"El pan de la libreta lo venden muchas veces por debajo del peso que dijeron por la televisión y además malo", afirmó una cubana citada por el medio estatal Trabajadores este lunes, poco más de una semana después de que el Gobierno redujera el tamaño del pan racionado que vende a la población.
La afirmación categórica de María Luis Ramírez Céspedes, residente en el habanero municipio Arroyo Naranjo, con la que coincidió su vecina Cira Martínez Luna, contrasta la promesa de que la reducción del gramaje del pan no implicaría una disminución de la calidad, hecha por Anayra Cabrera Martínez, directora general de Política Industrial del Ministerio de la Industria Alimentaria (MINAL).
En la práctica, en varias panaderías se han detectado violaciones tanto en el peso como en la calidad del pan, pese a que, según Trabajadores, encuestas realizadas por la Oficina Nacional de Inspección Estatal (ONIE) del MINAL en el país indican una satisfacción del 75 al 80 por ciento con el producto.
"Cumpliendo nuestra función estatal, hasta el jueves último nuestros inspectores realizaron en todo el país 521 controles sobre el uso de las materias primas y por diversas violaciones detectadas impusieron 188 multas", dijo el director general de la ONIE, Juan Manuel García Alum, citado por el medio estatal.
Abdelín González Mesa, directora general de la Empresa Provincial de la Industria Alimentaria (EPIA) La Habana, responsable de hacer el pan normado de cada día a cerca de dos millones de capitalinos, sostuvo que no se trata solo de multar.
"Cuando existen violaciones de las normas en la elaboración del pan corresponde adoptar medidas administrativas que incluyen democión del cargo y separación definitiva de la entidad, considerando el desempeño anterior del trabajador o trabajadores involucrados", explicó la directiva, citada por Trabajadores.
En la panadería La Comercial, del municipio Cerro, se hallaron incumplimientos en la masa neta del pan y en las pruebas sensoriales, de acuerdo con los inspectores Idalmis Tamayo Carvajal y Roberto Chávez Flores.
Los inspectores explicaron que varias verificaciones a muestras de cinco panes cada una demostraron que estaban por debajo del gramaje indicado además de no tener la misma coloración y olor ácido.
El peso del pan por debajo de los 60 gramos no es el único problema detectado en el país, de acuerdo con el director general de la ONIE, García Alum.
"En nuestros laboratorios hemos detectado panes ácidos, crudos y con olores no típicos", precisó el funcionario.
Añadió que las panaderías La Elena y La Liana, en La Lisa, fueron cerradas debido al deterioro estructural y tecnológico que presentaban. Añadió que las violaciones se asocian al incumplimiento de las normas del Decreto 22/2020, del MINAL, sobre la producción industrial de alimentos y bebidas.
Trabajadores señaló que en las panaderías de La Habana "lamentablemente" se producen esas infracciones, a pesar de que, antes de la implementación de la reducción del tamaño del pan "se hicieron Activos de Calidad en los 15 municipios".
En esos Activos de Calidad, en los que participaron los maestros panaderos, "se precisaron las formulaciones con o sin extensores, en la actualidad yuca", explicó el medio.
"Esta semana detectamos tres casos que están en proceso o con la medida administrativa correspondiente, que puede ser la democión del cargo, definitiva o provisionalmente, o la separación de la entidad, de acuerdo a los antecedentes que tengan los responsables", contó González Mesa.
La directora general de la EPIA La Habana aseguró que "la calidad del pan normado es una prioridad" y que "para garantizarla se han volcado los fiscalizadores de la entidad y otros especialistas".
Sin embargo, las quejas de los cubanos por la mala calidad del pan se remontan a mucho antes de la reducción del gramaje.
En mayo, la población de Las Tunas se quejó de que el pan tenía un sabor arenoso, pero las autoridades consideraron que era apto para el consumo humano.
En marzo, santiagueros a los que DIARIO DE CUBA preguntó sobre la calidad del pan que les vendía el Estado —cuando había— dieron descripciones como "ácido", "duro", "parece fango" y "se pone verde".
Para Cabrera Martínez, directora de Política Industrial del MINAL, la calidad del producto se garantiza con experiencia, amor y empeño, pese a que reconoció que las panaderías de Cuba no tienen las mismas características tecnológicas y pueden suceder variaciones en el proceso, según la citó Trabajadores.
"La experiencia, el amor y el empeño que los maestros panaderos pongan a su labor son la garantía de lograr un buen producto cada día", sostuvo la directiva.
Como es habitual en el discurso del Gobierno y de los medios oficiales, Trabajadores echó mano al embargo estadounidense como chivo expiatorio por la escasez y a mala calidad del pan en Cuba.
Según el medio estatal, preservar la calidad del producto es "corresponder a los esfuerzos que hace el país para que el básico alimento no falte en medio de complejas circunstancias financieras debido, fundamentalmente, al recrudecimiento del bloqueo y la injusta inclusión de Cuba en la espuria lista norteamericana de Estados que supuestamente apoyan al terrorismo".
Pan hecho con amor y empeño y cero harina. A qué sabrá eso.