Beatriz Pérez y Miguel Antonio Bachiller son una pareja de jóvenes profesionales cubanos que decidieron emigrar hacia EEUU. Desde allí contaron su historia a DIARIO DE CUBA.
Ella tiene 25 años y es ingeniera Industrial. Él tiene 27 y es licenciado en Lengua Inglesa. Ambos son del municipio Limonar, Matanzas. Después de 12 años juntos no habían podido casarse en Cuba. Tampoco podían vivir de sus salarios. La única opción era salir del país.
"En marzo comencé a estudiar en Madrid, España, pero no veía mucho avance allá —explica Beatriz. Estaba sola, la mayoría de mi familia está aquí en EEUU, entonces hice un intento de volar de España a México con mi visa. Aunque era totalmente legal, la migración de México no me dejó entrar. Me dijeron que yo era ciudadana cubana y a pesar de mi visado, no podía entrar a México. Me regresaron en el mismo vuelo para Madrid, estuve 24 horas volando".
Una amiga acompañaba a Beatriz en ese viaje a México. Las dos tenían la misma nacionalidad y documentación española (visa en el pasaporte y tarjeta de residencia), pero solo la amiga pasó. Ni siquiera las reservas que Beatriz había hecho le permitieron acreditar su viaje "turístico".
En menos de un mes la ingeniera industrial intentó viajar nuevamente a México para luego cruzar a EEUU, pero en esa ocasión no pudo ni abordar el vuelo en el aeropuerto de Barajas.
"Entonces ahí fue cuando dije: 'bueno, me voy para Cuba', para hacerlo como tantos otros cubanos —recuerda Beatriz. En Cuba queríamos estar lo menos posible por el tema del dengue, si te enfermabas no podías hacer la travesía. Fue rápido. Mi familia compró el pasaje por aquí por un valor de casi 4.000 dólares cada uno. Eran billetes de ida y vuelta porque supuestamente tú regresas".
"El avión estaba lleno de cubanos que iban a hacer la travesía. Cuando llegamos a República Dominicana, porque el vuelo hacía escala allá, el encargado de la aerolínea nos dijo que eso era diario. Cada día pasaba a cientos de cubanos que iban para Nicaragua", continúa.
El éxodo masivo de más 224.000 cubanos hacia EEUU en los últimos 12 meses se estima que ha generado hasta 750 millones de dólares para las empresas involucradas en el puente aéreo que desde el 22 de noviembre de 2021 se abrió entre Managua y La Habana por la suspensión del requisito de visa para los cubanos.
"Enseguida que llegamos al aeropuerto (Managua), había una persona con una foto que nos esperaba —detalla Beatriz. Nos llevaron para una casa con más cubanos y ahí nos separaron por grupos. Luego salimos y no vimos el día en Nicaragua. Cuando amaneció ya estábamos en Honduras".
"Nosotros describimos eso como una película de Rápidos y Furiosos —explica Miguel sobre la manera en que eran movidos por los coyotes. Era un auto detrás del otro con señas, sin respetar ninguna ley de tráfico ni nada. Ellos tenían armas y decían que era por nuestra seguridad."
En Guatemala una patrulla de policías pedía mucho dinero y los coyotes que llevaban a Beatriz y Miguel decidieron huir de ella. A raíz de la persecución desatada, la pareja vivió uno de los momentos más tensos de la travesía.
"Uno de los autos que venía detrás de nosotros chocó —cuenta Beatriz—, y nosotros que éramos ocho en un carro pequeño, tuvimos que llevar a esos que se habían chocado. Ahí nos separamos, nos perdimos del resto de los autos."
La pareja pasó por otras situaciones incómodas, como cuando estuvieron 18 horas encima de un autobús sin poder bajar (eran 90 migrantes en un vehículo con capacidad para 48 personas).
Una vez en México, Beatriz y Miguel llegaron a Cancún y allí estuvieron varios días esperando a que les llegaran unos papeles que les permitían tomar un vuelo hacia el norte de México.
Ellos habían pagado la llamada "travesía vip", una ruta que atraviesa México (el país más peligroso de todo el viaje) en avión. Los costos de estas travesías suelen duplicar a las tradicionales y muchas veces superan los 10.000 dólares por persona.
"Nosotros averiguamos y los precios variaban entre 8.000 y 15.000 dólares —explica Miguel. Eso como todo no es una cosa segura, pero esas personas que te dan esas ofertas tienen cierto prestigio. Con ellos ya han ido personas que les fue bien el viaje y entonces tú te aferras a eso."
Una vez en Monterrey (estado mexicano fronterizo con EEUU), la pareja cruzó el río Bravo por la zona de Piedras Negras, una de las más concurridas por los cubanos. Automáticamente fueron detenidos por la Patrulla Fronteriza de EEUU y llevados para un centro especializado.
Sobre los motivos que le hicieron emigrar, Miguel explica que antes de salir de Cuba tenía tres trabajos y ni aun así podía salir adelante. Beatriz no podía guardar nada de su salario para planificarse o proponerse cosas en el futuro.
"Aquí vas al mercado y encuentras todo tipo de comida, carne —explica Miguel. Al final Miami es como la Cuba que uno sueña. Yo ahora mismo lo único que extraño es la familia, las amistades".
Ante la interrogante de qué tipo de migrante se considera (político o económico), Miguel se plantea como una mezcla de ambos.
"La mayoría que sale a protestar en Cuba es por que no tienen qué comer, entonces eso es economía, pero a la vez es culpa de la política. Quienes tomamos la decisión de salir muchos somos profesionales, no delincuentes. Los que estamos dejando el país en busca de un mejor futuro somos médicos, ingenieros y licenciados."