La ruta migratoria que hacen los cubanos para llegar a EEUU acumula 142 muertos o desaparecidos en lo que va de 2024, siendo la más peligrosa del Caribe y una de las más mortales de todo el planeta, informó el viernes el Programa de Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Loraine Morales Pino, una cubana doctora en Estudios de Migración egresada del Colegio de la Frontera Norte de Tijuana (México), explica a este diario las dificultades de la ruta migratoria marítima que siguen los cubanos: "Las personas que cruzan el estrecho de Florida desde Cuba por lo general son vulnerables y tienen un alto riesgo de desaparecer en el mar, así como de ser devueltos. Al estar días vagando por el mar están expuestos a la deshidratación, los naufragios y la muerte. Son muchas las personas, entre ellos menores de edad, que han fallecido en estas rutas marítimas entre Cuba y EEUU. Cuando alguien sobrevive a una experiencia como esta, puede quedar con secuelas psicológicas muy fuertes".
La OIM precisa que hasta el 30 de agosto se contabilizan al menos 291 migrantes que han desaparecido o muerto en 2024, haciendo las peligrosas rutas marítimas del Caribe. Esta cifra representa un 18% de incremento comparado con las 247 víctimas registradas en todo 2023. La ruta registrada por la OIM con más víctimas (142) es la que va de Cuba a EEUU, seguida por la que se hace desde República Dominicana para llegar a Puerto Rico (91), la ruta hacia las Islas Canarias (15), y la de Haití a República Dominicana (una).
Edwin Viales, el monitor regional para las Américas del Proyecto Migrantes Desaparecidos, declaró el viernes que las peligrosas condiciones naturales, sumadas a desapariciones forzadas causadas por los traficantes, hacen que las embarcaciones desaparezcan sin dejar rastro.
Morales participó junto a Viales en la presentación en línea de las cifras recopiladas por la OIM, y expuso los detalles de un proyecto de investigación sobre la migración cubana auspiciado por el medio independiente El Toque. En un bosquejo que se extiende hasta 2014, ese proyecto ha registrado 264 muertes y 650 desapariciones de cubanos durante las rutas migratorias.
En declaraciones a DIARIO DE CUBA, Morales añade que quienes van por tierra a EEUU atravesando Centroamérica tampoco lo tienen fácil: "Están expuestos a bandas criminales. Deben estar ocultos en sitios clandestinos, hacinados junto a personas de otras nacionalidades. En las rutas hay secuestros, asesinatos, robos y un conjunto de actos de violencia que son fatales. Luego hay que sumar la llegada a un destino donde no está tu familia, la gente de tu barrio. Eso afecta mucho a los menores, por ejemplo, que deben separarse de su entorno y de todo lo que los ha ayudado a configurar un poco lo que son. Migrar es volver a nacer, pero con otra edad. Entonces, reiniciar el sistema de ese niño o adolescente es todo un reto".
El 21 de agosto llegaron tres menores de edad cubanos a los cayos de Florida, los últimos reportados. Viajaron en un bote pesquero de madera junto a 18 adultos, según informó el jefe del sector Miami de la Patrulla Fronteriza de EEUU.
Los menores que se quedan en la Isla también sufren las consecuencias de la estampida. El "luto migratorio", un fenómeno descrito por Morales, puede afectarlos considerablemente: "Es perturbador ver partir a compañeros de aula, amigos, primos o hermanos. Conozco casos en los que se va un hermano y se queda el otro a la espera de poder salir. Eso genera una ansiedad y la ilusión de que en emigrar está la solución del problema. Sobre todo, en la configuración de su identidad. Debe ser terrible que pierdan sus principales lazos emocionales, esa relación con el otro, con su par contemporáneo".
Cuba atraviesa la mayor crisis migratoria de su historia. Un estudio independiente publicado recientemente estima que en los últimos años (la actual ola comenzó en diciembre de 2021), la Isla ha perdido más de dos millones de habitantes, el 18% de la población. Una parte importante de ese flujo migratorio ha estado compuesto por jóvenes y menores de edad, según reconoció hace poco el propio Gobierno cubano.