A pesar de que los números indican lo contrario, la obsesión del gobernante cubano Miguel Díaz-Canel lo llevó a afirmar que, en cuanto al desarrollo en la Isla de la Inteligencia Artificial (IA) "tenemos que aspirar a estar en la avanzada, por lo menos en América Latina y el Caribe. Aun cuando no disponemos de la infraestructura, sí contamos con un capital humano lo suficientemente preparado para avanzar en ello", informó el periódico oficial Granma.
Al presentar este lunes la Estrategia de Desarrollo de la IA en Cuba, Díaz-Canel insistió, mientras muchas escuelas y universidades del país presentan un estado deplorable, en la importancia de comenzar a introducir contenidos relacionados con la IA en todos los niveles de enseñanza, "así como fomentarla en los estudios de posgrado, para avanzar más rápido en su desarrollo", dijo.
En la reunión, la ministra de Comunicaciones, Mayra Arevich Marín, quien dirige la Estrategia para el Desarrollo y uso de la IA en Cuba, hizo referencia a "los riesgos que puede traer consigo el empleo de la IA, como la falta de transparencia, los desafíos éticos y sociales, el desplazamiento laboral, la aparición de problemas inesperados, la adaptación a situaciones novedosas, y la imposibilidad de enfrentar problemas que estén fuera del ámbito de entrenamiento de los sistemas que se desarrollen".
Algo que, paradójicamente, no debería preocuparle al régimen, toda vez que ya, con IA o sin ella, el país vive inmerso en la falta de transparencia, los desafíos éticos y sociales, el desplazamiento laboral, la aparición de problemas inesperados y la imposibilidad de enfrentar problemas que estén fuera de su ámbito de entrenamiento.
Asimismo, Arevich Marín destacó, entre los impactos del uso de la IA en Cuba, "la productividad y el ahorro de tiempo, la reducción de los errores humanos, la potenciación de la creatividad, la agilización de la toma de decisiones, y la capacidad de aprender y mejorar".
La funcionaria indicó, además, que su ministerio "trabaja para avanzar en la incorporación responsable, gradual y creciente de la Inteligencia Artificial en los procesos cotidianos, priorizando la economía y el bienestar social".
En la reunión, además, Yuniesky Vasconcelos, jefe del grupo de la Industria Digital de la Empresa Xetid, detalló que una parte importante de los trámites del Ministerio de Justicia se realizan a través de IA. En tal sentido, desde el 2023 esta entidad ha emitido más de dos millones de certificaciones de manera automática, lo cual representa aproximadamente el 30% del total de certificaciones emitidas desde entonces.
De las cerca de 7.000 que se realizan a diario, dijo, más de 2.000 son emitidas por el robot de automatización. Vasconcelos detalló que, ante la avalancha de solicitudes, toda vez que dichos certificados son fundamentales en los procesos migratorios, y las pocas manos en los registros, su empresa pretende que el robot "pueda cubrir más del 80% de la emisión de certificaciones".
En octubre, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) presentaron los resultados del Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial y, de un máximo de 100 puntos, Cuba obtuvo apenas 27,96 y se ubicó en el lugar 15, en la franja de "exploradores".
Así, el coqueteo del régimen con la IA no es nuevo, y es una de las apuestas con las que Díaz-Canel pretende salvar el creciente caos de Cuba. En tal sentido, en diciembre, en medio de los apagones, la inseguridad sanitaria y alimentaria, el alza de la criminalidad, la represión y la pobreza.dos instituciones cubanas, el Parque Científico Tecnológico de La Habana y la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) fueron aceptadas como parte de la AI Alliance Network de los Brics+. Así, el régimen reforzó su apuesta por la IA y dejó claro que dicha apuesta será de la mano de dos de sus viejos aliados: Rusia y China.
El Kremlin dijo recientemente que, como parte de su estrategia de IA, el 80% de todos los trabajadores rusos deberían tener habilidades en IA para 2030, en comparación con el 5% en 2023, mientras que la inversión en IA debería crecer siete veces hasta alcanzar los 850 mil millones de rublos.
Ante este panorama, con La Habana convertida en la puerta de entrada de Moscú al ciberespionaje en la región, con la penetración de las empresas informáticas rusas en la Isla y con el creciente desespero entre la dirigencia del régimen cubano, ¿hasta qué punto, absortos en la habitual grandilocuencia, se creerán capaces de copiar este modelo?