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Política

Entre lo risible y lo espantoso: Los escándalos de prensa en Cuba en tiempos de castrismo

Omisiones o añadidos curiosos de la prensa oficial cubana vs. complicidad con los crímenes del régimen.

La Habana
Imagen publicada por la prensa estatal en la que Fidel Castro se semejaba a Hitler.
Imagen publicada por la prensa estatal en la que Fidel Castro se semejaba a Hitler. Granma

El pasado 6 de septiembre de 2021 recomenzó en Cuba el curso escolar a través del sistema de teleclases. Sin clases presenciales, las teleclases son familiares a los estudiantes cubanos desde marzo de 2020, cuando la pandemia de Covid-19 obligó a confinarlos.

Ese día, a los niños de tercer grado les orientaron la lectura del poema "El guajiro" en su libro de texto de Español. A más de un padre y madre le sorprendió que la orientación televisiva fuera acompañada del retrato de Barack Obama vestido con el sombrero de guano y la guayabera típicos de los guajiros cubanos. La imagen corresponde a un retrato que su autor, el pintor Rogelio Fundora, le hizo llegar al entonces presidente estadounidense.

El error —o la graciosa iniciativa semiótica— fue compartido en redes sociales y motiva este ejercicio de memoria y reflexión acerca de omisiones o añadidos curiosos de la prensa oficial. Episodios que tuvieron en el tabú que rodeó a Fidel Castro la razón de su eficacia.

En los años 80 la casualidad quiso que el diario oficial Granma mostrara en primera plana una imagen de Fidel Castro que en su reverso coincidía, en la misma ubicación, con la caricatura de una preciosa calavera. Al mirarla a trasluz, la calavera atravesaba el pecho del comandante, ilustrando una vaciedad vital que ningún periodista oficial se habría atrevido a denunciar públicamente.

El periodista Reinaldo Escobar, director editorial del diario 14 y medio, recuerda aquel episodio: "Hay una sección en Granma, que todavía existe, que se llama "Hilo Directo"; si no me equivoco, entonces estaba en la página dos. Entre las noticias de aquel día, una estaba relacionada con el envenenamiento de un río y habían ilustrado la nota con esa calavera que alertaba del veneno. Pero en el dorso de esa página, de manera casual, aparentemente, había una foto de Fidel Castro y, cuando se ponía a trasluz la página, la calavera aparecía en su pecho."

"Hubo otro evento, si no me equivoco en el periódico Trabajadores, al reproducir una frase de Fidel Castro a propósito de un discurso suyo el Primero de Mayo. La frase terminaba con la palabra 'trabajo' y debajo de la frase aparecía el nombre de Fidel por ser su autor. Cuando la gente doblaba el periódico por su pliegue habitual, se podía leer 'abajo Fidel'. Esos incidentes generaron toda una serie de investigaciones, pero que yo sepa no tuvieron repercusión alguna para las personas relacionadas a ellos".

Que la trasposición de dos imágenes en un periódico, o el doblez de un ejemplar, supongan mensajes que movilicen la preocupación política puede dar la idea del alcance del bloqueo castrista a la libertad de prensa. Del mismo modo, puede dar idea del colapso emocional de los censores partidistas cuando, el domingo 14 de marzo del 2010, la serie documental sobre Fidel Castro El que debe vivir, apareció anunciada en el diario Juventud Rebelde como El que debe morir. Con la frase original manifestó su consideración por Fidel Castro, supuestamente, Abel Santamaría, después de los sucesos armados del 26 de julio de 1953 y poco antes de su asesinato. Una frase que tomó a pie juntillas el comandante que, luego de haber mandado a morir a miles de cubanos en cuanta guerra nacional y foránea se le antojó, llegó al horno que incineró sus restos nonagenarios sin la más mínima cicatriz bélica.

Pero el colapso absoluto en las instancias fiscalizadoras debió sobrevenir luego del "curioso" retoque que sufrió el comandante en la primera plana de la edición de Granma correspondiente al jueves 4 de diciembre de 2003. La imagen, del fotógrafo Aldo Mederos, acompañó un titular que afirmaba: "Dialoga Fidel con más de 500 estudiantes norteamericanos". En ella aparece Fidel Castro en pie, con un pelito lacio y ralo que apenas cubre una frente exagerada, y por toda barba un bigotito menudo que redondea una semejanza caricaturesca con Adolfo Hitler. A su espalda, a un conjunto de funcionarios, hombres todos, les difuminaron sus bocas. Se hace muy difícil creer que alguna máquina distorsionara el suministro de tinta hasta hacer de Fidel Castro semejante caricatura de su antecesor ideológico.

Hasta aquí todo parece una sucesión de episodios graciosos. Pero lo risible no siempre se produce por oposición a lo espantoso, la risa puede ser una manifestación del horror; en algunos momentos, quizás sea la risa lo único que denote, en seres espantados, su origen humano.

