Santiago de Cuba, una provincia cafetalera en la que hoy es difícil tomar café

En los productos distribuidos a través del sistema de racionamiento este mes de enero en Santiago de Cuba, no hubo café y solo se vendió una libra de azúcar por consumidor, lo que ha disminuido la ya famélica canasta familiar normada.

Sin explicaciones ni aclaraciones de las autoridades sobre si los productos llegarán, la especulación de la población ante el faltante es que la producción de café, como todas las del país, ha sido deficiente.

"Somos la provincia mayor productora de café; que no haya venido solo significa que la producción debe estar por el suelo. Ya el mes pasado hubo afectaciones en otras provincias, así que ahora nos tocó a nosotros. Sabes, esto es una afectación por rotación", dijo Guillén, ex trabajador de la construcción que se encarga de los mandados de su casa y es la voz líder de un grupo de jubilados que se sienta todas las mañanas en el parque de la bodega del Bloque E, del distrito José Martí.

El corrillo de retirados asintió y agregó que el fallo del café en Santiago ha hecho subir el precio a 50 y 60 pesos el paquete. "Sí, porque no hay café para la bodega, pero los paquetes siguen en las calles, ¿de dónde salen si no es de la fábrica?", apuntó otro jubilado.

DIARIO DE CUBA le preguntó a Aníbal y José, trabajadores de la Torrefactora de Santiago de Cuba, y ambos aseguraron que el desabastecimiento obedece a la falta de la materia prima principal, el café. Según José, "los problemas van desde la compra de café a los campesinos hasta el desvío y robo del producto una vez que llega a los centros de almacenamiento."

Para Aleida, una vendedora de café colado que se ha hecho de una clientela gracias a la calidad de su producto, cada día comprar café es más difícil. "He tenido que ir subiendo el costo de la taza —dice—, en estos momentos la vendo a cinco pesos. El precio de los paquetes sube como la espuma, y si es café traído de los montes es más caro porque es original; una libra puede estar a entre 100 y 120 pesos o más".

A la pregunta de por qué no lo compra en las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC), donde el café Cubita tostado languidece en los estantes, responde: "Eso es un abuso de este Gobierno. El paquete cuesta siete dólares, tengo que gastarme 595 pesos en un paquete, suponiendo que compre el dólar a 85, pues no para de subir. Conclusión, que mi taza de café tendría que venderla en 25 pesos; ahí mismo se acabó el negocio".

El café normado en Santiago de Cuba ha tenido pocos fallos en su entrega durante el llamado "ordenamiento"; además, la población siempre ha tenido el resguardo de la venta de café puro traído de los montes por los campesinos. Este comercio se ha mantenido a pesar de los constantes acosos y revisiones policiales en los puntos de control de las carreteras.

Para Luis Gómez, residente en la zona cafetalera de Matahambre, en Segundo frente, es más productivo venderlo en la ciudad, a pesar de los riesgos. "El Estado paga al campesino por cada lata de café 169 pesos, pero después de una semana de tener el producto recogido, y este merma casi un 50%", dice. "Por eso el campesino prefiere vender su producto a quien se lo paga acabado de recoger y por un precio de 369 pesos. Esta es una de las causas principales de que en esta región, a pesar de ser cafetalera, falta el café."

Lo cierto es que el desayuno es cada día más difícil para los cubanos. "No tengo mi leche de dieta, no hay café, ni refrescos; ahora, sin azúcar, parece que ni agua de azúcar vamos a poder tomar. No se extrañen si la gente empieza a caerse en la calle, es que estamos con el azúcar baja", dijo el jubilado Hugo.