Este 27 de abril se cumplen 50 años de la confesión pública del poeta cubano Heberto Padilla, una fecha que la artista cubanoamericana Coco Fusco ha querido recordar con La sombra de Padilla, una lectura coral de las palabras autoinculpatorias que el escritor pronunciara en la sede de la Unión de Artistas y Escritores de Cuba (UNEAC) en 1971.
A pesar de ser un poeta reconocido nacional e internacionalmente, Heberto Padilla cayó en desgracia por sus opiniones críticas. En 1971 fue detenido, recluido durante 36 días y sometido a torturas psicológicas. Tras su liberación Padilla fue forzado por la Seguridad del Estado a hacer una confesión pública donde se acusó a sí mismo, a su esposa y a varios amigos de contrarrevolucionarios.
"El Gobierno cubano intentó utilizar la confesión como confirmación de sus razones para encarcelar al poeta. Sin embargo, el gesto fue visto en el extranjero como la versión cubana de un juicio-espectáculo estalinista. Como resultado de la protesta internacional, la película de la confesión fue censurada", indica Fusco, para quien este suceso es "uno de los momentos decisivos de la revolución cubana en lo que respecta a la libertad de expresión".
El Caso Padilla ha funcionado desde entonces como una advertencia para aquellos que pretenden desafiar a las autoridades, y marcó el período conocido como el Quinquenio Gris, durante el cual decenas de artistas y escritores cubanos fueron separados de la vida pública.
La sombra de Padilla es un proyecto impulsado por el Movimiento Internacional San Isidro y el 27N. Será presentado este martes en internet y los portales webs del Showroom en Londres, el Kunstlerhaus Bethanien de Berlín, el Instituto Herberger en Arizona, el Museo Pérez de Miami y Franklin Furnace de Nueva York.
DIARIO DE CUBA conversa con Coco Fusco sobre este proyecto, en el que participan 20 intelectuales residentes en la Isla y la diáspora.
¿Por qué crees importante rescatar la confesión de Heberto Padilla, al cumplirse 50 años de este hecho, y qué ha cambiado en Cuba desde entonces?
Quise revivir la confesión porque las condiciones de vida de los artistas e intelectuales en Cuba no han cambiado, a pesar de que el Gobierno cubano ha realizado un gran esfuerzo durante años para ocultar esa verdad.
Ni el más brillante de los dramaturgos podría haber imaginado algo tan patético como las confesiones de Padilla y su cohorte. Mientras leía las palabras de un escritor tras otro esforzándose por encontrar formas de condenarse, me encontré comparando lo que estaba leyendo con las obras absurdas de Eugène Ionesco.
La experiencia para todos los participantes en la recuperación de esa historia ha sido dolorosa y reveladora. Todos conocíamos a Padilla, pero pocos habíamos estudiado las palabras que pronunció aquella fatídica noche.
Algunos de los lectores me han dicho que la lectura del texto en voz alta les produjo malestar, ansiedad o incluso pesadillas. Otros pronunciaron sus partes con una evidente nota de perplejidad, como si sencillamente no pudieran aceptar que esas declaraciones autoinculpatorias hubieran sido hechas con sinceridad. Sin embargo, en el fondo, todos los que trabajamos en este proyecto nos reconocemos en la situación de Padilla.
Participan en la lectura Carlos Aguilera, Lupe Álvarez, Katherine Bisquet, María Antonia Cabrera Arus, Sandra Ceballos, Armando Correa, Mabel Cuesta, Enrique Del Risco, Néstor Díaz de Villegas, Rafael Díaz-Casas, Julio Llópiz Casal, Eilyn Lombard, Martica Minipunto, Yanelys Nuñez Leyva, Amaury Pacheco, Orlando Luis Pardo Lazo, Alexis Romay, Iris Ruiz y Abel Sierra Madero. ¿Por qué has seleccionado a estos 20 intelectuales cubanos?
Quería crear algo en lo que muchas voces se unieran como una sola. Los cubanos tienen muchas voces diferentes, muchos puntos de vista y muchos hogares en el mundo. Pero hay historias y experiencias que se comparten, y esta es una de ellas. Invité a intelectuales porque las confesiones originales fueron pronunciadas por intelectuales.
¿Leer esta inculpación es un modo performático de ponerse en la piel de Padilla, y por tanto, autoinculparse?
Recordemos que los niños cubanos son llamados a menudo a representar una versión triunfalista de la historia de la revolución en la escuela —los he visto desfilar por avenidas de La Habana participando en tales actos de teatro político. Los lectores en este proyecto son actores que recitan líneas. Representan a personajes históricos, no a ellos mismos, aunque se pueden establecer paralelismos. Padilla nunca fue culpable de nada de lo que se le acusó, pero se vio obligado a hablar contra sí mismo. Eso es lo que el Estado quiere oír de sus críticos.
