El régimen cubano abrió por primera vez las puertas a la población del Palacio de la Revolución, sede del Gobierno de la Isla desde 1965, hasta ahora un sitio solo al alcance de mandatarios de diferentes países del mundo y selectos simpatizantes de Fidel Castro, Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel.
La apertura del Palacio, construido por orden del expresidente cubano Carlos Prío Socarrás, ocurre con el pretexto de mostrar la exposición "Al amparo del dador", del fallecido pintor oficialista Ernesto Rancaño, que forma parte de la Bienal de La Habana.
Los cubanos que quieran acceder a la sede del Gobierno solo lo pueden hacer los sábados hasta el 30 de abril, realizando una reserva previa en los teléfonos, el correo electrónico o las redes sociales del Memorial José Martí, institución encargada de organizar cada recorrido de fin de semana.
Además de las obras de Rancaño, los visitantes podrán observar otras piezas como el vitral "El Sol de América", de Mario Gallardo Muñoz, dos esculturas de Eugenio Rodríguez o el mural de cerámica vidriada realizado por René Portocarrero, obras escogidas por Celia Sánchez décadas atrás.
El Palacio de la Revolución, construido en 1957, es el principal edificio dentro del Complejo Plaza de la Revolución, donde se encuentran las sedes de la Presidencia de la República, del Gobierno de la República y del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC).
Inicialmente pensado para ser la sede del Tribunal Supremo y de la Fiscalía General de la República, el inmueble fue proyectado por el arquitecto Pérez Benoita en 1943 y su construcción comenzó una década después bajo el mando de Max Borges hasta su culminación en 1957.
El prestigioso arquitecto cubano Antonio Quintana fue el encargado de realizar reformas en la edificación entre los años 1964 y 1965 para adaptarla a sus funciones actuales.
El edificio está dividido en tres partes actualmente: en la primera radican las oficinas del Consejo de Ministros, en la segunda la sede del Consejo de Estado y de las oficinas del presidente y del primer vicepresidente del país y en el tercero del Comité Central del PCC.
Ernesto Rancaño, autor de la exposición que alberga el Palacio de la Revolución, falleció el pasado 25 de febrero víctima de cáncer. Dos años atrás unas declaraciones suyas afirmando que deseaba una Cuba sin Luis Manuel Otero Alcántara le valieron el rechazo de una gran parte de la comunidad artística y el apoyo del régimen.
La sala de ceremonias del Palacio de la Revolución debió haberse abierto al público desde su inauguración. Esta decisión de Díaz-Canel S para tratar de disminuir la distancia que lo separa de la población cubana es too little too late.