El cable submarino de fibra óptica que unirá a Cuba con Martinica, territorio francés de ultramar, llegó este lunes a esa isla del Caribe francófono, informa la agencia estatal Prensa Latina.
La instalación de ese cable, de 2.500 kilómetros de longitud, forma parte de un acuerdo entre la firma francesa Orange y el monopolio estatal de las telecomunicaciones ETECSA y las autoridades cubanas tienen previsto que esté operativo este año.
El 9 de diciembre pasado comenzó el despliegue del cable desde el puerto Tricontinental de Cienfuegos. En el acto inaugural, la ministra de Comunicaciones, Mayra Arevich, expresó que se "tendrá en cuenta la protección del ecosistema marino para evitar afectar las zonas de grandes concentraciones de plantas, así como los periodos de desove de las tortugas laúd", aunque no dio detalles al respecto.
ETECSA expresó que el despliegue de este cable permitirá, "de acuerdo con las posibilidades económicas del país, continuar ampliando la conectividad internacional", una de las más restringidas, vigiladas y caras del mundo, según informes internacionales.
El acuerdo entre ETECSA y Orange se produjo poco después de que el régimen cubano se quejara de una recomendación del Departamento de Justicia de EEUU a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por su siglas en inglés) de negar un permiso para la instalación del primer cable de telecomunicaciones submarino que conectaría a EEUU con Cuba.
Según esa recomendación, el Gobierno cubano representa una "amenaza de contrainteligencia" para EEUU y, dado que ETECSA administraría el sistema de aterrizaje de cables, La Habana podría "acceder a datos sensibles de EEUU que viajen a través del nuevo segmento de cable", explicó el Departamento de Justicia estadounidense en un comunicado.
Cuba está conectada a Venezuela a través de un cable submarino, pero a pesar de ello la conectividad a internet en la Isla es cara y lenta; mientras, el régimen bloquea sitios web, castiga a quienes usan las redes sociales para publicar críticas en su contra e impone cortes del servicio durante protestas y oleadas represivas, para evitar la difusión de información que le afecta.
