Puede afirmarse que la diáspora cubana —dispersión de un grupo que abandona su lugar de origen y se desparrama por el mundo sin perder su identidad— es tanto efecto como obra del castrismo, y con el tiempo, se ha convertido —porque es la que tiene libertad para hacerlo— en la parte más activa de la nación.
Usando el Modelo Salida-Voz, propuesto por el economista germano Albert Hirschman en el libro Salida, Voz y Lealtad (1977), podremos comprender esa transformación de individuos que escapan, en grupo que se opone.
El Modelo Salida-Voz describe un mecanismo de tipo hidráulico: cuando el descontento dentro de la organización genera presión, esta se canaliza mediante Salida —acto de abandonar la organización, emigración— o Voz —acto de protestar, oposición—. Estas respuestas se contraponen robándose energía mutuamente, principalmente la Salida a la Voz, pues un fácil acceso a la alternativa Salida socava el desarrollo de Voz.
Facilitar, fomentar e incluso forzar la Salida ha sido uno de los mecanismos más utilizados por el castrismo para aplacar la Voz, tanto mediante multitudinarios éxodos —Camarioca, 1965; Mariel, 1980; Balseros 1994— como la selectiva expulsión de opositores —exilio forzado de miembros del grupo de los 75—.
La Salida, como alternativa, tiene costos humanos familiares y de desarraigo, pero la ventaja de ser un acto individual. Lo contrario a la Voz, que requiere coordinación colectiva y sufre más represión desde la dirección de la organización que critica; de ahí, que sea más fácil optar por Salida que por Voz.
Sin embargo, el uso recurrente de la Salida en el caso cubano, ha conducido al surgimiento de una nación transfronteriza. Cuba pasó de ser una isla, a ser una idea compartida, un espacio simbólico humano que trasciende las fronteras del Estado castrista y se injerta, formando comunidades de connacionales, en otras organizaciones políticas.
Ese ensanchamiento de la nación provocado por la política excluyente del castrismo —cerrando el acceso al poder y eliminando la autonomía económica— ha conducido a que los que optaron individualmente por Salida, se hayan organizado. Y lo más importante, se sientan actores activos de la transformación de la nación cubana sin importar donde se encuentren. Son, a todas luces, oposición interna, son Voz.
El castrismo no solo fomentó esta nación transfronteriza, sino que, con su fracaso para desarrollar al país, provocó que la parte de la nación que aun reside en la Isla, dependa, en grado sumo, de la parte de la nación que reside fuera. Convirtiendo esta parte que reside fuera en fuente de recursos tanto para la sobrevivencia familiar, como para impulsar los planes políticos del castrismo, lo que fortalece el vínculo nacional y empodera a la diáspora.
Como bien expone el mismo Albert Hirschman en una actualización de su modelo a raíz de la caída del Muro de Berlín, la Voz y la Salida no solo funcionan como respuestas opuestas, sino que, si la dirección de la organización en crisis es inflexible y no evoluciona rápidamente para evitar más Salida, llega el momento en que ambas alternativas se coordinan y potencian mutuamente: la presión aumenta.
Es entonces natural, que la parte de la nación cubana residente en otras organizaciones políticas —cubanoamericanos, cubañoles— usen sus recursos propios, e incluso, presionen a sus representantes políticos —muy legítimo, aunque el castrismo lo tilde de mercenarismo— en aquellos estados de los que también son parte, para incidir en el devenir de la nación cubana, a la que siguen perteneciendo.
Aquellos que una vez optaron por Salida, optan hoy por Voz, y como ciudadanos de una misma nación existente bajo disímiles gobiernos, no tienen que estar en la Isla para ser Voz. Ejercen su derecho de oposición financiando —directamente o a través de sus representantes políticos allí donde constituyan comunidades de peso— movimientos de Voz en la propia Isla, publicaciones para difundir su verdad, y políticas en sus Estados receptores, contrarias a la organización que los echó.
La fuerza de los cubanos que transmutaron de Salida a Voz, el poder de esa emigración cada vez más activa contra el castrismo, es patente en el pavor del Gobierno a que la parte de la nación cubana fuera de la Isla se articule con la parte que aún ahí reside. Lo vemos en la nueva ley de MIPYMES, en las cortapisas a la inversión extranjera, en las regulaciones a las redes sociales. Ese miedo es lo que evita que el castrismo pueda transformarse bajo sus propios términos; es decir, mejorando algo lo económico, pero sin ceder cuotas de poder, de derechos o de libertad.
Cuando el castrismo atizó la Salida —emigración— como mecanismo para socavar la Voz —oposición— y frenar la transición democrática de Cuba, ganó algo de tiempo, pero sin proponérselo, fomentó una nación transfronteriza. Por lo que hoy, una parte de la nación cubana vive fuera del yugo castrista, y ahí es Voz y se expresa, demanda, presiona… impulsa.
Quieren leer el cuento "El Patito Feo" en su versión cubana?
https://azayas48.wordpress…
Don Prats Sariol tiene razón cuando apunta la importancia y grandeza del exilio. Debe ser amargo para el régimen tener que reconocer que la estabilidad del país y su supervivencia, dependen de las remesas que envía un plomero de Jaialia a su familia campesina en Cuba.