Que los escándalos que llamen la atención sobre los medios de difusión castristas provengan de las manipulaciones, intencionadas o no, de la figura de Fidel Castro. Que no hayan sido motivados por la denuncia del elevado número de muertes de nuestros jóvenes en las guerras de África en las décadas de los 70 y los 80, del fallecimiento de muchos de ellos en el Estrecho de la Florida buscando llegar a Estados Unidos en la década de los 90, de las prisiones políticas que tuvieron entre sus expresiones más vergonzosas la Primavera Negra de 2003 (el año en que apareció Fidel con bigotito hitleriano). Que tampoco hayan sido motivados esos exabruptos por el encubrimiento actual de la cifra de muertos e infectados por el Covid-19 hasta tener la desfachatez de exhibir una tasa de mortalidad que no llega a un tercio de la media mundial, mientras en las redes sociales y la prensa independiente los cubanos denuncian fosas comunes, enfermos recibiendo atención médica en patios, pasillos y bajo árboles, hombres y mujeres muriendo en los pisos de los hospitales, sin oxígeno, o mientras esperan en su casa una ambulancia que nunca llega. Que semejante cuadro sanitario coincida con la construcción de una cadena espeluznante de hoteles de lujo cuando faltan turistas y sobran muertos. Que nada de eso sea reflejado por la prensa oficial, desnuda la complicidad asesina de los periodistas oficiales cubanos con una forma de imperar que solo concibe, para realizarse, la acumulación interminable de crímenes de lesa humanidad. Y eso, absolutamente, es espantoso.


Artículo dedicado a Félix Navarro Rodríguez, héroe de la Primavera Negra y el 11 de julio, en huelga de hambre por su libertad.

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9 comentarios

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En efecto, muchas anécdotas...y muestras de la mucha complicidad.
Hay una diferencia muy grande en el papel de cada cual en Cuba, porque hay especial responsabilidad en los que trabajan en el mantenimiento de la dictadura. Y en primerisimo lugar estan los de la prensa, que no son otra cosa que propagandistas de la peor especie y que participan, con sus calumnias, en la represion de los periodistas independientes.
Creo que es hora de poner un límite y negarle el chance de "arrepentimiento a posteriori" a los amanuenses del régimen que enturbian las mentes y propagan la mentira. El que se presta a semejante iniquidad no pueden aparecerse después con lamentaciones, y lo que es peor, ganarse la vida "haciendo el cuento como si "aqui no ha pasado nada".

Muy buen artículo. El autor debería publicar más en este medio.

Profile picture for user Plutarco Cuero

Nunca olvido el día que un guantanamero me corrigió en Cuba con respecto al bote infernal y el libelo impreso ... El socio me dijo con su particular acento oriental ... Plutarco no se dice Granma, lo correcto es GranMal ... El GranMal ... comprendes?

Que Fidel Castro apareciera con el bigotito y hasta el gesto de Adolf Hitler en su propio amado periódico es justicia divina, porque nuestro caudillo no sólo admiraba la gestura del genocida alemán, sino que copió las razones de su épica, presentando a los propios cubanos su país como una nación derrotada, ofreciendo el regreso del orgullo nacional y el fin de la pobreza. La intoleracia y violencia contra el otro coronan el oprobioso paradigma.

Gracias al autor por este refrescante artículo que también mueve a reflexionar.

Profile picture for user Ares I

Demasiado subliminales. Demasiado complicados y tortuosos.
Eso da la idea del nivel de control y represión que había sobre los medios en aquel entonces. Impensable un periodismo independiente, una frase subida de tono en el periodismo oficial, no digamos ya una crítica directa motivada por alguna barbaridad o descontento popular.
Desde aquel entonces el periodismo dejó de ser el prisma de la sociedad para convertirse en la vitrina de lo que el estado quería exhibir, y fue paulatinamente perdiendo público e influencia.

Profile picture for user Nico

Aquello de la calavera fue muy sonado. Hasta Fidel Castro habló sobre el asunto en esos videos que por entonces le ponían al PCC-UJC. Como uno tenía 'socios' con carné rojo, pues se enteraba de esos videos secretos que les ponìan a los militantes. El Granma, que hasta entonces se leía o literalmente o entre líneas, según la fe o la malicia de cada cual, en lo sucesivo fue objeto de una tercera lectura: al trasluz.

Pusieron a un individuo en el polígrafíco donde se imprimía Granma, Trabajadores,Tribuna de la Habana,Juventud Rebelde a revisar los negativos de las planas cada vez que salía una imagen del "Cenizas",pues ese hecho no debía repetirse. No hablemos de una trasmisión diferida de un largo discurso del tirano y parece que salió cuando estaban corriendo el video con sus gestos exagerados por la rapidez del VCR al mover la cinta.Rodaron varias cabezas en el ICRT y hasta gente para Villa Marista y todo...

Profile picture for user Balsero

Recuerdo la imagen de "Fidel - Hitler" en aquel terrible 2003. Le consulté a algunos amigos fotógrafos y gente de prensa, y me decían que "el supuesto error fue inducido". Al dictador cubano le habían dibujado los bigotitos de su colega alemán, ni más ni menos, que desde el Granma.

No fuel unico "inside job" que le hicieron, tan preocupado siempre por la CIA y el enemigo externo. Este de mucho menor alcance, pero muy ilustrativo, de buena tinta me llego un dia que en la propia guarnicion de punto cero, algun guardia se habria "apropiado indebidamente" de un motor de una de las chapeadoras encargadas de mantener el cesped con un look capitalista.