La aerolínea venezolana Conviasa anunció este lunes que el 15 de diciembre retomará los vuelos entre Cuba y Nicaragua, informó el medio independiente 14ymedio. La ruta entre La Habana y Managua, con dos vuelos semanales, será un alivio para los cientos de cubanos que están desesperados por salir de la Isla después de que Nicaragua estableciera el libre visado.
"Desde la próxima semana comenzarán los vuelos con reprogramaciones. Vamos a estar reprogramando vuelos a las personas que ya tenían comprado. En caso de fallos, irán vendiendo boletos a los de la cola normal", dijo una empleada de Conviasa en la oficina de la aerolínea ubicada en el Centro de Negocios Miramar en La Habana.
Según la citada fuente, "los cubanos no necesariamente deberán estar vacunados para arribar a Nicaragua, solo con un PCR negativo 72 horas antes del vuelo podrán viajar. Desde el 1 de enero comenzarán a comercializar con normalidad boletos para la ruta Habana-Managua-Habana, que por el momento tiene precios que van de 500 a 1.000 dólares o moneda libremente convertible (MLC)".
La empleada de Conviasa explicó a cubanos, que se aglomeraron en La Habana, que quienes ya tenían pasajes "deberán entrar a un enlace y solicitar un nuevo boleto manteniendo la misma ruta 'sin pago de penalidad ni diferencia tarifaria'. Aclaró que la aeronave que está utilizando para este tipo de conexión es de menor capacidad que la habitual, un Embraer 190, de 104 pasajeros", agregó 14ymedio.
Por su parte, ya hay al menos diez listados de clientes para comprar pasajes de Conviasa en su sede de La Habana a partir del 1 de enero, reseñó la citada fuente.
Los cubanos están desesperados para viajar a Nicaragua desde que el régimen de Daniel Ortega estableció el libre visado para todos los ciudadanos de Cuba. Sin embargo, las conexiones aéreas para salir de la Isla cuestan más de 1.800 dólares.
"Estamos ante un nuevo episodio de los esfuerzos gubernamentales por obviar las inevitables transformaciones que la sociedad cubana demanda mediante el empleo de la emigración como válvula de escape y arma geopolítica", opinó Dimas Castellanos.