Mas de un siglo de consignas y promesas fallidas no han podido logar un sencillo y humilde boniato, porque simplemente la economía castrista es un disparate. Sin embargo, por ahí le entra el agua la coco. Depender demasiado de las remesas sin hacer cambios estruccturales en la economía local, representa a largo plazo un peligro para el régimen. Basta que en la Casa Blanca la ocupe una administración "hostil" y la crísis se vuelve a repetir porque la solución no está en Estados Unidos, sino en Cuba. Ya así en un bucle hasta el fin de los tiempos.
¡Qué ceguera! Si el exilio guerrero, con ayuda de la CIA y presupuesto abierto, no pudo contra el régimen, menos podrá la emigración promovida por el propio régimen en oleadas que cambiaron la composición demográfica de la comunidad cubana residente en Estados Unidos dejando a sus líderes anticastristas con el cartelito de que perro que ladra no muerde. Si no se han articulado en seis década y pico, no tiene sentido sostener que lo harán ahora y mucho menos que el régimen tiene temor a ello. El régimen fue quien dio entrada a la emigración para captar verdes y eso ya no hay quien lo frene, porque jugaron bien la carta de que familia vale más que política y política es también demografía.
Si dejamos de mandar dolares por dos meses ,tumbamos la tirania.....
Si mi abuela tuviera ruedas...
Carlos, eso que dice nunca pasara. Abandonar a los suyos en dificultad no es caracteristico ni en los animales. Hay solo dos razones para que algunos puedan fantasear con no enviar ayuda a la familia: o no tienen familia cercana en Cuba o no le importa la familia.
Por que no crea que las familias pueden todas valerse por si mismas. Hay muchas familias que reciben ayudas y son gente mayores y con problemas de salud y ya no pueden buscarse la vida.
No es lo mismo enviar 700 dolares para que su primo se compre un celular mas moderno o vacile la vida en Cuba que enviar 100 dolares para que su abuela o tia enferma pueda tener algo que llevarse a la boca.
"y con el tiempo, se ha convertido —porque es la que tiene libertad para hacerlo— en la parte más activa de la nación." activa en donde? en youtube no? Porque lo q yo vi de la diáspora/exilio el 11j y días subsecuentes fue PURA PASMAZÓN, cero, nada, no había un plan para apoyar el alzamiento no había nicoj0n3s y que no se diga que no hemos tenido tiempo para prepararnos... En fin con tal diáspora cuenta el canelo para durar los 10 años como "presidente" y continuar vitalicio como 1er secre
Hay consenso en que el único logro de la revolución, a un precio de espanto, hemos sido los desterrados. Hoy Cuba depende más de Estados Unidos que nunca antes en su historia... La lejanía caracteriza la cubanidad actual. Pero articular las evidencias exige políticos talentosos. ¿Dónde están?
Aunque uso el termino " diaspora " en mis comentarios en DDC ( porque me parece mas correcto que el termino " exilio " ) creo que ninguno de los dos es correcto .
La inmensa mayoria de los cubanos que viven en EE UU han abandonado su identidad cubana y se han asimilado a la cultura anglosajona de EE UU . Hablar espanol y comer tamal no es un signo de identidad por eso los cubanos que viven en la diaspora cuando vuelven a Cuba se sienten perdidos , fuera de lugar porque se han " norteamericanizado " . Para muchos ser cubano es un lastre . Tan pronto se hacen ciudadanos cuelgan la bandera yankee en el garaje . Imitan a los yankees en todo , claro ...es normal que a los 40 anos muchos cubanos ( y cubanas ) pesen 250 libras
El problema de la emigracion cubana es que quieren imponer su identidad " americana " a los cubanos de Cuba y estos se resisten porque no quieren dejar de ser " hispanos " .
Le importa mucho que pesen 250 libras y le afecte la salud? Pobrecitos obesos no?
Que tal le importa ver miles de hombres y mujeres en Cuba de 50 años y hasta de menos edad que parecen que tienen 70+ de lo arrugados y malnutridos que estan?
CHAFLAN__ Se ve que usted no debe llevar mucho tiempo por ahí fuera, si no es que escribe desde Cuba. Le digo. El que emigra por las razones que se sean pierde algo de su identidad. Si usted quiere triunfar en el país a donde va, tiene que dejarse asimilar e integrarse para poder tener éxito, de lo contrario ya sabe lo que le puede esperar. Esso es, ha sido y será la única regla de la emigración y ahí radica la grandeza de los Estados Unidos, que está compuesta de muchas naciones, pero al final todos está orgullosos de ser norteamericanos bajo una misma cultura.
Nadie quiere pertenecer a una nación paria y miserable y si tiene la oportunidad emigra. Es humano cuando se vive sin esperanza y futuro y eso es lo que pasa con los cubanos Yo mi pasaporte cubano los desgüase y lo eche en el inodoro halando la cadena. Atrasa es documento. Vade retro!!