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Cine

Fiasco en el Chaplin

Arrancó el Festival de Cine de La Habana con una pésima inauguración y un proyector roto en el principal cine de la cita.

La Habana

La jornada del 39 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana tuvo ayer su más grande decepción en los centenares de espectadores que aguardaron el estreno de la más reciente cinta del realizador cubano Ernesto Daranas, Sergio y Serguéi (2017), que tuvo ya su estreno internacional en el recién finalizado Toronto International Film Festival.

El estreno del filme estaba previsto para las 10:00 am pero una avería en el proyector del cine Chaplin impidió el estreno. Las tentativas para solucionar el problema en cuestión de minutos resultaron completamente infructuosas, lo cual perjudicó seriamente la programación prevista para las sesiones matutinas y vespertinas en la instalación. Y la misma situación se repitió a las 8:00 pm, después que la administración del cine autorizó su entrada a la sala, más concurrida ahora que en el horario diurno.

Personalidades de la cultura como los actores Verónica Lynn, Laura de la Uz, Héctor Noas, Carlos Luis González, Carlos Enrique Almirante; los realizadores Enrique Álvarez, Lester Hamlet, Enrique Pineda Barnet y el mexicano Felipe Cazals (jurado en la categoría de los largometrajes de ficción) permanecieron junto a un público que vio prontamente con recelo la demora en la arrancada de la proyección del filme. Y probablemente, la misma situación  pueda repetirse con el estreno de la película Los buenos demonios (2017) de Gerardo Chijona, prevista para la jornada de este martes.

Ernesto Daranas ha incursionado en el género con éxito notable de recepción y premios en festivales nacionales e internacionales, con sus filmes Los dioses rotos (2008) y la multipremiada Conducta (2014). Según ha divulgado el Diario del Festival, la película narra la historia de un radioaficionado y exprofesor de Marxismo, Sergio, un profesional que vive los efectos de la crisis existencial y no sabe qué rumbos darle a su vida. En paralelo, Serguéi, el último cosmonauta ruso, permanece en la averiada estación orbital Mir, y desde la distancia, al establecer por azar la comunicación, entablan una sorprendente amistad.

Al fiasco de su estreno se suma la persistencia en una inauguración minimalista, de decadente esteticismo y desprovista del atractivo que debería caracterizar a este festival, cercano ya a sus cuatro décadas de existencia y que por eso debería reformular sus planteamientos estéticos y también conceptuales.

La proyección de La película de mi vida (O filme da minha vida), del realizador brasileño Selton Mello, una historia ambientada en el Brasil rural de los años 60, con actuaciones relevantes como las del mismo director y del francés Vincent Cassel, acertada caracterización epocal en el trazado de locaciones, colorida en el diseño de la fotografía, pero barnizada al estilo de un teleplay sensiblero y sin pretensiones de virtuosismo cinematográfico, mermó la expectativa de cuantos esperaban en la ceremonia un filme digno de una noche de apertura por todo lo alto.

Al cierre de esta nota, en la mañana de hoy martes las funciones en el Chaplin quedaron suspendidas y reprogramadas para otras salas, entre ellas la película de Chijona, que fue proyectada en el cine Acapulco, el más distante de todos, y bajo protesta de su propio director.

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