La plaga de chinches en Santiago de Cuba llegó para quedarse. En la ciudad la población da cuenta cada día de nuevos lugares contaminados ante la opacidad de la prensa oficial. La información sobre la propagación del insecto chupasangre sigue siendo limitada a pesar de que medios oficiales han reconocido la existencia de la plaga en programas radiales locales y, más recientemente, en un artículo en la edición digital del periódico Sierra Maestra.
Sin embargo, el boca a boca es casi la única forma de saber sobre la dimensión de la situación con las chinches. En el correccional de La Caoba, ubicado en el municipio Palma Soriano, la situación es crítica. Pedro recibió la visita de su madre con la espalda llena de picadas. "Las ronchas le cubren toda la espalda. No le tomé fotos porque no te dejan entrar con celular en las visitas", dice la madre del recluso.
Pedro escogió dormir en el piso como única medida efectiva para librarse del ataque nocturno de los diminutos insectos parásitos. Está siendo amenazado por los directivos del penal con una sanción si no deja de hacerlo.
"Esto es de locos. Lo que tiene es un pedazo de colchoneta sucio. Allí no hay una fumigación, ni productos para eliminar las chinches, y solo por dormir en el piso te sancionan. Lo quieren obligar a dormir sobre el colchón infestado ese. Lo más triste es que les propuse llevar un colchón de esponja que era de mi nieto, y tampoco quieren, así que vamos a ver cómo termina esto. No dejan que uno ayude y ellos no tienen nada para resolver", concluye.
La medidas para los diversos centros educacionales contaminados hasta ahora en Santiago de Cuba es la fumigación. Según un programa informativo de la emisora CMKC, las escuelas no se cerrarán. Se aprovecharán los fines de semana, desde el viernes, para realizar las fumigaciones, y luego podrán ser reabiertas los lunes.
La realidad es que las fumigaciones tardan por la falta de insecticidas y son costosas, además de presentarse problemas burocráticos para el pago de los productos. DIARIO DE CUBA conversó con dos profesores de la Escuela Secundaria Básica Argenis Burgos, del reparto Los Olmos.
"Hace varias semanas se detectaron chinches primeramente en un aula del cuarto piso. Pensamos que su aparición obedece a que los propios alumnos los hayan traído de sus casas en sus uniformes o sus mochilas. Desde entonces, la dirección y el claustro de profesores en conjunto tomamos las medidas pertinentes para procurar que se fumigara la escuela, pero hacerlo de inmediato resultó imposible", cuenta uno de los entrevistados que hablaron bajo condición de anonimato.
"Días después, en otra aula del cuarto piso, se volvió a detectar la presencia de chinches, lo que agravó aún más la situación del entorno escolar. La dirección del centro, específicamente la directora, tomó la decisión de utilizar los espacios abiertos de la escuela como las áreas de Educación Física para impartir las clases. Ello motivaría a los alumnos y así no cerraríamos la escuela", relata.
"Ella hizo la gestión para que se fumigara el centro. Lo cierto es que la primera fumigación la pagó la propia directora de su dinero; pero ante los precios exorbitantes de la fumigación, entre 1.500 y 1.600 pesos cada una (como mínimo se requieren cuatro para controlar el brote), la dirección elevó el problema a la Dirección Municipal de Educación y finalmente se logró que todas las semanas se fumigue la escuela", dice.
Otro profesor de la misma secundaria afirma que "la situación de chinches en las escuelas y círculos infantiles tienen mucho que ver con el incremento de focos o brotes en los hogares".
"En la Escuela Secundaria Básica Camilo Cienfuegos, ubicada en el barrio del Tívoli, también se reportó un brote de chinches, al igual que en el Círculo Infantil Ana de Quesada, ubicado en la avenida Garzón, y ante la imposibilidad de muchas familias de fumigar, obviamente se propaga este insecto", añade.
"Donde quiera hay chinches. Recientemente fui citado a la sede del Partido (Comunista de Cuba, PCC) del distrito José Martí con el propósito de ver cuán dispuesto estaba en apoyar la extinción el fuego que consume los Pinares de Mayarí. Me quedé asombrado cuando vi chinches en los asientos de la sede", dice.
DIARIO DE CUBA también habló con una doctora del Policlínico Comunitario José Martí, quien declaró que en este centro la presencia de chinches es constante.
"No han podido eliminarlos, sobre todo en el área del Cuerpo de Guardia. Ya cambiaron los asientos de madera por asientos de aluminio, y así mismo reaparecen. La verdad es que no hay los insecticidas para fumigar, y las fumigaciones no se hacen con todo lo que lleva. Así que las chinches llegaron para quedarse", lamenta.
Recientemente, funcionarios de Salud Pública dijeron que mantienen "una estrecha vigilancia" sobre la plaga de chinches en Santiago de Cuba, admitieron que la escasez de insecticidas dificulta su extinción y atribuyeron su existencia al aumento de los viajes al exterior y la importación de bultos contaminados.
A las chinches y los piojos que acosan a muchos cubanos se suma la escabiosis (sarna), con la que conviven desde hace meses, por la falta de productos de aseo y limpieza, y de medicamentos para tratarla.
Confirmado: a las chinches le gusta la mierda...
Son chinches kamikazes pican a los comunistas y mueren envenenados....
Seguro que el insecticida para la sede del P.C. aparece en poco tiempo, el resto de la población que se j...
Y total, no hay diferencia entre los chinches que le chupan la sangre a los humanos y los comunistas que le chupan, no solo la sangre, sino la vida entera a los demás.
Queda aplicar vapor a 50°C. para la muerte instantánea. También hay costos asociados con fabricar la herramienta para aplicar el vapor.
Eso chinches! no paren hasta el comite central, el noticiero y la sede del ministerio del interior! que asco.
Hay que dormir con chinches. ¡Que asco! Uno de los logros de la "robolución". Pero en la casa de Díaz Canel S., ni en la de la Raúl hay chinches; ellos son los privilegiados.