Si por algo destaca el ocasocastrismo es por la constancia de las malas noticias, tal parece que nada le sale bien. A principios de octubre pasado los noticieros anunciaban el comienzo de la campaña tabacalera 2020-2021, la cual se venía preparando desde el 1 de abril, cuando se elaboró el cronograma de ejecución y se comenzó la contratación de las cosechas con empresas y productores "independientes".
Probablemente el tabaco sea, proporcionalmente, la cosecha más cara del país. Para ella se priorizan cada año fertilizantes, pesticidas y combustibles a unos niveles solo comparables a los que se usan en la campaña de la papa, por lo que es de gran importancia la capacitación a los especialistas, técnicos, supervisores y productores en las estrategias de mejoramiento de suelo y fertilización; la fitosanitaria, donde desempeñan un papel primordial los productos biológicos, así como extender los conocimientos sobre las nuevas tecnologías que cada año se introducen.
Tras tantos esfuerzos "del Estado", a estas alturas llega Virginio Morales Novo, especialista del grupo de agrotecnia de Tabacuba —el monopolio estatal del tabaco— al Pleno Provincial del Partido en Pinar del Río, provincia responsable de más del 70% del tabaco que produce el país, y anuncia que, aunque ya podrían estar plantadas cerca de 8.000 hectáreas para esta fecha, solo hay plantadas algo más de 1.100, un ínfimo 14% de lo previsto.
El señor Morales Novo, parece que buen conocedor de los mecanismos mentales de los gerifaltes comunistas, intentó poner paños tibios a la situación argumentando que, aunque "sí es la primera vez que ha sido tan fuerte y agresiva la situación (el atraso), los campesinos están acostumbrados, ya que en otras ocasiones la campaña se ha corrido de fecha". Es risible que el argumento positivo sea que los campesinos están acostumbrados a incumplir el plan; pero esta explicación les bastó a los líderes del Partido, para quienes obviamente, parece que lo normal es el atraso.
Pero ya que de tabaco se habla y para poder contextualizar las noticias de Morales Novo, no está de más averiguar cómo va evolucionando el que sin dudas es uno de los renglones económicos, cultural e identitario —en Cuba descubrieron los europeos el arte de fumar— más importante del país.
La Oficina Nacional de Estadísticas se retrotrae solo hasta 1998, año en el que Cuba exportó bajo el concepto tabaco y sus productos, 191 millones de dólares, 20 años después, en el 2018, las exportaciones eran de 260 millones, un crecimiento superior al 35%. ¡Todo un éxito! Mayor aún si tenemos en cuenta como ha decrecido la generalidad de las producciones agrícolas cubanas.
¿Pero es realmente un éxito? ¿Compra lo mismo un dólar de 1998 que un dólar de 2018? Si ajustamos el poder de compra del dólar según el año, encontraremos que para igualar las ventas de 1998, en 2018 debieron venderse 292 millones de dólares en tabaco, pero se vendieron solo 260, el aparente éxito muestra que, 20 años después, ¡hasta los ingresos del tabaco han caído! El ocasocastrismo insiste con sus malas noticias.
Para ser justos, habría que comparar no la evolución de 20 años, sino ver si han mejorado las cosas desde el triunfo de la Revolución.
En los datos proporcionados por Carmelo Mesa-Lago en una investigación para la Universidad de Salamanca titulada "Balance Económico-Social de 50 Años de Revolución en Cuba", para el periodo 1957-2008, ajustando resultados a población y poder adquisitivo del dólar, se descubre, no sin espanto, que la producción de puros ha caído un 61% y la de tabaco en rama un 75%. Son números que duelen.
Sin dudas la degradación de los suelos en general y los cambios en el clima —los atrasos de este año se deben a las lluvias según el especialista Morales Novo— influyen en los resultados, pero no hay que sacar mucha cuenta para encontrar, como diría Silvio Rodríguez, quién es el verdadero "culpable de tanto desastre", ni hay que ser adivino para saber que ya no "lo va a pagar" … a menos que haya justicia en el Más Allá.
Las malas noticias, efectivamente, son la tónica del ocasocastrismo, no obstante, si algo han aprendido los herederos del invicto comandante es a convertir reveses en victorias.
Como lo importante es cumplir el plan, y más que cumplirlo, anunciar el cumplimiento, los especialistas liderados por Morales Novo reajustaron los cálculos y se curaron en salud. Si en octubre dijeron que se sembrarían 19.700 hectáreas de tabaco esta campaña, ahora bajaron a 16.100, y no sorprenderá si antes de finalizar este aciago año vuelven a rebajar sus estimaciones.
Menos asombro debe causar que en febrero o marzo, Rafael Serrano, con su bigotuda voz, anuncie en el NTV sobrecumplimiento del plan de producción tabacalera. ¡Otro triunfo de la revolución!
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