El 'patrocinio' de cubanos que aspiran a emigrar, un negocio en ciernes

Tras la crisis mundial provocada por la pandemia del Covid-19, la joven habanera Yamilka Arévalo perdió las esperanzas de emigrar a los Estados Unidos. Intentó establecer un negocio privado en su barriada natal de Belén, La Habana Vieja, pero el constante asedio de los inspectores del régimen cubano contra el "cuentapropismo" le hicieron desistir y retornar a lo que considera su "mayor habilidad", jinetear, solo que ahora cree que podrá hacerlo "legalmente": "ya nadie podrá acusarme de asediar al turista, sino que ahora soy una 'empresaria' en busca de un 'patrocinador'", dice.

"Para mí es todo ventajas. No tengo que salir a 'hacer la calle' para encontrar un 'patrocinador' que pueda financiar mi 'empresa' de poner mar por medio. Todo es on line y nadie sale perdiendo. Lo que no es una opción es quedarse en un país que arrasó con todos mis sueños de universitaria, y luego con mi anhelo de tener una peluquería", añade Arévalo, quien en su perfil, "solo para very important persons", ha colgado un anuncio que no permite lugar a dudas: "se busca patrocinador y se ofrecen todos los servicios que quepan en la imaginación".

"Amigas que estaban trabajando como 'mulas' permutaron para este negocio de buscarse un patrocinador. De hecho, toda persona que conozco se ha puesto las pilas, pues ahora no tiene que ser un familiar quien aplique por ti, sino que ahora puede ser cualquiera que califique para patrocinar a un inmigrante", añade Arévalo, mientras decide entre los cuatro estadounidenses que en apenas dos días respondieron a su "atractivo" anuncio.

El pasado 5 de enero, el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (DHS) implementó un programa de control fronterizo que regulará en lo adelante el ingreso a territorio estadounidense de ciudadanos de Cuba, Nicaragua, Venezuela y Haití. Los objetivos fundamentales del programa son reforzar la seguridad de la frontera, limitar la inmigración irregular, y crear procesos adicionales "seguros y ordenados" para que las personas que huyen de crisis humanitarias puedan llegar legalmente a Estados Unidos, según Washington.

Este nuevo programa de la Administración estadounidense genera una intensa y caldeada polémica entre los cubanos de dentro y fuera de la Isla. En esencia, se cuestiona o se defiende la eficacia de las nuevas regulaciones ante la actual crisis migratoria, que no tiene precedentes en la historia cubana.

"Pero, ¿quiénes tienen prioridad? ¿Y por qué aquellos otros que hemos iniciado el proceso migratorio por la vía legal y oficial vemos que se dilatan las aprobaciones por parte del Gobierno de Estados Unidos?", cuestiona Arletis Castro, habanera y madre de una menor de edad que, desde agosto de 2020, inició el proceso de reunificación familiar luego de que su esposo, residente desde hace más de diez años, obtuviera la ciudadanía estadounidense.

"Para mí, y desde el sentido común, resulta muy difícil comprender que una persona que tan solo tenga la suerte de encontrar un patrocinador pueda viajar mucho más rápido que aquellos otros que optamos por una reunificación familiar más que justificada. Esta medida no es justa", cuestiona Castro, quien desde agosto de 2021, cuando su esposo aplicó para reunificación familiar, no ha recibido siquiera el primer aviso de entrevista por parte de los funcionarios estadounidenses.

"Mis críticas —puntualiza Castro— no van contra los cubanos que de una manera u otra quieren o necesitan abandonar el país, sino contra el absurdo: saldrá más rápido de Cuba quien se arriesgue a quemar las naves, que aquellos otros que decidimos ser respetuosos con las leyes establecidas por el Gobierno de Estados Unidos. Y aclaro que también mi hija y yo estamos sufriendo la insoportable situación de Cuba, pero yo no tengo el coraje ni los recursos para migrar por otras vías que no sean las normadas, y a través de la embajada" de EEUU.

