En medio de una escasez que, entre otras privaciones, ha dejado sin carne de cerdo la mesa de miles de familias cubanas durante las celebraciones de fin de año y año nuevo, la violencia campea en las barriadas habaneras.
Asaltos con armas blancas y de fuego, estafas y robos amenazan a diario al cubano de a pie. Los altos precios de alimentos y otros productos básicos obligan a los ciudadanos a salir a las calles con grandes sumas de dinero, elevando el riesgo de convertirse en blanco de los ladrones.
"Los que compramos en moneda nacional tenemos que andar con los miles de pesos encima porque hay que ir de tienda en tienda, de cola en cola, buscando qué llevar a casa, y más en estos días de fin de año. Eso te hace candidato perfecto de ser asaltado, lo mismo por el dinero que por tu celular", dijo Manuel Villares, a quien le arrebataron su teléfono mientras avisaba a su esposa de que habían sacado pollo entero en una tienda de Centro Habana.
"La gente anda alocada, no tiene cabeza para calcular los riesgos y se convierte en presa fácil de asaltantes y carteristas. En mis tiempos se tenían que cuidar quienes usaban prendas de oro o de plata; hoy todos tenemos celulares, y al menor descuido te arrastran media cuadra o te apuñalan para arrebatártelo", lamentó.
"Hay más negocios por la izquierda que del Estado, y eso te pone en riesgo de ser estafado, o de tener que contar dinero en lugares apartados, casi delante de los maleantes que rondan las calles por estos días. Y la Policía… ya se sabe, está movilizada detrás de actos 'contrarrevolucionarios'. Los demás estamos a merced de la delincuencia", añadió Villares.
Ni siquiera dentro de los hogares o cerca de lugares con fuerte vigilancia militar los habaneros están a salvo de ser asaltados violentamente.
A inicios de esta semana, y a escasas cuadras del Comité Central, en calle San Pedro entre Ermita y Ayuntamiento, el hogar de Ivón Collazo fue blanco de un asalto y robo con arma de fuego. Mientras guardaban las bisuterías que venden desde el portal, un individuo con una pistola ingresó al domicilio exigiendo teléfonos celulares y dinero.
"Ni siquiera se cuidó de esconder mucho su identidad. Como ni guantes llevaba, dejó sus huellas donde quiera que tocó. Se llevó poco, pues el dinero de la venta diaria no es mucho. Pero imagina el enorme susto, tener una pistola apuntándote a la cara. A pesar de que hicimos un retrato hablado, con descripción de al menos dos tatuajes identificativos, y que se cogieron huellas en dos lugares, no se ha dado con el asaltante", contó Collazo.
Vecinos de la zona andan en alerta y quienes tienen negocios de venta de garaje, como René Aportela, han tomado medidas como la de nunca estar solos en el local.
"Ni la Policía ni las cámaras, aquí te tienes que cuidar tú solo", dijo Aportela.
En las intercepciones de San Pedro y Ermita, a escasos metros de su domicilio, suele estar un efectivo de la Policía de ronda. Justo en la esquina de San Pedro y Boyeros hay dos cámaras de vigilancia policial. Una de ellas registró, años atrás, el momento en que miembros del grupo Clandestino echaron sangre sobre el busto de José Martí ubicado allí.
Con un historial delictivo y carcelario extenso, El Poti accedió a comentar algunos detalles de la forma en que se realizan los asaltos. "La gente cree que son broncas" en plena vía pública y a la luz del día, dijo.
"Lo más importante es lo que gritan mientras están asaltando al punto elegido, casi siempre tiene que ser algo relacionado con pegadera de tarros o que estabas mirando huecos a la hermanita de alguien", explicó.
"La gente se paraliza con esos temas y nadie se mete, ni se imagina que en vez de una bronca está viendo un asalto. No falla. Aunque te lo cuente, lo ves y no reaccionas. Incluso la propia víctima pone rostro de no entender lo que está pasando. Deben ser tres, los dos que interceptan al punto y el que cuida la calle de escape. Ahí se va teléfono y billetera, pues siempre es a hombres ya marcados con antelación", añadió El Poti.
"No puedo dar más detalles porque de esto viven los más giles. No salgan solos y, si lo hacen, no se fíen ni de coger carros, guaguas o taxis", concluyó.
El carterismo arrecia por estas semanas gracias al empeoramiento del transporte urbano. El servicio privado tampoco da abasto en una ciudad en la que decenas de miles de personas buscan qué comer durante las festividades.
"10.000 pesos me carterearon mientras intentaba subirme a un almendrón en pleno Vedado. Cuando me di cuenta, media hora después, caí en la cuenta de que fueron la mujer con el niño en brazos que me empujaba, junto al hombre que era su pareja. Al final no se montaron, y eso fue lo que me extrañó, tanto empujarme para no subir" al auto, contó Miriam Bermúdez.
El dinero era para comprar la carne de cerdo que ya había encargado, dijo. "Mi marido casi me mata. Era nuestro único dinero y ese día él estaba de guardia y no pudo acompañarme. El transporte está de horror y misterio, puedes estar más de hora y media en una parada y los boteros tampoco dan abasto. Doy gracias a Dios que me carterearon y no me asaltaron con un punzón como a mi cuñada, en Marianao, a las 2:00 de la tarde. El delincuente sabe que la gente anda con mucho dinero por las compras de fin de año, y la Policía anda tras quien grite 'Patria y Vida'. Así que esto es sálvese quien pueda, pero con mucha violencia".
Oye lo Leo y no lo creo! Historia de terror, le roncan 10 pares de c****se
ASPIRANTES A TURISTAS
No arruinen sus vacaciones.
Elijan un destino seguro en cualquier otra isla del Caribe .
En Cuba los turistas son asaltados y hasta asesinados
Si, tengan cuidado, ni en el probador de una tienda se puede estar seguro.
Coño a Sandrito,Mariela" Moco pegao",la nieta del general Espinosa nunca son asaltados......
Al menos aún no ha surgido el primer canibal, cómo veo aquello, ojalá no lo veamos para el 2022……
Pero, mientras tanto, podrían comerse al Cangrejo y de postre un buen Moco Pegado.
Pues salvese quien pueda ,sigan aguantando golpes y abusos del gobierno y de los delincuentes,,