Adonis Milán es un joven director teatral con una obra transgresora y marcada en todo momento por bordear la fina línea de lo "políticamente correcto". La puesta en escena y censura de su puesta de Máquina Hamlet en noviembre pasado, ha marcado un parteaguas en la corta carrera de este artista.
Despojado ya de cualquiera atadura institucional, Milán accede a conversar y reflexionar sobre su vida y obra con DIARIO DE CUBA.
¿Cómo comienza tu vocación por el arte teatral?
Mi vocación por el teatro viene primeramente de mi historia familiar, que está marcada por el abandono y la dramatización. Nací en 1993 con un padre que al año siguiente asalta la lanchita de Regla y se va para EEUU. Mi madre, siendo un bebé de meses, me lleva y "participo" del Maleconazo. Todo eso está registrado en mi inconsciente y ha marcado mi vida. El teatro es para mí la posibilidad de buscar un espacio de liberación, donde eclosiono, rompo las normas y las dictaduras establecidas. La posibilidad de mostrar esa Cuba decadente y desarraigada en la cual vivimos.
¿Cuándo y por qué decides crear Perséfone Teatro?
Después de haber pasado varios cursos y haber sido asistente de dirección de un grupo teatral ya quería formar mi propia agrupación, donde darle cuerpo y lenguaje a mi visión sobre la escena y los actores.
Perséfone Teatro surge como grupo independiente y nace a mediados de 2015. Tiene su primer gran estreno con la obra El árbol de los gatos, un espectáculo que tiene mucho que ver con la emigración, con la relación de la escritora Gertrudis Gómez de Avellaneda con la Isla y donde también está presente José Martí. Esta obra se presenta en un espacio alternativo llamado La Cobija, en Centro Habana, y también se logra presentar en el Teatro Raquel Revuelta del Vedado.
Perséfone es la diosa de los infiernos según la mitología griega, la doncella virgen secuestrada por el rey del inframundo y convertida en diosa infernal. Producto de un pacto solo si ella regresa a la tierra pueden renacer los frutos y la primavera. Le puse este nombre porque Perséfone significa libertad, vida, transición y cambio. Todo ello tiene que ver mucho con mi generación, que anhela estos ideales para nuestro país.
¿Cómo surge tu vínculo con las instituciones culturales?
Yo pedí a la Asociación Hermanos Saíz (AHS) el teatro La Madriguera, en Centro Habana, que estaba en desuso, y ellos me lo dieron. En ese espacio estreno dos espectáculos más con actores profesionales, uno llamado Al filo del mar una obra donde se manejan elementos de la angustia existencial del hombre, se habla de la insularidad, la pintora Frida Kahlo y la poeta Alfonsina Storni.
Y la otra es la que ha desatado la censura contra mi persona: Máquina Hamlet, un texto del alemán Heiner Müeller y donde la alegoría más o menos explícita a la antigua Alemania comunista y a los dictadores en la figura de un rey hace una analogía perfecta con Fidel Castro.
Esta obra se logra estrenar en La Habana a sala llena y muy buena acogida por la crítica especializada. Sin embargo, la AHS solo programa dos puestas en escena en un teatro que permanece cerrado casi todo el año, alegando que los técnicos tienen otras obligaciones de trabajo. La segunda vez casi no se llega a poner porque los operarios demoraron en llegar. Aun así se pudo poner en dos ocasiones más en el espacio alternativo La Cobija.
Luego viene la censura de la obra en Santiago de Cuba, en su segunda puesta, debido a la cercanía del primer aniversario de la muerte de Fidel Castro y el acoso hacia mi persona por la Seguridad del Estado para que cesara mis vínculos con artistas independientes e invitándome a convertirme en informante de ellos.
También eres el creador original de la obra Los enemigos del pueblo, y su alusión directa a Fidel Castro como dictador y principal responsable del crimen del remolcador 13 de Marzo impide que pueda ser vista en Cuba.
Los enemigos del pueblo surge de una idea de hacer una puesta de la obra Charlotte Corday de la autoría de Nara Mansur. Llamo a la actriz Lynn Cruz para que la representara, pero ella me dice que ese texto lo veía muy gastado.
En la conversación le voy dando ideas de cómo realizar una obra donde la protagonista principal sea la asesina de un líder revolucionario y donde esta le exponga algunas de sus atrocidades.
Ella se embulla y escribe Los enemigos del pueblo, un texto que fue mutando y donde Lynn deseaba hacer alusiones directas a Fidel Castro y a las víctimas del remolcador 13 de Marzo. En ese momento tuve temor por mis vínculos institucionales y no quise hacerme cargo de la dirección de la obra. Pero Lynn sí estaba decidida a ponerla en escena tal y como ella quería.
¿Cuáles son las perspectivas que como creador tienes para el futuro inmediato?
Mi vida está ahora en una pausa. Todos los actores de mi grupo me han abandonado porque fueron llamados por la Seguridad del Estado. Las personas tienen miedo a trabajar conmigo. Ahora se me cerraron todos los espacios institucionales, pero tengo fe en que pueda renacer y continuar.
Ha quedado claro que el régimen castrista quiere aplastar mi proyecto y lo hace con la conciencia de clausurar la voz de la libertad y la sublevación. Pero no he pensado en ningún momento abandonar Perséfone Teatro. Este es mi proyecto de vida y confío en que una vez más pueda volver a levantarlo.