"Solo les falta meternos en un corral. Si esto sucede en Santiago de Cuba, ¿cómo vivirán las mujeres en el resto de las provincias?", estalló Melisa en la en Carretera del Morro. "Un paquete de íntimas (almohadillas sanitarias) en cinco meses es abusivo; eso nos obliga a utilizar trapos insalubres", criticó.
"Por todas partes nos agobian, nos atosigan", vociferó a su vecina, quien también está cansada de inventar soluciones para no manchar las sábanas y el colchón en cada menstruación que tiene que atravesar sin compresas.
En la sucursal del banco de San Pedro y Aguilera, Lourdes comentó que lleva meses utilizando toallitas que lava y recicla para intentar cubrir las necesidades higiénicas básicas durante su menstruación.
Supuestamente, el Estado garantiza a las cubanas, desde los diez a los 55 años de edad, un paquete de diez almohadillas sanitarias al mes.
La prensa oficial "responsabiliza al bloqueo, pero la falta de previsión y el desorden interno impiden la solución de un tema muy sensible", dijo Iraidis, doctora del Hospital Saturnino Lora.
A Alina, estudiante de Arquitectura, su ginecóloga le ha dicho que "para evitar mal olor y que las bacterias afecten la zona, se debe cambiar la íntima cada seis horas", algo imposible para las cubanas con ciclos menstruales de más de tres días que dependan del suministro estatal de almohadillas sanitarias a las farmacias.
"Una mujer que se cambie como debe ser, utilizaría como mínimo 12 almohadillas al mes, pero si un paquete trae diez, las matemáticas no dan".
Pilar, profesora de la facultad de Artes y Letras, dijo que desde principios de año recorre La California, El Encanto y otras tiendas de la calle Enramadas "para ver si sacan pañales desechables". De los pañales para adultos se pueden improvisar una decena de almohadillas, explicó. Pero hasta ahora ha tenido que echarle mano a los retazos de ropa vieja.
Las cubanas también recurren a los rellenos de culeros para niños. Pero "cuando aparecen, las colas son enormes y la gente los acapara para revenderlos", dijo Rosaura.
"La pandemia ha destruido la economía, eso es cierto", comentó Zoila, recepcionista de Cultura. "Ahora bien, una custodio del Gobierno contó que en los módulos les venden almohadillas, y resulta injusto privilegiar a un sector mientras el resto de las mujeres no tienen salida".
Durante un recorrido por la segunda ciudad en importancia de la Isla, DIARIO DE CUBA constató que, además de que no hay íntimas racionadas en las farmacias, el algodón, los tampones, la tela antiséptica, los protectores y las almohadillas en divisas desaparecieron de la red comercial, dejando a las mujeres en edad fértil sin alternativas.
Sin embargo, en el mercado negro se pueden encontrar íntimas a precios abusivos. En el Callejón del Carmen, por ejemplo, un paquete se vende a 150 pesos, aunque por los barrios los vendedores ambulantes las ofrecen a 100 y en las redes sociales aparecen sitios que las promocionan a 80.
Existen ofertas de trueque de almohadillas por alimentos, y personas que venden paquetes de algodón en moneda libremente convertible.
La producción nacional solo cubre el 35% de la demanda
No menos irritación provoca entre las cubanas la calidad de las íntimas que vende el Estado. Unas vienen sin pegamento, otras sin alas, desarmadas o tan finas que no protegen nada, y en ocasiones faltan unidades en los paquetes.
Aunque los medios de prensa intentan esquivar los rumores sobre un reajuste en la distribución, y culpan de las penurias al embargo de Estados Unidos, la realidad apunta a que el Gobierno no tiene solvencia para asumir la producción nacional del renglón.
En Cuba existen tres fábricas de almohadillas sanitarias femeninas. Una en la capital, para la región occidental, otra en Sancti Spítirus, para el centro, y la de Bayamo, encargada del oriente del país.
En ellas se confeccionan cuatro tipos de íntimas: Mariposa con alas, Mariposa anatómica, las superfinas y las superfinas anatómicas.
El problema se agrava si se tiene en cuenta que todas están diseñadas para un uso máximo de cuatro horas y que, de los materiales que se utilizan para su fabricación, varios son importados.
Anualmente, la Empresa de Materiales Higiénico Sanitarios (MATHISA) debe fabricar 42 millones de almohadillas sanitarias al año, unos 3,5 millones de paquetes mensuales.
Georgina Igarza, comercial de la red de Farmacias y Ópticas, dijo que el propósito es entregar un paquete de almohadillas mensual, pero reconoció que en 2020 no se pudo cumplir y 2021 está siendo caótico.
A inicios de marzo, Mirla Díaz, presidenta del grupo empresarial del Ministerio de la Industria Ligera (GEMPIL), reconoció en el programa televisivo Mesa Redonda que solo tenían recursos para garantizar la producción de seis meses, debido a dificultades para importar las materias primas.
La funcionaria aclaró que, por esa razón, solo se explotaba el 40% de la capacidad fabril instalada y apenas se cubrían el 35% de la demanda.
El periódico provincial Sierra Maestra entrevistó Roberto Rodríguez Romero, director de la Droguería Santiago de Cuba, quien al referirse a la venta en el mercado negro, responsabilizó "a las farmacias y los hospitales". Dijo que su entidad dispone "de un sistema de cámaras de seguridad para el control del proceso comercial", aunque en la práctica en el vecindario del establecimiento es frecuente la venta ilegal de medicinas.
En lugar de salir en una conga cantando policía ... que les tiren los trapos usados a la cara.