Una muestra clara de que el régimen cubano no tiene un plan de contingencia equitativo, ni siquiera para los estudiantes de diferentes niveles de enseñanza, se constata en el ciclo de exámenes online propuesto por los ministerios de Educación (MINED) y Educación Superior (MES) para el curso escolar 2020-2021 a consecuencia de la pandemia de Covid-19.
La problemática de los exámenes escolares a través de internet, coincidieron habaneros consultados, es exclusivamente económica y de recursos tecnológicos.
Esta forma de examinar, impuesta en medio de una pandemia que se niega a retroceder y un "ordenamiento monetario y cambiario" que ha añadido presión al bolsillo de los cubanos, afecta principalmente a familias con salarios mínimos estatales.
No solo se preocupan los padres, ya suficientemente agobiados en el intento de "salvar" el día a día en medio de la severa escasez de alimentos, medicinas y otros productos de primera necesidad, sino también a jóvenes como Susana, estudiante de segundo año en el Pedagógico Varona, en La Lisa.
"Los exámenes se envían a los alumnos en un documento word. El profesor te da un plazo de hasta 24 horas para responderlo. En el caso de que no tengas megas, debes llamar al profesor y responderle desde un teléfono fijo. Si el alumno no puede hacer ninguna de estas dos variantes, suspende el examen", relató Susana.
"Para los niveles de secundaria y preuniversitario es distinto. Ellos hacen trabajos prácticos. Pero el hijo de una vecina de nuestra familia nos aseguró que, para llenar las boletas en noveno grado lo tenía que hacer por WhatsApp o ir hasta la escuela", añadió.
Aunque estadísticas de organizaciones internacionales todavía ubican a Cuba entre las naciones con más elevado nivel de escolarización, la debacle económica en la Isla en los últimos cinco años, sumado a los salarios deprimidos, han forzado una nueva migración de profesionales de la Educación hacia el sector privado, que recuerda a la ocurrida en los 90, durante el llamado "Período Especial".
Tras un año de pandemia y confinamientos, queda entredicho la reconfiguración de las asignaturas, así como la calidad metodológica de los exámenes.
Otra estudiante, de nuevo ingreso en la Universidad de La Habana, confirmó que "los exámenes son por internet, pero el tema es que como ya no te puedes conectar en los puntos WiFi públicos, debido a las restricciones de movimiento y contra las aglomeraciones en espacios públicos, necesitas un teléfono con el que te puedas conectar por datos móviles para descargar las conferencias de un sitio web que pertenece a la Universidad".
"A través de esas vías es que recibiremos las clases. Nos enteramos que van a ser como cursos: Inglés, Aprende a aprender, de Literatura, de Ortografía, y los cursos que dependen de cada carrera", añadió esta estudiante, que no tiene ordenador ni un teléfono celular óptimo para el servicio de datos móviles, ni puede costearse las tarifas del monopolio estatal de las telecomunicaciones, ETECSA.
"Yo me la pasaré en el Joven Club de Computación descargando los cursos y revisando las conferencias, porque no tengo ninguna otra manera de poder hacerlo", afirmó.
Según explicaron familiares de otros estudiantes universitarios, los cursos no pueden ser televisados —como ocurre con las clases de otros niveles de enseñanza— porque la suma de materias de todas las especialidades universitarias en Cuba sobrepasa las 6.000 asignaturas, lo que hace imposible su transmisión.
La exclusión social está consolidada en la Educación cubana. Ya no solo se trata de que las familias de muchos estudiantes no puedan proveerles recursos tecnológicos por los precios que pone el Gobierno, distanciados de sus salarios obreros, sino que también las ofertas de la estatal ETECSA los perjudican: mientras menos "óptimo" sea tu dispositivo móvil, más caros son los paquetes de datos.
Para los cubanos con dispositivos móviles que solo soportan la tecnología 3G, un paquete de datos de 400 megas tiene un costo de 125 pesos; un paquete de 600 megas, 175 pesos; el de 1GB, 200 pesos, y el de 2,5GB cuesta 500 pesos.
Sin embargo, para los dispositivos móviles que soportan la tecnología 4G —muchísimos más caros— la oferta de paquetes de datos es más "generosa" (hasta donde puede ser generosa una oferta de ETECSA, que generalmente lacera el bolsillo de las familias trabajadoras sin acceso a remesas del exterior u otras entradas económicas): un paquete de 1GB se vende por 100 pesos; el de 2,5 GB, por 200 pesos, y por 14GB hay que pagar 1.125 pesos.
"Si eso no es brecha y exclusión social, entonces ¿qué es?", criticó Adelaida Ponce García, madre de dos estudiantes y especialista en Recursos Humanos en una Unidad Empresarial Básica de producción de conservas.
"En las oficinas comerciales de la propia ETECSA, un celular medianamente decente (un LG Q Stylus) cuesta aproximadamente 9.950 pesos, cuando el salario mínimo, según el Estado cubano, es de 2.500 pesos. Esto implica que solo podrán estudiar una carrera universitaria aquellos estudiantes con la mitad de sus familiares radicados en el extranjero. Si es así, en unos años el 80% por ciento de los adolescentes serán técnicos medios u obreros calificados, ante la imposibilidad de que sus padres puedan costearle una carrera que, según la Revolución, es gratuita", fustigó Ponce García.
"No solo tenemos que comprar los materiales de estudios, como ya es costumbre desde hace años, sino que, además, tenemos que costearles los megas. ¿Qué será lo próximo?", cuestionó.
Todos los niños de nuestra familia y amigos, que no son ricos ni millonarios tienen o una tablet o un laptop con los que siguen los cursos de la pandemia. Capitalismo puro.
La revolucion de los humildes por los humildes y para los humildes.... je,je,je la fábula se acabó.