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Emigración

La crisis migratoria: nuevo escenario en ausencia del ciudadano

En este nuevo escenario, la caldera que explotó parcialmente el 11J comienza a tomar presión nuevamente dentro de Cuba.

La Habana
Gente en un parque de La Habana.
Gente en un parque de La Habana. Diario de Cuba

El número de cubanos que están emigrando —causado por la mayor crisis de nuestra historia y estimulado por la autorización del Gobierno de Nicaragua de permitir la  entrada a los que desearan viajar a su país sin visa— generó el crecimiento exponencial del éxodo que condujo a los acuerdos migratorios de fines del pasado año entre Cuba y EEUU.

En el año fiscal de octubre de 2021 a septiembre de 2022, un promedio de 600 cubanos ingresaron diariamente a EEUU. Al mes siguiente, octubre de 2003, el número sobrepasó los 900 diarios y en noviembre ya fueron casi 1.200 al día. Suponiendo que esta última cifra se mantuviera constante, aproximadamente en un año otro medio millón de cubanos abandonaría la Isla, con las múltiples consecuencias negativas que ese éxodo generaría para Cuba.

La crisis migratoria

La migración es un reacomodo geográfico que ocurre cuando y donde las condiciones naturales o sociales de un lugar impiden a sus habitantes satisfacer sus necesidades y/o la de garantizar la conservación de sus vidas. En el caso de Cuba, la prolongada duración de esas condiciones, constituye la causa principal de la estampida prolongada y sostenida durante 64 años.

Durante la etapa colonial y durante la República, Cuba se caracterizó por ser un país de inmigrantes. La prueba está en que en 1959, a pesar de las buenas relaciones, de la cercanía geográfica y de las oportunidades, los cubanos en EEUU no llegaban a 125.000. Fue a partir de 1959 que la dirección de la corriente migratoria se invirtió.

Los intentos del Gobierno cubano por detener el éxodo mediante la Ley 989 de 1959, que dispuso la expropiación de los muebles, inmuebles y cualquier otra clase de valor a quienes abandonaban el territorio nacional; y mediante la implantación del permiso de salida en 1961, fracasaron, por lo cual, el 28 de septiembre de 1965, en el discurso por el quinto aniversario de los Comités de Defensa de la Revolución, Fidel Castro tomó la iniciativa para "demostrar" que la causa era exógena: "Y puesto que esto es así, nosotros incluso estamos dispuestos a habilitar un puertecito en algún lugar (…) Podríamos habilitar, digamos —por ejemplo—, el puerto de Camarioca, en Matanzas, que es uno de los puntos más próximos, para que todo el que tenga algún pariente le damos permiso para venir en el barco, sea quien sea. (…) quiénes son los que tienen la culpa, repito, de que alguien se ahogue tratando de llegar al "paraíso" yanki. (…) Ahora los imperialistas tienen la palabra; vamos a ver qué hacen o qué dicen".

Ese discurso acusatorio, con otras palabras, se repitió en 1980 y 1994: o se toman medidas o no obstaculizaremos a aquellos que vienen a buscar a sus familiares.

Por Camarioca y por los vuelos fletados por EEUU entre 1965 y 1973 se fueron 260.000 cubanos. Por el puerto de Mariel en 1980 salieron otros 125.000. En 1994 se sumaron otros 33.000. Y por la última estampida que comenzó por Nicaragua, ya pasan de los 300.000.

Es decir, el éxodo comenzó antes de las administraciones de Donald Trump y de Joe Biden; antes del restablecimiento de las relaciones durante la Administración Obama; antes de las medidas "reformistas" implementadas por Raúl Castro en 2008; antes de la Ley de Ajuste de 1966; e incluso antes de la ruptura de las relaciones diplomáticas en 1961. La suposición no ofrece dudas: las medidas estadounidenses pueden haber sido un incentivo, pero la causa es interna.

