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Economía

Muchas cooperativas agropecuarias cubanas no podrán pagar los salarios previstos tras la unificación monetaria

Son insolventes y con frecuencia se atrasan en los pagos a sus trabajadores.

La Habana
Cartel de la cooperativa Desembarco del Granma, en Mayarí, Holguín.
Cartel de la cooperativa Desembarco del Granma, en Mayarí, Holguín. DDC

Hay "puntos oscuros" en la economía cubana para los que se tendrán que buscar soluciones inmediatas cuando llegue el "día cero" de la llamada "Tarea Ordenamiento". Es el caso de las cooperativas agropecuarias insolventes o que tienen una capacidad económica limitada para enfrentar los primeros pagos salariales con la nueva escala que prevé el Gobierno tras la unificación monetaria.

Son entidades autónomas financieramente, cuya cuenta corriente opera con los presupuestos generados por ellas mismas, sin el amparo del Gobierno que tienen las empresas estatales socialistas aunque sean ineficientes.

Muchas cooperativas operan con baja solvencia, pagando los salarios en el límite inferior actual. Y en tal situación de precariedad tendrían que enfrentar mayores gastos de salario, al verse forzadas por lo menos a quintuplicarlos cuanto arranque la unificación monetaria.

Ni siquiera tendrían posibilidades reales de dar a sus trabajadores el famoso "adelanto" de 1.000 pesos para comprar la canasta básica normada en el primer mes de la "Tarea Ordenamiento".

Las cooperativas agropecuarias dependen de las ventas que realizan al sistema estatal Acopio y otros organismos, además de las ventas directas que hacen a la población, pero estas son menores.

Si con los precios actuales tienen poca solvencia y hasta se atrasan en los pagos salariales, ¿de dónde sacarán dinero para cubrir los incrementos?

Tal es el caso, por ejemplo, de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Desembarco del Granma, en Mayarí, Holguín. Aunque es una gran productora de tabaco de consumo nacional y de exportación, quienes lo producen son los asociados no la propia CCS, por lo que solo recibe el 1% por concepto de servicios. Y aunque el objeto social aprobado permite otras actividades comercializadoras, por dificultades de liderazgo y falta de medios no ha podido explotar esa posibilidad.

"La cooperativa tiene ocho obreros propios, y estamos sobreviviendo siempre con la cuenta corriente tensa", comentó a DIARIO DE CUBA un miembro de la Junta Directiva que no quiso que se revelara su nombre. "Hay veces que tenemos que posponer el pago de salario hasta dos o tres meses, y no hemos podido subir el salario como quisiéramos".

"Nos mantenemos entre 400 y 600 pesos, que es muy poco para nosotros los trabajadores, pero un verdadero dolor de cabeza para la cooperativa poder pagarlos. Con la nueva escala que están anunciando las autoridades, el salario mínimo superaría los 2.000 pesos", aseveró preocupado.

La solución para estas cooperativas podría ser endeudarse con el Banco, en espera de un incremento de precios de sus producciones propias y, por consiguiente, la de los campesinos asociados, que tributan a la cuentas corrientes. Pero, ¿acaso subirán los precios de los productos agrícolas al punto de poder cubrir el incremento salarial?

El gasto salarial subirá casi cinco veces, ya es un hecho anunciado, sin embargo no sucede así con los potenciales incrementos de precios en los productos agrícolas. Más bien, por las palabras de los responsables de la Tarea Ordenamiento en sus alocuciones públicas, la idea es que esos precios se mantengan cercanos a los actuales, e incluso habrá topes para algunos productos.

El Gobierno a anunciado una lista de los principales productos con regulación nacional. El resto estará sometido al arbitrio de los gobiernos municipales, y podrían llegar a ser de oferta y demanda. Pero es previsible que no será un alza tan grande como la del salario, al menos para las cooperativas, obligadas al mercado formal.

Queda la incógnita entonces de cómo podrían funcionar esas cooperativas en el nuevo contexto y si tendrían algún tipo de amparo estatal durante el proceso. Lo lógico sería que reaccionaran con mayor eficiencia y eficacia, y sobre la base de una mayor productividad y rentabilidad tuviesen mayores ingresos. ¿Pero cómo conseguirlo si dependen de los recursos asignados por el propio Gobierno, que normalmente son fallidos o incompletos? La realidad es que no basta con querer, se necesita también poder.

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