A la cerca con alambre de púas que ha colocado en los límites de Panamá con la selva del Darién, el Gobierno de José Raúl Mulino sumó ahora el inicio de vuelos de repatriación de migrantes detenidos tras cruzar esta peligrosa zona selvática, en un programa financiado por EEUU que busca aminorar el tránsito migratorio sin documentación que procura ingresar a territorio estadounidense.
Mulino asumió la Presidencia el pasado 1 de julio. Durante la campaña electoral, en medio de una crisis económica que agobia a los panameños más pobres, el nuevo mandatario prometió cerrar completamente el paso por la selva del Darién, la zona boscosa de algo más de 17.000 kilómetros cuadrados que separa a Panamá de Colombia, y que desde 2021 pasó a ser la más concurrida y peligrosa ruta migratoria del continente americano.
Durante sus primeras semanas en el poder Mulino procedió a cercar con alambre de púas al menos tres pasos habituales de migrantes, que eran la culminación de un recorrido intrincado en el Darién, haciendo frente a grupos criminales que de facto controlan ese territorio. De esa forma, Panamá comenzó con una política de control biométrico en los pasos que siguen abiertos, que además pasaron a tener mayor nivel de vigilancia policial y presencia de funcionarios de Migración.
Mulino no acordó con su par colombiano, Gustavo Petro, esta política restrictiva. Con lo cual, el acceso desde Colombia a la selva del Darién sigue estando en manos, principalmente, de grupos criminales.
Según estimación hecha en el terreno a fines de 2023 por Human Rights Watch (HRW), la banda Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), también conocidas como Clan del Golfo, , reciben un estimado de 125 dólares por cada persona que cruza de forma irregular la inhóspita selva y llega a Panamá para seguir su recorrido hacia EEUU.
Este 20 de agosto se realizó el primer vuelo de repatriación, en el nuevo plan acordado entre Mulino y el Gobierno de Joe Biden, que en medio de un año electoral y siendo la inmigración un tema central para los votantes estadounidenses, ha apostado por extender la frontera de su país más al sur de México, como lo admitió recientemente el propio mandatario panameño.
Los vuelos que se han iniciado, ocurrirán "sin costo alguno para Panamá porque es su problema (de EEUU), la frontera está en el Darién no en Texas", sostuvo Mulino.
El primer vuelo de migrantes deportados desde Panamá aterrizó en Medellín con 28 ciudadanos colombianos. Según las autoridades panameñas, se logró repatriar a un presunto integrante del Clan del Golfo y todos los repatriados tienen antecedentes penales y fueron detenidos apenas salieron del Darién, en el lado panameño de la selva.
Según estiman expertos, el Gobierno de Mulino no podrá bloquear de forma completa el paso por el Darién debido al carácter selvático de la zona. Sin embargo, el nuevo mandatario está dando en sus primeras semanas de gestión un claro mensaje de que habrá control sobre este paso migratorio, que ha tenido un descomunal crecimiento desde 2021.
Entre 2021 y 2023 cada año se duplicó el número de personas de muy diversas nacionalidades (encabezadas en volumen por venezolanos) que atravesaron el Darién.
Más de 130.000 migrantes, principalmente haitianos y cubanos, cruzaron en 2021. La cifra saltó a 250.000 en 2022, con un incremento de venezolanos y ecuatorianos. Y más de medio millón se aventuró el año pasado, siendo el 60% de Venezuela, según las autoridades migratorias de Panamá.
EEUU y Panamá han intensificado su intercambio y colaboración en temas migratorios tras la llegada de Mulino al poder, y prevén un crecimiento del flujo migratorio venezolano tras el fraude electoral y la represión en Venezuela. Brasil y Colombia igualmente toman medidas para un aumento en los pasos fronterizos de personas procedentes de Venezuela, tras la crisis intensificada a partir del 28 de julio.
Solo en lo que va de 2024 se ha registrado el paso de más de 230.000 personas, y en lo que va del mes de agosto la cifra ya pasa los 8.000 casos, de acuerdo con el director del Servicio Nacional de Migración panameño, Roger Mojica.
Según el funcionario, el acuerdo con Washington permite la deportación de todas las personas que ingresen de forma irregular a Panamá, y no solo a las que tienen antecedentes penales. Es decir, cualquiera que pase por el Darién es susceptible de ser deportado en estos vuelos.
La deportación de migrantes venezolanos a su país es literalmente imposible, a menos que haya beneplácito del régimen de Maduro, como lo hizo con EEUU hasta que decidió romper este acuerdo tras el respaldo de la Casa Blanca al candidato opositor Edmundo González Urrutia.
Desde 2019 están interrumpidos los vuelos entre Venezuela y EEUU y durante algunos meses del año pasado funcionaron los vuelos de repatriación.
Tras la exigencia de Panamá, y otros siete países latinoamericanos, de que se mostraran resultados detallados de las elecciones del 28 de julio, el Gobierno de Maduro no solamente rompió relaciones diplomáticas y consulares, sino que también suspendió los vuelos. Con un espacio aéreo cerrado entre Panamá y Venezuela, tal como está desde el 31 de julio, las eventuales deportaciones de venezolanos deberían ocurrir hacia Colombia, pero hasta ahora el Gobierno de Petro ha mantenido un bajo perfil en relación a esta política que llevan adelante Panamá y EEUU.