El nuevo escenario

Con los recientes acuerdos migratorios, basados en el Título 42 —implementado por la Administración Trump en marzo de 2020 para limitar la llegada de venezolanos—, EEUU aceptará hasta 30.000 migrantes mensuales de Cuba, Nicaragua y Haití. Los que intenten llegar de manera irregular serán expulsados o devueltos a México, país que ha aceptado la devolución de hasta 30.000 personas al mes.

De tal forma, de ahora en adelante, los cubanos están obligados a contar con un patrocinador que demuestre poseer capacidad económica y no tener antecedentes penales, para recibir un permiso de permanencia en EEUU por dos años y recibir un permiso para trabajar durante ese periodo. Queda por ver si después de ese tiempo los cubanos podrán acogerse a la Ley de Ajuste Cubano, vigente desde 1966, para permanecer en EEUU.

El sábado 7 de enero de 2023 fueron devueltos los primeros migrantes a Piedras Negras (México) y el 9 de enero se repatriaron por el puerto de Cabañas, municipio Mariel, 187 balseros cubanos que fueron interceptados entre el 1 y el 4 de enero de 2023. Lo que anuncia la suerte de los que intentan huir de de Cuba.

Entre las disímiles consecuencias, destaca la inauguración de un nuevo escenario: la caldera que explotó parcialmente el 11 de julio comienza a tomar presión nuevamente.

El cumplimiento por la parte norteamericana de las 20.000 visas anuales, sumados aproximadamente a otros 100.000 que pudieran salir por la vía de los patrocinadores,  no cubre, ni aproximadamente, la cifra de los que están dispuestos a marcharse. Como todo indica que no será posible promover una quinta oleada masiva, la situación se tornará explosiva en un futuro próximo, a menos que se implementen, con urgencia, los cambios internos que la realidad cubana viene demandando hace mucho tiempo.

El ciudadano

El término política, derivado de polis, con el que los antiguos griegos designaban a la ciudad, es un ámbito de toma de decisiones, relacionado con las actividades públicas, para la solución de problemas; mientras con el concepto de ciudadano se designa al sujeto de derechos y deberes refrendados en las leyes para participar en los destinos de su nación.

En Cuba una parte considerable de sus habitantes, agobiados por la sobrevivencia y por el desconocimiento del papel de la política en los fenómenos sociales y en sus vidas, se desentendieron de ella y han facilitado que las decisiones que los afectan permanecieran bajo el control monopólico del Partido-Estado-Gobierno. Esa conducta constituye un obstáculo para que los cambios, inminentes e inexorables, conduzcan a transformaciones positivas en ausencia del ciudadano. Se pone al día, más que nunca,  la necesidad de priorizar la formación cívica, que no es una asignatura nueva en Cuba.

El padre Félix Varela comprendió que el civismo constituía una premisa para alcanzar la independencia y en consecuencia eligió la educación como camino para la liberación, por eso decía: "se impone, primero, empezar a pensar". José de la Luz y Caballero arribó a la conclusión de que "antes de la revolución y la independencia, la educación". Y Enrique José Varona se quejaba de que la República había entrado en crisis "porque gran número de ciudadanos han creído que podían desentenderse de los asuntos públicos". Decepcionado por los resultados obtenidos en su labor como político se dedicó, como Varela y Luz, a la pedagogía para formar ciudadanos.

Resumiendo

El éxodo incontrolado ha sido empleado hasta ahora para aliviar la presión de la caldera al interior del país, para culpar a EEUU de la inviabilidad del totalitarismo, y para conservar el poder sin cambiar. Si embargo, con los recientes acuerdos migratorios cambian las reglas del juego y se inaugura un nuevo escenario, que de un lado resulta insostenible para el poder y de otro representa un reto para los cubanos.

El reto y la responsabilidad de los que deseamos y/o actuamos por una Cuba mejor, consiste en ocupar y hacer uso de la cuota política que nos corresponde. Es decir actuar como ciudadanos,  o en cambio continuar siendo súbditos de la elite que encabeza el Partido-Estado-Gobierno y continuar intentado huir del país.

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