Cinco instituciones de EEUU y Europa proyectarán en sus webs la lectura, aunque has señalado que "este perturbador capítulo de la historia cubana aún se discute en la prensa latinoamericana, pero ha sido olvidado en EEUU". Por décadas has trabajado para captar el interés del mundo académico norteamericano, donde prima el discurso de izquierdas, ¿cómo ha sido, y cuáles son las mayores trabas y logros?
Ahora son seis instituciones, también participará Artists at Risk Connection, PEN America.
Me recuerdo cada día que uno no hace arte para gustar. Uno hace arte para hacer arte. Uno hace arte como parte de un esfuerzo por expresar verdades que trascienden hechos, historias y tendencias. Cada vez que presento obras de arte o doy una conferencia o publico algo sobre el arte cubano o el activismo cubano, me encuentro con partidarios acérrimos de la revolución cubana que inmediatamente quieren descartarme, o me acusan de ser una extremista o una apologista del imperialismo. Yo sé que no soy nada de eso. O sienten la necesidad de hablarme de la solidaridad de Cuba con otros países del Tercer Mundo. Así se exponen a sí mismos en el proceso y demuestran los límites de su política.
No quiero ser un censor, así que tengo que dejarles hablar. He tenido que aprender a rebatir sus argumentos, a no recurrir a la ira y a los insultos pase lo que pase. En el camino, también he conocido a muchas personas que comprenden y simpatizan con mi posición. Y creo que los esfuerzos de muchos artistas e intelectuales cubanos jóvenes que actualmente participan en debates públicos a nivel internacional están ayudando a cambiar la opinión pública.
Luis Manuel Otero Alcántara, en entrevista reciente para este medio, te nombró como una de sus referencias artísticas. Al calor de lo ocurrido recientemente, con el allanamiento de la sede del Movimiento San Isidro (MSI) para sustraer y destruir sus obras, ¿cómo ves el panorama para los artistas independientes que como Alcántara se niegan a "autoinculparse" por disentir en la Isla?
Hay que tener en cuenta que los cambios políticos no se consiguen de la noche a la mañana. Las luchas pueden ser largas; debemos mantener los ojos en el premio, para citar la canción popular del movimiento por los derechos civiles. Decidí volver a la confesión para tomar nota de una importante diferencia entre 1971 y 2021.
A diferencia de los artistas y escritores que no se atrevieron a desafiar la detención de Padilla en 1971, los artistas y periodistas independientes de la Cuba actual están impugnando el acoso orquestado por el Estado contra sus colegas y documentando las acciones y palabras indecorosas de los funcionarios del Gobierno. Responden a la larga estrategia del Gobierno de aislar a los opositores formando organizaciones independientes como el Movimiento San Isidro y el 27N.
El acceso a internet en los últimos años ha proporcionado una plataforma para la emisión de opiniones críticas, y la circulación de música, arte, cine y periodismo que hoy día están "fuera del juego". El poder y la diversidad de la cultura cubana en la esfera digital están ahogando la monotonía de los medios de comunicación estatales, que ya no atraen a los jóvenes cubanos. Alarmado por la pérdida de su hegemonía en el ámbito cultural, el Estado denuncia frenéticamente a sus competidores como enemigos demoníacos. Al igual que en su día el Gobierno cubano tachó a las editoriales extranjeras de villanos que pretendían socavar la revolución, atrayendo a los escritores para que produjeran obras que satisficieran una demanda extranjera de voces rebeldes, ahora es internet la que se describe como promotora de la subversión y toda forma de crítica se considera parte de un complot controlado por Estados Unidos.
Los artistas e intelectuales de la Cuba actual se niegan a emitir confesiones falsas. Se niegan a llamarse a sí mismos contrarrevolucionarios, sin importar las acusaciones que su Gobierno haga contra ellos. Han heredado un sistema que no han elegido, que se ha proclamado inmutable. Simplemente no aceptan esa inflexibilidad.
¿En qué proyectos trabajas actualmente?
Acabo de terminar un video para una exhibición en el MACBA y el MAMM (Medellín) y estoy preparando un cortometraje que voy a filmar en verano, basado en el testimonio del escritor Néstor Díaz de Villegas. El escritor Enrique Del Risco colaboró como guionista. La película contará con tres actores cubanos: Héctor Medina, Joel Lara y Luis Manuel Álvarez.
Discrepo con el estimado Johnny Fortes sobre la influencia de Padilla en toda una "generación intelectual". ¿Cuál, la de Pablo Armando, Arufat, Estorino, Reynaldo González, Diego, Fornet etc.? Las generaciones que vinieron, las más jóvenes, se desentendieron por omisión, oportunismo u olvido del Caso Padilla, al que que todo el mundo conocía de una u otra forma, pero nadie quería hablar de él. Se convirtió en un mito, una leyenda. Padilla fue vícitima del estalinismo cubano, unos versos con entrelíneas intencionadas que fueron objetivos del pelotón de fusilamiento castrista.
