Ahora la única madre que me queda es Cuba

No pude abrazar a mi madre antes de morir. Falleció en Matanzas el pasado 16 de julio tras luchar contra un cáncer que no pudo superar con 75 años. Yo no podía salvar su vida, pero hubiera podido estar a su lado, sostener su mano, que su nieto de tres años le diera un beso, y no hemos podido porque soy una exiliada que no puede ir a su país desde hace 14 años. No hemos podido porque Cuba es una dictadura.

Mi madre tampoco pudo enviarme un último mensaje ni recibir uno mío, porque el régimen cortó el acceso a internet en la Isla tras las protestas del 11 de julio. 

El día antes de su muerte escribí en Facebook: "Mi madre es como mi patria. Cuba está adolorida, tirada en la cama, le duele todo. Mi madre es como mi patria. Y yo solo quiero que se salven las dos".

Mi caso no es único: mi amiga Delia que vive en Ecuador perdió a su madre en la Isla diez días antes que yo. A Janet en Palma de Mallorca le pasó lo mismo. Y a Frank en Estados Unidos, y a mi colega de DIARIO DE CUBA Alberto Arego se le murió su abuela en un hospital por Covid-19 hace unas semanas… Desde hace 62 años, somos muchos los cubanos que pasamos el duelo por la muerte de un ser querido en la distancia. Duelo que ahora se agrava tras las protestas del 11J. 

"Ningún presidente tiene el derecho de quitarle a una madre comunicación con su hijo y nietos. Estamos secuestradas en nuestro país. No más abusos”, decía el cartel de una madre cubana en una foto que publicó en Instagram el Observatorio Cubano de Derechos Humanos.

La publicación hacía referencia a una frustrada protesta, convocada por madres de detenidos del 11J el pasado 21 de julio. La convocatoria fue reprimida porque las autoridades cubanas no creen ni en las madres.

Desde Estados Unidos una madre desesperada clama por la liberación de su hijo: Rosario Morfa no sabe nada de Arian Morfa Blanco, quien lleva 12 días detenido tras las protestas del 11J, y también es padre de dos niñas.

Madres detenidas, como Rocío Brito Torres, mamá de una bebé lactante, quien el pasado 20 de julio "fue detenida, arrebatada de los brazos de su bebé de apenas un año (…) y conducida a un calabozo en Cárdenas, sin tener en cuenta que es una madre al cuidado único de esa niña que llora y clama por ella sin cesar", dijo desde Miami la nuera de la joven, arrestada por participar en las protestas del 11J.

Niñas y niños pequeños, hijos de presos políticos, como la hija de Maykel Osorbo, a quien el rapero le pide en una canción que sea muy valiente y que herede sus principios de defender la libertad. Niños como el hijo del artista Hamlet Lavastida, que con solo siete años pide su libertad desde Polonia sosteniendo un cartel que dice: “Devuélvanme a mi papá”.

Menores como los hijos de Thais Franco Benítez y las hijas de Esteban Rodríguez, ambos manifestantes de la protesta del 30 de abril, antecedente de esa chispa que cogió intensidad el 11J, cuando el pueblo anónimo tomó las calles en una protesta masiva nacional, sin precedentes en 62 años de dictadura.

Más de 500 familias cubanas sufren actualmente porque tienen a un familiar detenido, desaparecido o procesado tras el 11J, entre los que hay menores. Simplemente por ejercer un derecho que viene recogido en la Constitución cubana, y que es legítimo en cualquier parte, menos en la isla-cárcel, donde las únicas manifestaciones posibles son las que favorecen al régimen.

Pero ya no se trata solo de opositores protestando por derechos humanos y democracia. Esta vez la ciudadanía demostró que no quiere ese proyecto fracasado de nación que llaman "revolución". Si son mayoría o no, ya se verá, pero son muchos y todos son hijos de Cuba, como los exiliados que hemos salido a protestar por todo el mundo. Porque somos un solo pueblo.

En Cuba la represión y el miedo se han instaurado tras el estallido social más impactante de nuestra historia reciente. Pero esta vez tengo fe en que esos cubanos, que el 11J llamaron al Gobierno de Díaz-Canel con todas sus letras "dictadura", no cesen en su empeño de conseguir esa libertad que piden a gritos.

Para que no hayan más madres lejos de sus hijos. Para que no hayan más hijos que no puedan acompañar a sus madres y padres hasta el final de sus vidas. Para que la familia cubana sea una sola. De una vez.

Ahora la única madre que me queda es Cuba. Ojalá pronto sea libre. Yo ya lo soy. Pero no vivo tranquila mientras el pueblo cubano sufra. Ningún cubano debería ser indiferente a este dolor, viva donde viva. Cuba se está muriendo, y sus hijos gritamos: #SOSCuba, #PatriayVida, #AbajoLaDictadura.