Back to top
Economía

'Tarea Ordenamiento', vía crucis para los cuentapropistas cubanos

Agua, electricidad y gas, servicios en los que no pueden prescindir los negocios privados, subirán de precio en un momento en que muchos emprendimientos están descapitalizados.

La Habana
Negocio privado en La Habana.
Negocio privado en La Habana. efe

Este sábado le tocó el turno en la Mesa Redonda a la ministra de Finanzas y Precios, Meisi Bolaños Weiss, y aunque no explicó cómo quedarán las tributaciones de los cuentapropistas a partir del primero de enero, cuando arranque la llamada "Tarea Ordenamiento", sí dijo que "hay importantes transformaciones en sus adecuaciones en el pago de impuestos".

Hace ya algunas semanas, en relación con este tema, el viceprimer ministro y encargado de la cartera de Economía, Alejandro Gil, dio a entender que sería política del Gobierno compensar el aumento de los costos de los cuentapropistas manejando "inteligentemente" los impuestos. Es decir, en términos reales el sector privado pagaría menos impuestos que en la actualidad.

En cualquier caso, para los cuentapropistas son tan inevitables como los impuestos algunos gastos corrientes comunes a casi toda actividad empresarial: agua, telecomunicaciones, electricidad y gas. Estos gastos se combinan de diferente forma según el tipo de negocio, pero de un modo u otro los afectan a todos.

Lo perverso de estos gastos es que no son elásticos. Los consumidores, fundamentalmente los cuentapropistas que no desean perder calidad en sus servicios, no podrán disminuir el consumo a la par del aumento del costo. Tendrán que asumirlo en el Haber de su contabilidad.

Aquellos que son grandes consumidores de agua —servicio de piscina, lavado de coches, restaurantes, cafeterías, bares o vendedores de peces— deben estar muy preocupados; la facturación pasa del actual precio plano de siete pesos al mes por metro cúbico que supere los 3,75 metros cúbicos/por habitante del domicilio, a una escala progresiva que llega hasta los 21 pesos por metro cúbico por habitante al mes.

Como los negocios cuentapropistas en su gran mayoría están domiciliados en casas privadas, el cálculo se hará según los habitantes de la casa, sin importar el tipo de emprendimiento.

Para los que venden comida —dulcerías, cafeterías, bares, restaurantes, panaderías, elaboradores de embutidos— y algunos otros negocios que necesitan inducir calor, como los transformadores de plásticos, el valor del gas es un factor vital.

Los que usen gas embotellado pueden sentirse afortunados: a ellos "solamente" les duplicaron el precio. Los que se proveen mediante tuberías de gas manufacturado, en Cuba conocido como "de la calle", deben estar aún con los ojos como platos, ya que el valor de ese combustible lo multiplicarán por 22. Y no, nadie puede escoger entre uno y otro, es el que le toque.

En las telecomunicaciones celulares e internet —que es un gasto muy importante de los cuentapropistas— los precios se mantienen sin cambios. Claro, los precios de ETECSA son no solo desorbitados en relación con la calidad del servicio que ofrece, sino incluso en comparación a servicios homólogos —pero de calidad muy superior— en Europa o América.

Habrá que ver cómo incidirá en la infraestructura instalada de telecomunicaciones si los cubanos en general deciden gastar más de sus nuevos pesos en telefonía e internet, aumentando la demanda. No es descabellado suponer que este servicio, ya muy deficiente sobre todo en lo relativo a la internet que llega al celular, empeore notablemente, lo que equivaldría a un encarecimiento por la disminución de la calidad recibida.

El costo de la electricidad probablemente sea el más amenazador. La tarifa prácticamente se quintuplica, lo que es un misil bajo la línea de flotación de aquellos que tengan que usar equipos de refrigeración, los que tengan que climatizar, los que usen máquinas industriales como tornos o prensas —que casi siempre son obsoletas y muy consumidoras—, y en general todos, pues normalmente todos los negocios requieren cantidades importantes de esta energía.

Un restaurante o un alquiler de habitaciones que consuma de media unos 1.500 Kw/h —recuérdese además que los negocios están en viviendas privadas—, si antes pagaba casi 3.000 pesos, a partir de enero estará llegando a 15.000.

No perdamos de vista que los cuentapropistas arriban a este nuevo contexto tras sufrir meses de cierre obligatorio por las cuarentenas que el Gobierno impuso por la pandemia de Covid-19. Muchos se descapitalizaron durante ese periodo pues sus equipos e inmuebles necesitaron reparación o sus empleados se disgregaron y, aunque no tuvieron que pagar impuestos si entregaron la licencia de forma temporal, no recibieron ninguna de las ayudas que para los trabajadores estatales dio el Gobierno… aunque tampoco habrían hecho la diferencia 400 o 500 pesos más.

Independientemente de lo que el Gobierno anuncie en cuanto a tributaciones, reanimar el cuentapropismo en Cuba será un espinoso vía crucis. Algunos, los mejor posicionados o con más FE (familia en el extranjero), abrirán y se irán ajustando a las nuevas circunstancias, pero muchos —muchos realmente— tendrán que clausurar para siempre ese emprendimiento con el que soñaron poder vivir de su propio esfuerzo.

Más información

Sin comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.