Siempre vendrá alguien a decir que le influyó, pero cómo, habría que preguntarle; ¿en el pensamiento disidente; en la etica social? Porque las infleuencias afloran en las actitudes, en la obra artística, en la consecuencia por mantener el legado político e intelectual de la vícitima, No podemos hablar de "influencias de Padilla" mientras aceptábamos un Lada como premio a nuestros "esfuerzos revolucionarios".
Creo que he dado un Norberto Fuentes de antología. Ojalá este filme se hubiera mostrado antes de los Premios Oscars de este año.
Heberto fue víctima indirecta de la sovietización brutal del país, pactada después del frustrado golpe de Estado de Moscú contra Castro, que aceptó enviar previamente sus discursos a la embajada rusa, usar gorra de plato con visera de charol y abrochar en el pecho las medalla y condecoraciones recibidas del Kremlin e implantar reformas en el ejército, algunas tan ridículas como el paso de pato, arrodillarse y gritar hurra, como si de la Plaza Roja se tratara. Además se le prohibió el acceso a las bases militares rusas en la isla. En la economía, no debía tener nuevas iniciativas propias y subordinarse a la JUCEPLAN y el CAME. Es la época en que Castro se hacía acompañar por una caravana de autos y otras medidas de seguridad excepcionales, pués temía ser asesinado, no por la CIA sino por el KGB. Así que era casi inevitable también una política cultural que tomara como referencia la soviética y dentro de ella las famosas autocríticas, que eran tan propias como simbólicas de aquel modelo.
El caso Padilla fue terrible para el régimen, porque se enajenó la solidaridad de personalidades muy respetables, no sólo de la cultura latinoamericana, sino mundial, que hasta ese momento se habían tragado la historia de una pequeña isla que luchaba no sólo por su identidad nacional e independencia cultural, sino también por una tierna igualdad entre los hombres. Por supuesto que la detención, torturas psicológicas y la ceremonia de cierre con la famosa autoinculpación sirvió de amenaza al resto de los intectuales cubanos de alta categoría (todos formados en la República) que se contuvieron de defender un espíritu crítico y mirar a Occidente de referente, pués era bien conocida la afinidad de Heberto con los poetas de lengua inglesa contemporáneos como su poco aprecio por la cultura soviética, que no la rusa, aunque era buen amigo de Evgueni Yevtushenko agente del KGB en aquellos días.
Heberto Padilla fue el primer disidente que logró influenciar a toda una generación intelectual.
Excelentes sus comentarios amigo Fortes. Efectivamente, la influencia de Heberto Padilla, por lo menos sobre mi generación, fue trascendental. Todavía disfruto y comparto sus poemas, incluso en los Estados Unidos, donde hay una tendencia obvia a la izquierda.
Comenté sobre el tema en el artículo de Ponte. Saludos.
Excelente iniciativa. Dice Coco Fusco que los escritores y artistas en el 71 no se atrevieron a desafiar la detención de Padilla. Es cierto, pero el tiempo del 71 no se compara con el del 2021 en esa Cuba bajo una misma dictadura. Entre otras cosas, porque hoy, por suerte, se cuenta con Internet y redes sociales que le hacen el trabajo de denuncia y movilización a cualquiera relativamente fácil, amén de que se entra y sale de Cuba con relativa facilidad. ¿Sabe Fusco de la represión a la que sometieron a esos escritores implicados en la autoconfesión de Padilla, uno a uno? Sé de uno que perdió el empleo, fue a parar años a una brigada del MICONS, y no se le publicaba ni un almanaque. Criticar que no hubo solidaridad entonces es como pensar que Padilla pudo haberse negado a la autoconfesión. De esto hace 50 años, y quizás para Fusco es historia, para otros como yo, es trauma y desgarramiento familiar.
Fuscó no "critica" la insolidaridad del momento, simplemente menciona un hecho por todos conocido.
Fusco no hizo una simple referencia a la ausencia de solidaridad en el 71, sino lo compara con la reacción de apoyo al MSI en el 2021, lo cual de hecho es una crítica. Esa comparación es injusta y carece de conocimiento sobre ese tiempo histórico bajo la dictadura. Lea bien, por favor: "A diferencia de los artistas y escritores que no se atrevieron a desafiar la detención de Padilla en 1971, los artistas y periodistas independientes de la Cuba actual están impugnando el acoso orquestado por el Estado contra sus colegas y documentando las acciones y palabras indecorosas de los funcionarios del Gobierno.". Reitero que pedirle eso a los artistas y escritores del 71 es equivalente a pedirle a Padilla que no se hubiera prestado a la maniobra de la Seguridad del Estado en la UNEAC.
No pide ni critica nada, verbaliza un hecho por todos conocido: en el 71 nadie se atrevió a decir ni pío (las causas y razones no se tratan en el artículo) mientras ahora sí se protesta. Usted lee más de la cuenta me parece a mí.
Ok. Esa es su lectura. Good. La mía es diferente.