La violencia obstétrica que sufren muchas mujeres en Cuba llegó a la prensa oficial, casi dos años después de que la prensa independiente abordara este problema y casi cinco meses después del nacimiento de Partos Rotos. Ese proyecto investigativo, primero sobre este tipo de violencia en la Isla, surgió luego de que el trabajo minucioso de varias periodistas independientes recopilara información sobre más de 500 partos ocurridos en la Isla en los últimos años.
"Nunca se me va a olvidar que fue un jueves cuando rompí la fuente sentada en la casa, no imaginaba lo que vendría después. Lo primero que choca es que en un momento tan delicado tienes que estar sola, vi cómo le cerraban la puerta del salón de parto a mi esposo y me dieron ganas de llorar. Sentí tanto miedo cuando entré que solo atiné a rezar bajito, para que mi hijo estuviera seguro", contó Yanelis, de 25 años de edad, a Periódico 26, medio local de Las Tunas.
"Después de reconocerme y hacerme cuatro o cinco tactos, pasé más de 24 horas en una cama, penando. Las contracciones eran fuertes, pero inestables, me orinaba del dolor y nadie venía a verme. Cuando empecé a llamar gente, el médico más viejo me trató como si fuera una niña que debía castigar".
"Vi a numerosos estudiantes de Medicina, jóvenes atentos, pero sin voz ni voto. Yo no sabía qué hacer. Cada vez botaba más sangre. Llegué al límite de la desesperación y me quedé completamente desnuda en aquel lugar donde había muchas personas vestidas de verde y otras que entraban y salían".
El bebé de Yanelis nació un viernes a las 11:12 de la mañana. Como permaneció mucho tiempo en el canal de parto y padeció sufrimiento fetal, se hizo caca dentro del vientre materno, por lo cual ambos debieron someterse a tratamiento con antibióticos.
La joven madre supo luego que la disminución del oxígeno en la sangre del niño, mientras nacía le provocó una hemiparesia (debilidad muscular de un lado del cuerpo que le afecta el brazo, la pierna y la cara) y quizás otras patologías que, en lo adelante, con su crecimiento y desarrollo, los médicos podrán precisar, apunta el reportaje, reproducido por el portal estatal Cubadebate.
Leidis, una cubana de 29 años, contó una historia similar al medio local tunero.
"Desde que entré al salón me miraron mal. Me dieron una bata llena de manchas, rota. La enfermera estaba en la entrega de turno y, por su actitud, parecía como si yo le molestara. Cuando apretaron los dolores empecé a gritar. Estaba muerta de miedo. Nunca había pensado que parir era así", lamentó.
"El médico se colocó frente a mí y dijo en voz alta: '¿Siempre gritas así para todo? Gozaste, ahora te toca sufrir. Aquí aguanta, porque tú quieres tener un hijo, nadie te obligó y parir duele, ¿no te lo explicaron?'. Habló más, pero por vergüenza no lo repito. A mí se me caía la cara de la humillación y le respondí que me estaba maltratando", recordó Leidis.
Ambas madres cubanas entrevistadas por la prensa estatal aseguraron que su parto estuvo lejos de ser respetado. Ninguna quiere repetir la experiencia de dar a luz, señala el reportaje, lo que viene a ser otra consecuencia nefasta de la violencia obstétrica en un país con una tasa de natalidad que es superada por la de mortalidad y un marcado envejecimiento poblacional.
El doctor Yunier Egnodio Leyva, entrevistado para el reportaje de Periódico 26, reconoció que en Cuba, presentada como una "potencia médica" por la propaganda del régimen, se está a años luz de las variantes de nacimientos que se promueven en el resto del mundo.
"Mientras en Chile y Alemania se propician en piscinas, pues es el medio ideal para el bebé, nosotros seguimos atados a viejas rutinas. Un ejemplo es la obligatoriedad a que las embarazadas en trabajo de parto permanezcan acostadas. Ellas manifiestan que quieren caminar, y lo ideal es que deambulen, la fuerza de gravedad las ayuda. Asimismo, es positivo que realicen cuclillas y que utilicen el balón hidroquinésico", afirmó el ginecobstetra.
