"De ahora en adelante cuando hablemos sobre marzo, diré que es un mes histórico porque celebramos el aniversario de la comunidad NFT en Cuba", ha escrito el mayor promotor de esa sociedad, Gabriel Bianchini, en su cuenta en Twitter. En efecto, este mes los creadores de NFT (Non Fundable Token, por sus siglas en ingles), han organizado una fiesta que confirmará sus habilidades publicitarias.
En la Isla, desde que se tuvieron noticias de los tokens —gracias a la publicidad de Bianchini, y al grupo Cryptoartecuba— enseguida hubo furor. La comunidad de creadores de NFT ha crecido tanto en apenas un año, que ya cuenta con más de 200 firmas y se considera una de las más grandes y dinámicas del mundo. Esto se explica por nuestra penuria económica, más que nada: porque esta novedad mercantil nos permite sortear los obstáculos materiales, políticos y financieros, que impiden a cualquier cubano "de a pie" posicionarse en el mercado mundial en igualdad de condiciones.
El milagro es posible gracias a que los NFT habitan en el ciberespacio, fuera de toda censura y de todo avión, y se venden en criptomoneda, fuera de toda limitante financiera —incluido el embargo—. Incluso desde Cuba, un creador de arte digital o alguien que tenga una pieza virtual puede acudir a plataformas abiertas, como OpenSea, y mediante una operación monetaria realizable solo una vez, exponer sus piezas al mejor postor. Siguen funcionando, desde luego, las mismas leyes de legitimación y publicidad "extra-artísticas" que en el mundo físico. Pero es todo más justo para el creador cubano.
De manera que en cuanto Gabriel Bianchini realizó ese famoso Espacio de Twitter en Bache Cubano días después de haber vendido su obra Hotel Habana en marzo de 2021, decenas de cubanos prestaron atención y muchos se sumaron a la escuela que fue el grupo de Matanzas Cryptoartecuba.
Hoy Cryptoarte se ha convertido en MOCCA (Museo de Cryptoarte Cubano), y florecen plataformas independientes para promover las piezas digitales, como NFTCuba.art y su proyecto La Cafetera Challenge —que tiene el directorio más completo de artistas cubanos dedicados al NFT— o el espacio de la Fábrica de Arte NFTFac, que ya ha promovido a más de 50 artistas. También ocurren iniciativas como el grupo NFTCuba Help 2.0, que semanalmente organiza espacios de capacitación o el proyecto del propio Bianchini, Cryptocuban Social Club, la mayor colección de NFT hecha en la Isla.
La fiesta de esta comunidad se celebraría mayormente en Twitter y en la galería oncyber.io pero también llegará al espacio físico. Comenzó el 9 de marzo con la inauguración de la exposición Young Bloods, que presenta a 20 nuevos creadores, la cual fue favorecida por el artista newyorkino Dave Krugman, quien pagó los primeros costos de OpenSea, propiciando que los artistas acuñaran ("mintearan") sus obras gratuitamente.
Durante este mes se esperan "minteos" en la red Tesos y una gran exposición en Altitude que promete acoger en 150 y 180 creadores cubanos y cuya inauguración se hará desde un Twitter Space el 30 de marzo.
Finalmente, habrá un encuentro físico entre estos creadores que, a pesar de que han estado conectados todo año, no se han encontrado aún en persona.
El aniversario es extraño. Los movimientos artísticos suelen recordar su primer día por la exposición de una obra pionera que inspiró estéticamente a los futuros miembros. Los del NFT fijan su nacimiento en una venta.