El bailarín y coreógrafo cubano Carlos Acosta está dando los toques finales a una nueva puesta en escena para el Birmingham Royal Ballet cuyos diseños permitirán a sus bailarines cumplir con las restricciones impuestas por la pandemia del nuevo coronavirus.
El vestuario del espectáculo Lazuli Sky de la compañía que dirige el cubano, y que debe estrenarse esta semana, se inspira en la moda de otra época asolada por las plagas, el siglo XIX, cuando las faldas con crinolina permitían mantener el distanciamiento social.
Las crinolinas o miriñaques eran faldas muy amplias que usaban las mujeres acomodadas en el siglo XIX como barrera contra la infección de viruela y cólera, así como para protegerse de los hombres que quisieran tocarlas sin su consentimiento.
Por esa razón, Acosta decidió recurrir a los tutús, la faldilla tradicional de varias capas y muchos vuelos que visten las bailarinas clásicas, y que tienen una circunferencia mucho más amplia para mantener a los bailarines separados.
"Cuando empezamos (a diseñar la coreografía), queríamos tener una pieza en la que nadie se tocara, así que los bailarines vestirán estas estructuras alargadas, que no son estáticas, sino que están en movimiento constante, creando diferentes formas y evocando la imaginación", señaló Acosta en declaraciones a BBC Mundo.
Según el exprimer bailarín del Royal Ballet de Londres, a medida que la producción evolucionó, la compañía encontró maneras de trabajar en grupos "burbuja" para protegerse del contagio, aislados en pequeñas concentraciones.
No obstante, si bien los bailarines pueden ahora tocarse, Acosta y sus colaboradores decidieron mantener los tutús gigantes para reflejar una de las consecuencias de la pandemia.
"Son fantásticos en términos estéticos y registran el tiempo en el que vivimos", dijo.
Lazuli Sky podrá verse en el teatro Sadler's Well ante un público reducido entre el 29 y el 31 de octubre, y en streaming para todo el mundo entre el 1 y el 7 de noviembre en la web de la compañía brb.org.uk.