"Los especialistas conocemos el bien que le reporta una ducha a la mujer que espera un hijo porque necesita hidratarse constantemente, también requiere de dieta líquida abundante y no siempre se garantizan esas cuestiones. Urge, además, rescatar el programa de la enfermera obstetra. A mí me enseñaron a realizar partos las enfermeras más viejas del salón; el personal médico cambia, pero ellas siguen ahí y acumulan saberes que son vitales".
"Es cierto que a veces abusamos de la episiotomía, no le consultamos a la paciente, y no siempre solicitamos su aprobación para administrar drogas como la oxitocina. Insisto, a la mujer hay que mirarla a los ojos y comunicarse con ella, la información oportuna puede hacer la diferencia", dijo y agregó como debilidades el poco confort y la falta de privacidad del salón.
El especialista también afirmó considerar que lo óptimo es insertar a la familia y permitir el acompañamiento a la mamá en todos los momentos del embarazo, para que vaya con mayor seguridad y el resultado sea satisfactorio.
La doctora Osmara López Borrero, jefa de la Sección Materno Infantil en el territorio, defendió ante el medio estatal, sin embargo, que a pesar de la falta de recursos en el país, se prioriza la atención a la madre y al recién nacido.
No obstante, tuvo que reconocer que en 2022 en Las Tunas "se han lamentado tres muertes maternas, dos por condiciones asociadas al embarazo como la sicklemia y una arritmia cardíaca, y la otra, por complicación hemorrágica del parto".
También la agencia de prensa IPS mencionó a la violencia obstétrica en una nota sobre un encuentro de activistas por la no violencia, realizado recientemente en el Centro Martin Luther King, de La Habana.
Allí, varias mujeres pusieron ejemplos de maltratos en momentos como los partos y las interrupciones voluntarias de embarazos. También alertaron que no se trata solo de la violencia obstétrica, sino también la ginecobstétrica, que incluye el ignorar la opinión y el deseo de la mujer al decidir por quién quiere ser tratada.
La médica Katiuska Govín, afirmó que se violenta a las embarazadas al no darles explicaciones y opciones a la hora del parto, si no se les hace la cesárea porque no estaba planificada o si no puede tener un acompañante en la consulta o el parto. También aseguró que constituye una forma de maltrato decirles a las mujeres que ya no están en edad de ser madres
En octubre pasado, IPS dedicó un artículo a la violencia obstétrica tanto en Cuba como en el resto del mundo. Ni entonces ni ahora, la agencia mencionó la investigación llevada a cabo durante más de un año por cinco periodistas independientes cubanas, creadoras de Partos Rotos.
Ignorar a la prensa independiente cubana —cuando no se dedican a descalificarla— es también una práctica habitual de los medios subordinados al régimen. Sin embargo, los periodistas independientes, que cuentan con menos acceso a la información que los que trabajan para medios estatales han sido los primeros en revelar las calamidades que sufren los cubanos, lo que ha obligado a la prensa oficial a hacerse eco y a las autoridades de la Isla a actuar.
Eso no es nada nuevo siempre escuché en voz de las mujeres las formas groseras y petulantes en que son tratadas por los parteros y ese bocadillo de “ Si te gusto cuando te lo hacían ahora aguanta”,lo más lamentable es que muchas veces lo decían parteras.
No podemos meter a todos en el mismo saco pero es una realidad la falta de profesionalidad en la medicina en cuba que es el resultado de la Chusmería generalizada que ha invadido al país después del asalto al poder en 1959 por los dos hermanos facinerosos y su banda de criminales y chupamedias.
En Rusia le dicen a las mujeres lo mismo. ¿Sera inluencia ideologica?
Se trata de extrema ordinariez, chusmería y falta de profesionalismo, aparte de total falta de respeto y consideración por el paciente. Pero, como les pagan igual (y muy mal) lo mismo si se comportan adecuadamente que si se comportan como animales, esto es lo que hay.
Sobra decir que si un medicucho tiene tal desprecio por un miembro del "pueblo," ya se puede uno imaginar como piensa la clase gobernante.
¡Qué barbaridad! Ese "médico" aparte de grosero es un insensible.