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Emigración

Bladimir Navarro, el sacerdote que acoge a cubanos recién llegados a España

El padre Navarro, quien encabeza el proyecto 'Cobijo' en España, habla con DIARIO DE CUBA sobre cómo funciona, qué ofrece y cómo elige a las personas a las que ayuda.

Madrid
El sacerdote Bladimir Navarro. DDC TV
El padre Bladimir Navarro y algunos de los cubanos de "Cobijo"
El padre Bladimir Navarro y algunos de los cubanos de "Cobijo"

El padre Bladimir Navarro, quien encabeza el proyecto "Cobijo", dedicado a acoger a cubanos que llegan a Madrid, tiene el don de trasmitir paz y seguridad a quienes lo conocen. "'Cobijo' surgió como un sueño de un grupo de amigos. Tuvimos el anhelo desde hace más de dos años de comprar una casa para acoger a cubanos. Siempre decíamos que si nos ganábamos la lotería la usaríamos en eso. No ha llegado la lotería, pero el grupo 'Cobijo' ya es una realidad", dice el padre Navarro a DIARIO DE CUBA, desde la casa en Alcobendas que alberga a siete cubanos recién llegados España. 

"Ahora mismo vive en esta casa un matrimonio con una bebé de un año, Aitana, luego está Ronald, el encargado de la casa, Patricia, ambos de Bayamo. También llegó Edislandy, que es de Las Tunas, y hace poco llegó un último muchacho, que es de Camagüey"

El padre Navarro dice estar recibiendo muchas solicitudos de ayuda, por lo que él y el grupo de colaboradores de "Cobijo" están sopesando pedir respaldo al Ayuntamiento de Alcobendas. Debido a la alta demanda, el proyecto está pensado para dar acogida de tres a seis meses.

"La ONG Cáritas nos está ayudando muchísimo, no estamos solos. La avalancha de cubanos que están llegando es muy grande, y aunque no podemos acoger a todos, intentamos ayudarlos de alguna forma, con comida o información sobre el tema del empadronamiento, sobre el asilo político, o a veces con compañía". 

La residencia en la que viven los cubanos de "Cobijo" parece la de una familia; huele a café y tiene todo lo necesario para empezar una vida desde cero. La historia de cómo llegó la casa a la organización es providencial, según el padre Navarro, quien es vicario parroquial en Santa María de la Esperanza, en Alcobendas.  

"Una señora de la parroquia me regaló todo lo que estaba dentro de una casa de su propiedad para que lo mandara a Cuba, pero en los contenedores solo mando comida y aseo. Le comenté la idea de usar la casa como hogar para 'Cobijo' y así fue. En cuestiones de semanas nos movilizamos e hicimos un grupo de trabajo fabuloso. A principios de agosto ya teníamos las llaves de la casa".

El padre Bladimir Navarro conoció la fe durante una Navidad en su natal Camagüey, cuando unos amigos lo invitaron a formar parte de una obra de teatro en donde faltaba un rey mago. De esos niños, dos se convirtieron en sacerdotes y uno en militar. 

"Soy único hijo. Mis padres eran ateos; mi madre se convirtió después, mi padre sigue siendo comunista. Entré en la vocacional de Camagüey y siguió mi vida de fe con un grupo de cristianos de la escuela, ahí surgió mi vocación al sacerdocio", cuenta.

"Entendí a los 15 años que Dios me llamaba a ser cura, pero yo quería tener hijos, quería estudiar Medicina. Cogí la carrera de Medicina y tenía un noviazgo muy bonito con una muchacha, Anabel, pero decidí dejarlo todo e irme al seminario. Eso causó que mi padre me dejara de hablar; se disgustaron conmigo, mi madre lloraba mucho, y así trascurrió toda mi etapa de formación". 

El padre Navarro se ordenó de sacerdote en Camagüey y fue enviado nueve años a Santa Cruz del Sur, en donde dice haber sido "felizmente sacerdote". Luego decidió estudiar un máster en moral, en Madrid, y es en esta ciudad en donde ha plantado la semillita de "Cobijo".

Testimonios de los cobijados 

Yoelis y Erisdel llegaron con su niña de un año a Madrid y no les ha faltado el techo.  "Salimos prácticamente obligados por el sistema y todo lo que está sucediendo. Nos fuimos con Serbia como primer destino y luego llegamos a España de la manera que se pudo, como muchos cubanos. Encontramos "Cobijo" a través de un amigo. Nuestra idea es poder integrarnos, trabajar y ayudar a nuestra familia en Cuba". 

Gerislandis, de Trinidad, salió de Cuba en enero, estuvo ocho meses trabajando en Rusia y luego hizo una travesía de 11 días. "Pasé por Turquía, Serbia, Bosnia, Croacia, Eslovenia, Italia y desde Italia llegué a Barcelona".

"Viajé con un grupo de 11 personas, incluida una niña de cuatro años. Hubo momentos críticos. Uno fue en el medio del monte, de madrugada, en donde no había camino. Yo guiaba al grupo con un teléfono con datos, y no encontré por donde seguir. Necesitábamos continuar de noche porque de día hay drones y te pueden encontrar. Tuve que abrirme paso cortándome, lleno de espinas", cuenta.

"Soy ingeniero informático, desarrollador de software, tengo a mi esposa y a mis dos hijos de cinco y siete años en Cuba. Allá se complicó todo y no podía mantener a mi familia con mi salario. Me puse de acuerdo con mi esposa para emprender el viaje. Pedí dinero prestado que después devolví con mi trabajo en Rusia, allí reuní todo lo posible para llegar aquí".

El proyecto "Cobijo" llegó a él cuando "esperaba un milagro", alguien le pasó el contacto del padre Navarro, que luego de algunas preguntas le abrió las puertas de su casa.  

Jorge, un joven que llegó hace algunos días desde Bélgica, también tiene en mente integrarse en España y ayudar a su familia en Cuba. "Estoy rodeado de esta buena familia que hemos creado, así es más fácil".

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