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Sociedad

La prensa oficial reconoce el consumo de pornografía entre adolescentes cubanos

La UNICEF alerta sobre los riesgos que implica el consumo de pornografía a temprana edad.

Sancti Spíritus
Adolescentes consumen pornografía en Cuba.
Adolescentes consumen pornografía en Cuba. Escambray

La prensa oficial cubana reconoció el consumo de pornografía entre estudiantes de secundaria básica de Sancti Spíritus a través de aplicaciones de mensajería.

El periódico Escambray de esa provincia publicó un texto este miércoles que describe cómo los adolescentes compartían pornografía a través de grupos de WhatsApp donde supuestamente debían abordar temas docentes.

El semanario califica de "malos comportamientos" los hechos que comenzaron cuando se crearon grupos en WhatsApp para mantener la docencia durante la pandemia. El objetivo de esos espacios era socializar teleclases, documentos y informaciones.

"Cuando Sofía abrió el archivo que acababa de recibir a través del grupo de WhatsApp —detalla Escambray sobre un contenidoo pornográfico en concreto—, la pantalla se llenaría de gemidos. Mostraba a un hombre y a una mujer en pleno acto sexual. No había erotismo ni ropa de por medio, solo sexo".

El periódico del Partido Comunista de Cuba en Sancti Spíritus precisó que "el intercambio de este tipo de videos se volvería frecuente para ciertos adolescentes espirituanos. Los jóvenes llegarían a comentar, bromear y hasta fantasear con ser los protagonistas."  

"Los alumnos administraban los grupos y tenían la posibilidad de incluir o no a sus maestros. La tendencia, por supuesto, fue de no incluirlos. De esta forma, tenían un grupo para recibir los contenidos e informaciones, y el suyo propio para otras cosas, como fue el caso de la pornografía", declaró a Escambray Yosvany Rodríguez Herrera, subdirector provincial de Educación en Sancti Spíritus.

"Cuando han aparecido casos como estos, la familia los ha identificado porque son ellos los que tienen acceso a revisar el celular del menor. El profesor no tiene facultad para revisarle el dispositivo al alumno. Además, como el maestro no está dentro del grupo, no se entera de lo que allí sucede", añadió Rodríguez Herrera.

Escambray aseguró que estos hechos "se han identificado a tiempo y las escuelas no les han dado la espalda a estos asuntos, en el afán de preservar la adecuada formación de los educandos."

Ángela Agramonte Bernabé, metodóloga provincial de Sancti Spíritus de Español-Literatura en la enseñanza secundaria básica señaló: "Como escuela, tenemos que hacer el trabajo preventivo con lo que disponemos. Si no tenemos de nuestro lado a la familia, por ejemplo, hay que recurrir al consejo popular, a las agencias y agentes que allí operan, con el propósito de capacitar a los educandos en temáticas como estas".

Al parecer, Agramonte Bernabé quiere que el presidente de un CDR o el delegado de una circunscripción evite el consumo de pornografía entre los adolescentes.

Escambray subraya que cerca del 90% de los estudiantes espirituanos poseen dispositivos móviles. Un estudio realizado este curso escolar en 13 escuelas de la provincias demostró que los estudiantes acuden a las redes sociales en busca de información sobre las distintas asignaturas, para contactar con sus familiares o entretenerse. El Reglamento Escolar cubano establece que en las aulas los móviles deben permanecer apagados.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) alertó en un estudio publicado a mediados de año sobre los numerosos riesgos para niños y adolescentes al navegar por Internet. Mencionó los estereotipos de género, la violencia, la pornografía, los discursos de odio y el consumo de información falsa.

De acuerdo a ese estudio, seis de cada diez adolescentes duermen con el móvil, mientras que uno de cada cinco se conecta por la noche. Además, el 98,5% de los adolescentes está registrado en alguna red social.

Acerca de las prácticas de sexting (envío de mensajes, fotos o vídeos de contenido erótico y sexual a través del móvil), UNICEF asegura que estas prácticas son cada vez más habituales porque el 26,8% de los encuestados reconoce haber recibido fotos de sus contactos, imágenes o vídeos personales de carácter erótico o sexual.

El consumo de pornografía entre adolescentes puede fomentar conductas sexuales de riesgo; además de entorpecer su percepción del coito. Los menores suelen acoger prácticas que ponderan la permisividad sexual, la agresividad, la violencia, la coerción y la victimización.

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