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Política

La nueva falacia de Miguel Díaz-Canel

'Este empeño castrista por secuestrar a su favor la cubanía constituye un hecho sin precedentes en la práctica política cubana a partir de 1902.'

La Habana
Miguel Díaz-Canel con manifestantes en contra del embargo, Nueva York.
Miguel Díaz-Canel con manifestantes en contra del embargo, Nueva York. Insurgente

En una reunión sostenida con miembros de la comunidad de emigrados cubanos en Nueva York, el mandatario Miguel Díaz-Canel habló, entre otras cosas, de la dañina politización a que ha sido sometido ese conglomerado de ciudadanos.

Como es lógico imaginar, el gobernante culpó al Gobierno de EEUU de haber llevado a la práctica tan maquiavélica política. "No podemos ser parte de la politización de la emigración cubana, con la que trafica el enemigo",  fueron las palabras del heredero de los Castro en esa ocasión.

Sin embargo, hay pruebas irrefutables de que Díaz-Canel miente cuando trata de exonerar de este asunto al régimen castrista. El primer indicio de politización aconteció cuando los gobernantes cubanos  consideraron la salida de la Isla como un delito político.

Un sinnúmero de artistas, deportistas, científicos y profesionales en general fueron borrados del altar de la cubanía en los años 60 por el "delito" de irse a vivir allende los mares. Así fueron prohibidas las interpretaciones de Celia Cruz, Blanca Rosa Gil, y Orlando Vallejo, entre otros; y las canciones de la autoría de Osvaldo Farrés aparecían sin el nombre del autor.

Por otra parte, los fanáticos del béisbol perdían para siempre el rastro de ídolos como Orestes Miñoso, Camilo Pascual y Edmundo Amorós, por solo citar algunos nombres de los integrantes de los equipos Habana, Almendares, Cienfuegos y Marianao.  

El señor Díaz-Canel, nacido en 1960, ya tenía edad suficiente para aquilatar la barbarie que se cometió en Cuba contra las personas que pretendían emigrar por el puerto de Mariel en 1980. Un suceso de evidente matiz político contra ciudadanos que solo aspiraban a salir de Cuba, y sobre el que ya comentamos no hace mucho en estas propias páginas. Es muy probable que el entonces joven Díaz-Canel tomara parte activamente, en su ciudad de Santa Clara, en aquellos deleznables mítines de repudio.

Por si todo lo anterior fuese poco, los personeros del castrismo echan mano ahora a un nuevo mecanismo para clasificar a los integrantes de la diáspora cubana: se han apropiado de la cubanía. Utilizando un criterio meramente político, los gobernantes castristas califican como cubano a todo aquel emigrado que colabore o simpatice con ellos. En cambio, llaman anticubanos a los que se opongan al régimen existente en la Isla.

Como juez supremo de la cubanía, el mandatario se refiere a estos últimos como a “esos que aún no han asimilado  ese valor de sentirse cubanos, los que por algún motivo lo han perdido, o los que lo han empeñado a favor de quienes desean destruirnos”.

Este empeño castrista por secuestrar a su favor la cubanía constituye un hecho sin precedentes en la práctica política cubana a partir de 1902. Ningún gobernante republicano se adueñó de la cubanía, y en consecuencia no se usaban los calificativos de anticubanos que ahora abundan en la prensa oficialista de la Isla.

Los luchadores contra los gobiernos de Gerardo Machado y Fulgencio Batista eran calificados simplemente como antimachadistas y antibatistianos, y nada más. En cambio, la propaganda castrista no considera a sus adversarios como anticastristas. Los llama anticubanos. Sin dudas, se trata de otra muestra del carácter totalitario del actual régimen cubano.

El señor Díaz-Canel, casi al finalizar el encuentro con los emigrados cubanos, y como parte de la arenga para que se presten a colaborar con su Gobierno,  acudió cínicamente al postulado martiano de "Con todos y para el bien de todos". La diferencia es que el "todos" de Martí sí era sincero. En el de Díaz-Canel, en cambio, no podemos confiar.

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4 comentarios

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Ellos aplican a quienes no simpatizan con ellos calificativos que se deben aplicar a ellos mismos: anticubano, gusano, vendepatria, apátrida. Esos calificativos son como bumeranes: ellos los lanzan pero van contra ellos.

--LA ESCLAVITUD ES LA ÚNICA INDUSTRIA DE CUBA---_Estas largas condenas, más que como escarmiento, es para tener a los esclavos trabajando gratis más tiempo. Cuba se ha convertido en un país donde la única industria es la esclavitud. Los esclavos son los presos, los reclutas del SMO, los médicos y demás profesionales.

Si los castrados gobernantes son cubanos yo debo ser alienígena.

Y qué hay de aquello:No los queremos,no los necesitamos.