Durante 2022, más de un cuarto de millón de cubanos habrían abandonado la Isla. La inmensa mayoría eran jóvenes, no pocos de ellos con mucha instrucción. Solamente a Estados Unidos habrían llegado durante el año fiscal 2022 unos 225.000 cubanos, a través de la ruta migratoria más transitada, que implica atravesar Nicaragua, Honduras, Guatemala y México.

Los que han logrado llegar a Estados Unidos u otro país son cubanos que han tenido ayuda de familiares en el exterior o han conseguido financiarse el viaje y reunir el coraje para la travesía. Pero en realidad son millones los cubanos que añoran "ponerse a salvo", pues consideran que el régimen no cederá jamás a ningún cambio que implique prosperidad para los ciudadanos, y mucho menos para aquellos que deciden asumir posturas críticas u opositoras.

Aunque el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS) aclaró que son totalmente gratuitos todos los trámites a realizar por cubanos, nicaragüenses, venezolanos y haitianos, no existe en la práctica ninguna otra regulación para que este nuevo programa de control de frontera no se convierta, al menos para el caso Cuba, en "otro gran negocio", como coincidieron también habaneros entrevistados.

"A tan solo días de entrar en vigor el nuevo programa, ya se establecía el primer precio de 5.000 dólares para acceder a un patrocinador. Una semana más tarde, se duplicó la tarifa, y todo indica que ese no será el límite. Por tanto, la pregunta sería: ¿dónde está el beneficio para el cubano de a pie, para el que se está comiendo el cable doble porque no recibe remesas?", dijo el joven Harold Madrigal, quien tiene la convicción de que "el problema de Cuba tenemos que resolverlo los cubanos aquí dentro; pero, coño, si vas a ayudar que sea una ayuda justa".

"No hay otra manera en que puedas interpretar la parte del patrocinador que no sea como una señal de aprobación para el jineteo, y todo lo que conlleva si hablamos claro. Varias amigas y amigos míos están pensando en buscarse un yuma, ahora de apellido 'patrocinador'. Es la prostitución en modo virtual, pero prostitución, en definitiva. Quizás te libres de un coyote, o de los riesgos de atravesar el infierno, pero igual nadie sabe qué patrocinador te toca o te espera cuando aterrices en el lugar", advierte Madrigal.

Las mismas inquietudes las comparte Valeria Salazar. Su única hija, de 22 años de edad y recién graduada como Veterinaria, llegó ilegalmente a territorio estadounidense justo el 5 de enero. Todos los gastos para la travesía los pagó la solidaridad de amistades y la venta de las pocas propiedades de valor familiar.

"Como llegó, justo ese día no la deportaron, sino que la devolvieron a Tijuana y le dieron 60 días para buscarse un patrocinador. Pero la devolvieron solo con el teléfono, la ropa que llevaba puesta en ese momento y a una de las zonas más peligrosas de México", relata Salazar, entre lágrimas y visiblemente nerviosa.

"Si la desesperación ha llevado a nuestros hijos a lanzarse al mar, o atravesar selvas, o ciudades dominadas por carteles de drogas, igualmente los llevarán al riesgo de ser víctimas del tráfico de persona, de la prostitución forzada y de cualquiera otra barbaridad que una lee a diario. Mi hija no contempla regresar a Cuba, porque toda la crueldad desatada por el Gobierno después del 11J la marcó a sangre y fuego. ¿De dónde podemos sacar los 5.000 o los 10.000 dólares que están pidiendo para aplicar como patrocinador? ¿Qué tendrá que hacer mi hija entonces?".

"La verdadera solución no es regular las crisis migratorias; la verdadera solución es que las Naciones Unidas, el mundo entero, dejen de continuar haciendo la vista gorda y dar la espalda a la inimaginable situación que estamos sometidos los cubanos. En Cuba, el problema económico no es el que troncha los sueños de nuestros hijos, sino que una madre ni siquiera se pueda quejar o llorar porque a su hijo lo golpean y lo encarcelan por el simple hecho de añorar un cambio".