está grabado en Cuba y la producción se hizo allá. Me gusta trabajar con artistas cubanos que no se conocen internacionalmente, con la gente que está por detrás de las cámaras, que si no lees los créditos nunca sabrás quiénes son".
En cuanto a directores cubanos a los que admira, Romero menciona a Ernesto Daranas. "Me gustó mucho su película Conducta, Daranas me ha inspirado".
Romero, quien reside en Boston desde hace años, viaja mucho a Cuba, en donde encuentra, en la calle, hablando con la gente, la inspiración para sus historias. "Montado en una guagua o en una cola en Cuba te empapas de muchas historias muy fuertes. De hecho, escribí un cuento sobre una viejita porque me contó algo tan fuerte que me dejó pensando. Así nació Boxeadora, de pequeñas historias que me cuentan en la calle familiares, vecinos, personas que no me conoce".
A los directores que, como él, se obsesionan con su obra, Romero les dice que "el simple hecho de terminar una obra es un reconocimiento. Para mí esta profesión es el trabajo más difícil, es como si te estuvieran halando, tienes que lidiar con un grupo, cada persona es un artista y tienes que darle la posibilidad de que cree su arte, ya sea fotografía, sonido, maquillaje".
"El problema es no hacer nada y quedarse en el limbo, siempre hay que ir dando pasos. Los artistas tienen que crear, los premios te abren puertas, pero lo importante es el regocijo de hacer lo que te gusta".
Romero, quien ha trabajado como jurado en festivales de cine dice que la mayoría de las realizaciones que ve no tratan de cosas simples, se van a lo grandilocuente. El ser humano últimamente quiere ver cosas alegres, pero hay momentos para pensar y entrenar el sentimiento, y cuando yo escribo busco temas que engrandezcan el alma".