La más reciente puesta en escena del grupo teatral El Ciervo Encantado muestra las relaciones humanas y la desesperación dentro del fenómeno de las colas para conseguir alimentos y casi cualquier tipo de productos básicos en Cuba.
Tanto en Centro Habana, como en el barrio santiaguero Los Hoyos, las mujeres negras y pobres son mayoría en la muchedumbre de las colas. El hombre blanco es menos visible bajo el sol o dentro de las aglomeraciones que quiebran el distanciamiento social. En la espera por lo que vino, las mascarillas difuminan los rostros y las personas son números, decenas y centenares.
¿Quién es el último? Para el aceite, el picadillo, los perritos, los cigarros, el ron, el pasaporte, lo que sea. Así es el día a día del cubano pobre, sin tarjeta con Moneda Libremente Convertible (MLC); el que invierte energías para revender a quienes pueden comprar a sobreprecio; el ciudadano de los barrios periféricos, donde las casas están en mal estado y las calles, sin asfaltar; el de atrás en la cola y en las jerarquías sociales.
El último es el título de esta puesta en escena dirigida por Nelda Castillo. Yindra Regüeifero, David Valera y América Medina encarnan a las "coleras" y "coleros", plasman la esencia de este fenómeno y de la cercanía forzada entre las personas en los tumultos, fuera de las tiendas cubanas.
A la espera para cubrir las necesidades básicas, los cubanos pueden pasar horas y días en las colas. Al alto costo de los productos se añade el gasto de tiempo inevitable para comprar cualquier cosa. En el escenario, los cuerpos sudan, se trasladan con movimientos lentos.
Hay quien pudiera pensar que la obra es desesperante, pero lo desesperante es la temática representada. Las máscaras de los actores cambian y van pasando por cada estado de ánimo del cubano colero, un nuevo oficio surgido durante la pandemia.
Nelda Castillo sabe utilizar el desnudo en sus obras, no como efecto para atraer al público, sino como un recurso para mostrar los vacíos espirituales y materiales de una sociedad empobrecida, en lucha por la supervivencia.
El último, que volverá a escena en enero de 2022, muestra las colas en el contexto presente: la supuesta "coyuntura", el fallido reordenamiento económico, el hartazgo social tras 62 años de Revolución, las desigualdades. Cada recurso que utiliza Castillo en el montaje hace al espectador más participe del fenómeno. Para garantizar esa conexión, prescinde de elementos escenográficos que puedan crear distracción entre el público y los actores, que trabajan el silencio y utilizan expresiones corporales para transmitir el mensaje.
Los precios aumentan cada día en Cuba, la inflación hace más escaso todo. Hasta la canasta básica subsidiada por el Estado ha subido de precio. Los cigarros y el café escasean en un país productor de ambos. La ambientación sonora aporta esa información. En ella se escucha a los verdaderos personajes de la obra: los cubanos en las colas, luchando entre sí por comprar; el policía que intenta ejercer su poder para calmar la desesperación de la población, pero en vez de apaciguarla se convierte en otro elemento catastrófico.
El Ciervo Encantado se ha caracterizado por ahondar en los problemas de la sociedad cubana. En los dos años de la pandemia, este grupo ha seguido un hilo en sus puestas en escenas; cada una es continuidad de la otra y entre todas van fotografiando el panorama social de la Isla.
Zona de silencio fue la primera obra en desenterrar diversas problemáticas que vivimos a diario y a las que hacemos la vista gorda para intentar seguir la vida como si nada, cuando el odio político, la discriminación, el maltrato animal, la homofobia, el acoso sexual, entre otros problemas, les prestemos atención o no, influyen en nuestras vidas.
La Anunciación, por su parte, fue una premonición de toda la represión en el ámbito cultural y político que ha ido en aumento desmedido durante 2021. El último alarga ese hilo que nos deja siempre en shock, a la expectativa de lo próximo.
Cállate comunista, y ve a hacer cola, que es lo que te toca por defonfao
Nadie que conozca y aprecie el verdadero arte podria validar jamas a esta banda de exhibicionistas pretenciosos que intentan pasar por arte a su amoralidad barriobajera.
Comunista defondao
Joel, yo soy anticomunista desde antes que tu madre te pariera.