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Emigración

El canciller español niega la nacionalidad retroactiva a un cubanoamericano

El derecho reclamado partía de la pérdida de la nacionalidad española que estableció el Tratado de París de 1898 para aquellos que se mantuvieron en la Isla.

Madrid
José Manuel Albares, ministro de Exteriores de España.
José Manuel Albares, ministro de Exteriores de España. EFE

El Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación de España ha denegado la petición formulada por el ciudadano cubanoamericano Maikel Arista-Salado, para recuperar, con carácter retroactivo, la pérdida de la nacionalidad española que generó el Tratado de París (1898), reportó el diario El Debate.

Firmado en 1898 entre España y EEUU, el Artículo IX de ese tratado dejó sin nacionalidad española a los ciudadanos que se quedaron en la Isla después de que esta accediera a la independencia, el 1 de enero de 1899.

Los principales puntos de la argumentación de Arista-Salado eran "que la desnaturalización masiva y forzosa fue un acto inconstitucional, nulo e inválido, porque el Estado español carecía entonces, como carece hoy, de la capacidad jurídica necesaria para retirar la ciudadanía española a sus propios nacionales, mucho menos traficarla en un tratado con otro Estado". 

El cubanoamericano consideraba que esa pérdida de la nacionalidad, "al ser un acto nulo, no ha afectado a la transmisión ius sanguini (sanguínea) del derecho natural, fundamental y personalísimo de nuestros mayores (españoles) a sus descendientes. Hoy, en virtud de la presente, se pide al Estado español que reconozca en su Derecho positivo, y ponga fin a un siglo de deuda y olvido".

En su respuesta, el canciller español José Manuel Albares constató, en primer lugar, la vigencia del Artículo IX del Tratado de París. El funcionario recordó los tres fallos del Tribunal Constitucional español, que concluyen que Arista-Salado se extralimita en su uso del derecho de petición. Sobre el fondo del asunto, Albares aseguró que la Convención de Viena, que rige las relaciones diplomáticas entre estados, solo contempla la denuncia de un tratado, o de uno de sus artículos, en caso de que las partes así lo hubieran acordado al firmarlo. En el caso del Tratado de París, España y EEUU solo dejaron la posibilidad de denuncia al contenido del Artículo XV.

Consultado por El Debate, Arista-Salado ha decido recurrir la orden de contestación firmada por Albares. En su opinión, el Gobierno español no ha analizado el fondo de la cuestión. De entrada, dice "que no conviene denunciarlo. Yo no estoy pidiendo una opinión acerca de la conveniencia, o no. Digo que hay que denunciarlo porque vulnera derechos fundamentales. El Gobierno se pasa por el forro esa consideración".

El cubanoamericano critica que España diga que no se puede denunciar porque ni el Tratado ni la Convención de Viena proveen soluciones para la denuncia. "Es falso. ¿Por qué? Porque el punto fundamental, el Artículo IX, es nulo, inválido e ilegal porque contraviene la Constitución española. El Gobierno elude la cuestión por formalismo".
 
"En última instancia, el derecho de petición existe para promover la tutela efectiva de los derechos. Lo establece el Artículo 14 de la Constitución (española), no es un problema de gracia", afirmó Arista-Salado.
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3 comentarios

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..."la Isla después de que esta accediera a la independencia, el 1 de enero de 1899"...es un chiste???... o un fallo "historico" de DDC que por su origen español "piensan" que nos dieron la independencia en los Tratados de Paris???...

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Estoy de acuerdo camarada, la independencia no las dio el gran líder en 1959, cuando independizó a la isla de la prosperidad, la limpieza, los derechos, los valores y la ética. Nunca más ese pueblo heroico ha sido dependiente de tantos rezagos capitalistas.

Y cuando más independiente fuimos fue en esas tres décadas que no dependíamos de la URSS para tomar decisiones ni comer.

Bueno, el Estado cubano es hoy uno de los mayores traficantes de nacionalidad que existen en el mundo. Trata con asco a natales que han emigrado mientras los esquilma cuando viajan a la Isla, argumentando a favor o en contra de la nacionalidad de los cubano-americanos a su propia conveniencia.