Vecinos intentan linchar a un ladrón que golpeó a una madre para robarle en Santiago de Cuba

A "pedradas, patadas y piñazos", decenas de personas persiguieron e intentaron linchar a un presunto ladrón que al mediodía de este martes golpeó en el rostro y le arrebató el dinero a una madre que, con su hijo enfermo y en los brazos, salía del Hospital Infantil Sur, en Santiago de Cuba.

Al ver como la madre, de unos 30 años, caía al suelo con un ojo golpeado y la boca sangrando, y era arrastrada por el pavimento junto a su pequeño para quitarle la mochila con sus pertenencias, el pueblo montó en cólera y trató de tomar la justicia por su mano.

Durante la persecución, de Trocha a Carretera del Morro, se fueron sumando vecinos, entre ellos muchos que el 17M exigieron "comida y corriente" y luego fueron tildados por la prensa oficial de hambrientos, criminales, vagos, desinformados, parásitos, faltas de carácter y desestabilizadores.

En su desesperación, el delincuente penetró por un callejón y se subió a los tejados colindantes con el parque donde tuvieron lugar las recientes protestas en contra de la actuación del Gobierno ante la crisis energética y alimentaria.

Al verse sin salida y acorralado por la muchedumbre que le cerraba el paso, el hombre optó por levantar una teja de fibrocemento, entrar a una de las viviendas de la cuartería de calle 2, entre calle 3 y Gasómetro, en el reparto Mariana de la Torre, y esconderse bajo una cama.

La revuelta, provocada por el intento de linchamiento, fue confundida inicialmente con otra manifestación.

El pueblo se concentró en los tejados, los patios y frente a la puerta de la casa invadida por el delincuente, propiedad de una jubilada de nombre Leonor que se encontraba en un turno médico en el hospital militar de Santiago de Cuba.

Aurora, vecina de la cuartería presente en el momento de los hechos, pidió a quienes intentaban sacar por la fuerza al ladrón que esperaran a que llegara la dueña de la vivienda, pues la iban a destruir y "esa anciana no tiene donde caerse muerta".

Minutos más tarde llegó la Policía, que apenas podía abrirse paso entre quienes gritaban a viva voz "ese no arrebata más" y "sáquenlo pa' matarlo".

Cada vez que los agentes pretendían conducir al ladrón, la irritada muchedumbre le iba encima y lo agredía.

La situación no tuvo mayores consecuencias porque los propios vecinos llamaron a la calma y pidieron a los más exaltados que se tranquilizaran, para que el Gobierno y la prensa no volvieran a ofender y desacreditar a los habitantes del emblemático barrio santiaguero.

DIARIO DE CUBA fue testigo del instante en que uno de los oficiales dijo al hermano y otros familiares de la víctima que evitaran "complicarse la vida", pues el maleante es un reincidente en delitos como ese y otros, que se encontraba en libertad condicional.

Para evitar el linchamiento tuvieron que acudir las tropas especiales, que portando sus armas largas y el resto de los equipos con que reprimen, dispersaron a los presentes y propiciaron la detención del delincuente.

Las imágenes de los sucesos, publicadas en las redes sociales, suscitaron los más diversos comentarios. Unos respaldaron la respuesta popular; otros se refirieron a la "pérdida de valores y la situación de horror que vive la Isla" debido al incremento de la inseguridad ciudadana.

El internauta Juli Ruiz criticó a los santiagueros por "aplaudir a los mismos que los reprimen", en alusión a la llegada de las tropas especiales, mientras Jorgito Suarez le sugirió que "se pusiera en el pellejo de la víctima".

Aunque los linchamientos no son habituales en Cuba, cada vez son más frecuentes y violentos.

Todavía se recuerda el video que filmó un grupo de personas mientras apuñalaba al presunto agresor de uno de sus familiares, y las impactantes imágenes de la agresión colectiva contra el violador de una niña de ocho años, que terminó con el enfrentamiento entre el pueblo y las brigadas especiales en Santiago de Cuba.

Tomar la justicia por su propia mano es visto por muchos cubanos como un mecanismo para contener el auge de la delincuencia y suplir inefectividad de la Policía. También como una respuesta a la desconfianza judicial a la hora de enfrentar la falta de seguridad y los delitos que no tienen un corte político e ideológico.

Generalmente el pueblo se queja de la falta de operatividad policial y la inacción legal contra delitos como el robo en viviendas, a la vez que critica la priorización de los intereses del Estado.

En Cuba los condenados por hurto y sacrificio ilegal de ganado casi no reciben beneficios carcelarios, y en no pocas ocasiones las sanciones que cumplen son superiores a las de los sentenciados por homicidio o abuso de menores.

Esta desproporción ha sido reconocida en uno de los análisis del portal oficialista Cubadebate, que señaló en 2016 que por abuso lascivo y corrupción de menores solo se sancionó al 54 por ciento de los victimarios, dejando en los padres un criterio desfavorable en cuanto desempeño legal de la Fiscalía y los tribunales.