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Opinión

Los revolucionarios que nos explican cosas

La condescendencia con que los líderes cubanos explican sus políticas y fracasos nos remitiría a un concepto: el 'revolutionarysplaining'.

Bogotá
Alejandro Gil Fernández, ministro de Economía y Planificación de Cuba.
Alejandro Gil Fernández, ministro de Economía y Planificación de Cuba. AFP

En un encuentro con delegaciones extranjeras celebrado el 4 de mayo de 1962, a menos de dos meses de la entrada en vigencia de la Libreta de racionamiento, el entonces ministro de industrias Ernesto "Che" Guevara respondió algunas preguntas relativas a los cambios que se venían produciendo en Cuba. Frente al racionamiento, como si se tratase de un mantra aprehendido, sostuvo que aun cuando pareciera un fracaso, en realidad era una muestra de que el consumo había aumentado.

A juicio del líder guerrillero, en el modelo capitalista anterior no había escasez porque los precios regulaban la capacidad adquisitiva de las personas ocasionando que pocos pudieran acceder a lo que se ofrecía, y muchos no pudieran comer. En cambio, con las medidas implementadas por el gobierno revolucionario, "todo el mundo tenía derecho a comer un poquito" y con esto se producía un desequilibrio para las capas medias y altas que veían desabastecimiento, mientras que los más desposeídos veían una mejoría considerable frente a sus condiciones anteriores.

A casi 60 años de estas consignas, el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, en el marco del octavo período de sesiones de la IX Legislatura de la Asamblea Nacional —en diciembre de 2021—, reconoció que había un fenómeno inflacionario pero que no era exclusivo de Cuba, sino que se trataba de algo global. En lugar de reconocer los errores provocados por la Tarea Ordenamiento, tuvo el descaro de afirmar que no había un incremento generalizado de los precios, sino un incremento irracional de algunos precios por "indisciplinas, motivaciones y factores".

Estos "revolucionarios" niegan la realidad que otros padecen y, sin sonrojarse, tienen la osadía de enaltecer la revolución con sus errores. Mientras el mismo Alejandro Gil Fernández afirma que “la revolución nunca pondrá la economía por encima de la salud de nuestra gente”, los cubanos de a pie ven que la Libreta solo les alcanza para diez días, que el salario es insuficiente para cubrir los gastos, y que los productos que antes conseguían en moneda nacional ahora son de uso exclusivo para aquellos que acceden a las tiendas en moneda libre convertible.

Y cómo nombrar la actitud de estos "revolucionarios" que, así como tienen la desfachatez de sustentar el desabastecimiento por el aumento del consumo, se atreven a negar el alza generalizada de los precios. Pues bien, para nombrar esta actitud se acude al concepto de mansplaining, utilizado por la escritora Rebeca Solnit para referirse a la situación en la que un hombre interrumpe a una mujer para explicarle algo de manera condescendiente, es decir, para referirse a una actitud típicamente masculina de asumir que el hombre, por su género, tiene más conocimiento que la mujer.

En esta línea, la propuesta de Solnit resulta elocuente en la medida que lleva al concepto de revolutionarysplaining para hacer referencia a la condescendencia con la que cada uno de estos funcionarios revolucionarios (también de corte machista) explica a otros, regularmente ciudadanos que padecen sus políticas, lo que acontece y sucede en su país, obviando y desconociendo la inteligencia y familiaridad con la que estos viven los sucesos.

La infantilización de los ciudadanos y la capacidad de convertir fracasos en "victorias" hace que el mesianismo de la "revolución" lleve a otorgar un esencialismo en los errores de otros, mientras los propios errores se transforman en oportunidades para vender los logros del régimen.

El racionamiento de los años 60 y el aumento generalizado de los precios en el último año en Cuba, pueden leerse en clave revolucionaria como "redistribución" o como oportunismo de "personas inescrupulosas", entendiendo así que la culpa siempre es de los contrarrevolucionarios, de los "mercenarios", como parte del "genocidio intangible" y la "violencia epistémica", mientras los esfuerzos y empeños siempre están puestos en la revolución y en aquellos que están con ella.

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5 comentarios

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Profile picture for user pim-pam-pum

En la foto el camarada ministro parece estar diciendo: "Así y sin vaselina, sigan aguantando".

Una de las palabras que mas usan estos incapaces del gobierno es cuando le piden "comprensión" al pueblo por los errores que los primeros cometen. El discurso paternalista que usan con el pueblo demuestra la percepción real de que este tiene una mentalidad ingenua que pueden moldear a su antojo.

Este tipo no es revolucionario, pero pretende serlo por oportunismo. Lo mismo es aplicable a MUCHOS.

Profile picture for user Plutarco Cuero

El Revolucionario es un parasito con mucha elocuencia .... o muchas frases huecas ...

Profile picture for user José D Martínez

Los "Revolucionarios" son las personas más grosera que eh visto. No saben escuchar. Intentas de tener una conversación con ellos y lo único que saben responder es su doctrina "Revolucionaria". Siempre maldiciendo a Batista y los EE.UU por la menos de una década de Dictadura. Si yo me dedico a memorizar y contar todos los crimenes de Trujillo en Dominicana duraría una eternidad para contarlo. Yo no baso mi vida en el pasado. En el presente la República Dominicana es la economía más fuerte en el Caribe, la economía más estable en Centroamérica y la que tiene los niveles de crecimiento más alto en Latinoamérica. Existen desafíos si, pero también existen programas sociales para los más necesitados. Comedores económicos, educación gratis a menores de edad, suplidores de comida a los niños, bonos del gobierno para personas de escasos recursos para comprar comida, nosotros miramos hacia el futuro no al pasado. El "Revolucionario" no vive en el mundo moderno viven en una realidad alternativa.